Guerras regionales

La violencia que genera la delincuencia organizada en Jalisco se ha expandido por todos sus rincones, hasta dejar cientos de asesinatos por sus costas, sus zonas serranas y los pueblos que alguna vez llevaron una vida pacífica lejos de la metrópoli de Guadalajara. 

 

Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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Fuera de la metrópoli, Puerto Vallarta es la ciudad jalisciense con más altos índices de violencia. Ahí,  en pleno Malecón, fueron levantados el 15 de agosto pasado dos hijos de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, y luego liberados 

La violencia que genera la delincuencia organizada en Jalisco se ha expandido por todos sus rincones, hasta dejar cientos de asesinatos por sus costas, sus zonas serranas y los pueblos que alguna vez llevaron una vida pacífica lejos de la metrópoli de Guadalajara. 

 

No existe una sola región de Jalisco donde la Fiscalía General no tenga antecedentes de homicidios vinculados con el crimen organizado y sus guerras intestinas, así como con sus métodos para intimidar rivales e imponer sus intereses ilícitos. 

 

Aunque la atención mediática suele estar centrada en Guadalajara, es justamente fuera de su metrópoli donde los grupos delictivos han generado el mayor baño de sangre desde el año 2007, cuando esta violencia comenzó a tomar fuerza en Jalisco. 

 

Según registros recientemente transparentados por la Fiscalía local en el recurso de revisión 130/2016, ha tenido conocimiento de al menos mil 569 asesinatos perpetrados por la delincuencia organizada en el periodo 2007-2015, con 92 víctimas femeninas y mil 477 varones. 

 

De estos homicidios, en la metrópoli de Guadalajara se dio el 46.5 por ciento, o 731 (38 mujeres y 693 hombres); no obstante, en el interior de Jalisco ocurrió un número mayor a ese de asesinatos, con 838, el 53.4 por ciento de todos los registrados (54 mujeres y 784 hombres). 

 

El sur bajo tensión

 

La región del interior con la cifra más alta de homicidios ligados al crimen organizado es la Sur, con municipios como Tamazula o Zapotlán El Grande, en la colindancia con Michoacán y Colima, ahí se registraron 281 asesinatos (26 mujeres y 255 hombres). 

 

La segunda región con más de estos homicidios es Costa Sierra Occidental, que comprende a la zona costera norte de Jalisco y a Puerto Vallarta, en frontera con Nayarit, ahí se sabe de 205 de estos hechos, hombres todos los ultimados. 

 

La tercera región con más de esta violencia criminal es Lagunas, que está justo en el corazón del estado, con municipios como Tapalpa o Sayula, ahí se contabilizan 124 de estos homicidios (15 mujeres y 109 hombres). 

 

La cuarta región más violenta es la Norte, donde está Colotlán, en colindancia con Nayarit, Durango y Zacatecas, ahí se indican 71 homicidios de la delincuencia organizada (dos  mujeres y 69 hombres). 

 

La siguiente región es Sureste, que comprende una buena parte de la ribera Oeste de Chapala, vecina a Michoacán, ahí la Fiscalía ha investigado 60 homicidios del crimen organizado (tres mujeres y 57 hombres). 

 

La sexta región con más de estos asesinatos es Altos Norte, muy importante económicamente por comprender a municipios como Lagos de Moreno y San Juan de los Lagos, en frontera con Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí y Guanajuato. Arroja 59 homicidios (seis mujeres y 53 hombres). 

 

El resto de la regiones del interior: Sierra de Amula, Ciénega, Costa Sur, Altos Sur y Valles suman 38 de estos asesinatos.

 

El grupo delictivo dominante hoy en el estado es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), su origen data de 2010; antes de ello, ese puesto se atribuía al que encabezaba Ignacio “Nacho” Coronel, abatido ese año, y quien fue uno de los líderes del Cártel de Sinaloa. 

 

Municipios más violentos

 

Puerto Vallarta es el municipio fuera de la metrópoli de Guadalajara –con Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá- con los mayores niveles de violencia relacionada con el crimen organizado.

 

Ahí la Fiscalía local ha investigado 131 homicidios perpetrados por grupos delincuenciales, en esa región Costa Sierra Occidental.  

 

El puerto fue hace poco el epicentro de la tensión nacional cuando el 15 de agosto, en un restaurante en pleno Malecón, fueron privados de su libertad los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, en un hecho que se adjudicó al CJNG; luego fueron liberados. 

 

También ahí fue aprehendido Abigael González Valencia, el 28 de febrero de 2015, uno de los mexicanos en la lista de Narcotraficantes Especialmente Designados del Gobierno estadounidense, y considerado líder de Los Cuinis, brazo financiero del CJNG. 

 

El segundo municipio del interior con más violencia del crimen organizado es Zapotlán El Grande –antes Ciudad Guzmán-, en la Región Sur, con 85 de estos homicidios. El tercero es Sayula, en la región Lagunas, con 68 casos. 

 

El cuarto es Tecalitlán, en la región Sur, con 62 de estos asesinatos; el quinto, Lagos de Moreno, en la región Altos Norte, con otros 59; el sexto, Jilotlán de lo Dolores, en la región Sur, con 38 casos. 

 

El séptimo municipio con más de esta violencia es Zacoalco de Torres, en la región Lagunas, con 36 homicidios. 

 

El abandono

 

Es poco lo que pueden hacer los municipios del interior de Jalisco ante la amenaza del crimen organizado.

 

Por lo que dependen, en este sentido, de la operatividad de la Fuerza Única Regional (FUR), un cuerpo de agentes estatales y municipales mejor capacitados y equipados. 

 

El caso más reciente donde esto quedó de manifiesto fue el de Talpa de Allende, el pasado 11 de septiembre, donde, no obstante ser Pueblo Mágico, un comando pudo ingresar a su Dirección de Seguridad Pública para asesinar ahí mismo a su subdirector, Damián Díaz. 

 

En su escape, el comando se pudo llevar incluso una ambulancia municipal, y “levantar” a su chofer y a un médico para atender a sus integrantes que habían resultado heridos en el hecho. Luego liberaron al personal médico.  

 

En ese municipio gobierna la alcaldesa del PRI-PVEM, María Violeta Becerra Osorio.

 

Ahí la Fiscalía ya había advertido no solo de una fuerte presencia del CJNG, sino de una notable falta de vigilancia policial que posibilitaba, por ejemplo, la circulación de autos sin placas.

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