UNAM tras las rejas: instalan torniquetes eléctricos en Ciudad Universitaria

La instalación de torniquetes en el área deportiva de la máxima casa de estudios, antes abierta al público, desató la preocupación de alumnos y usuarios, quienes se cuestionan si se está violando su autonomía al impedirse el libre tránsito
Erick Miranda Erick Miranda Publicado el
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Los alumnos de Ciudad Universitaria están preocupados, el acceso a una de las áreas más importantes del campus está controlado con torniquetes eléctricos desde esta semana, y temen que las estructuras se extiendan por todas las instalaciones.

Fernando tiene 25 años y es ex alumno de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Una vez a la semana saca de paseo a “Loky”, “Lobo” y “Linneo“, tres perros de raza grande que llevan cerca de ocho años siendo parte de su familia. Este martes acudió al área deportiva con la intención de que sus mascotas corrieran un rato, pero al intentar ingresar a las áreas deportivas para cambiar su ruta habitual el acceso le fue negado.

Tuvo que ir a otro lugar. El estudiante se topó con la recién inaugurada caseta de seguridad que tiene cuatro torniquetes de acceso con lectores de credenciales. El nuevo filtro es operado por vigilantes de la UNAM. Durante un recorrido por la zona, la encargada de cuidar el lugar señaló que la entrada es ahora únicamente para la comunidad universitaria con credencial vigente. “Si tienes el resello más actual sí se te deja pasar, si no no se puede”, dijo a REPORTE ÍNDIGO.

“El ingreso al Complejo Deportivo del Campus Central será únicamente con credencial vigente de la UNAM (alumnos, académicos, trabajadores y ex alumnos)”, se lee en diversos letreros colocados al exterior del sitio, el cual está rodeado de malla ciclónica.

Ante peticiones de ingreso con credenciales sin resello reciente, personal niega la entrada. Los estudiantes que aún no se toman el tiempo para remarcar su identificación, egresados que van exclusivamente a concluir su tesis y ex universitarios que acuden solo de visita ya no pueden circular libremente por la áreas deportivas.

“Entró en funcionamiento el lunes de esta semana [29 de enero] y va a ser permanente, más que nada por la seguridad de todos […] y, aunque los lectores están aún por funcionar, de momento se pide la credencial que nosotros estamos checando”, explicó la vigilante tras rechazar algunas solicitudes de entrada de exalumnos y permitir el acceso a un par de albañiles que ultiman detalles de construcción en algunos lugares de la cerca metálica.

El ingreso al Complejo Deportivo del Campus Central será únicamente con credencial vigente de la Universidad en un horario de atención de 6:30 a 20:30 horas, informan letreros

La opción que la vigilante da para aquellos que no son alumnos vigentes de la institución es tramitar la credencial de exalumno, cuyo proceso se puede encontrar en la página oficial de la Universidad.

Venta de droga, el origen

El cierre de espacios no es nuevo, se remota a julio del año pasado, antes de iniciar el ciclo escolar 2018-1, cuando las autoridades universitarias colocaron alrededor de mil 500 metros de reja en la zona conocida como Los Bigotes, donde supuestamente existía registro de venta de droga.

Además, las estructuras también fueron colocadas en otros puntos, como Las Islas y Los Frontones, donde también se había detectado la presencia de dealers. Sin embargo, las restricciones en esos espacios no ha impedido que siga la venta ilegal.

Enfundados en holgadas chamarras de equipos deportivos de la NFL y con gorras, los narcomenudistas siguen distribuyendo sus productos a todo aquel que pregunta por ‘un poco de ‘café’ (mariguana) o ‘un ajo’ (LSD) a unos cuantos metros de la rampa de la ciclopista que conecta la División de Ingeniería Mecánica e Industrial con el Anexo de la Facultad de Ingeniería.

Alumnos han criticado que más que arreglar el problema de la venta de drogas, las rejas le dan un mal aspecto urbano a la máxima casa de estudios y viola la autonomía que la ha caracterizado de otras instituciones.

Los primeros registros de narcomenudeo empezaron en primeros años de gestión de José Narro Robles al frente de la UNAM, 2007-2015, pero durante el 2012 y el 2013 se incrementaron los números de denuncias sin resolver y los detenidos por delitos contra la salud en las inmediaciones.

En 2014, cada vez más narcomenudistas comenzaron a establecerse en la Zona Roja de Ciudad Universitaria, localizada en uno de los costados del área deportiva de la institución y más precisamente por la zona de frontones y canchas.

Cuando Enrique Graue Wiechers llegó a ocupar la Rectoría en noviembre de 2015, el tráfico de drogas en CU ya era evidente, lo que ocasionó la colocación de rejas a mediados de 2017 y en este año la operación de torniquetes.

La última agresión

El mismo día que empezaron a usarse los torniquetes, el 29 de enero de este año, algunos alumnos reportaron una detonación de arma de fuego en el área que conecta los frontones y el Anexo de la Facultad de Ingeniería.

Los torniquetes comenzaron a operar este lunes, pero fueron colocados en días previos sin que se contara con el aval de la comunidad

En redes sociales, estudiantes informaron que los hechos ocurrieron alrededor de las 13:45 horas, cuando un grupo de personas disparó una pistola, provocando caos entre la población universitaria.

El Cubículo Estudiantil del Anexo de la Facultad de Ingeniería informó que al momento de la detonación un grupo de personas ajenas a la universidad corrió con dirección a Metro Copilco; mientras que el suceso fue denunciado ante Auxilio UNAM, pero personal nunca se presentó en el lugar.

Por su parte, la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México reportó que ese mismo día logró la captura de cuatro hombres, de 23, 24, 32 y 40 años, respectivamente, que operaban en Ciudad Universitaria y tenía denuncias por venta de droga en el Campus Central.

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