La parálisis de la CRE se hizo inminente a inicios de mes con la crisis de precios y abasto de gas LP en el país.
Especialistas coincidieron en que esto se debió, en gran medida, a que la Comisión Reguladora de Energía no había otorgado nuevos permisos para abrir nuevas plantas y para que nuevos consumidores entraran al mercado.
Del año pasado a la fecha, la CRE solamente otorgó 12 permisos nuevos para la cadena de suministro de gas LP, pasando de 6 mil 540 a 6 mil 552. Durante el último año de la pasada administración (2017) al primero de la actual (2018), la CRE otorgó 398 permisos más pasando de 5 mil 649 a 6 mil 047.
Respecto a las gasolineras, en los últimos dos meses, la CRE intensificó su parálisis y no otorgó ningún permiso para la operación de nuevas estaciones de servicio. Empresarios gasolineros revelaron que existen por lo menos 200 permisos frenados, sin respuesta y sin que la Comisión revele los motivos del retraso.
De acuerdo con el reporte “Fotografía del Sector Gasolinero en México” de Petro Intelligence, durante los primeros cinco meses de este año el órgano regulador otorgó solamente 79 permisos y, de junio a julio, ninguno.
Estas cifras representan una caída de más del 30 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado.
La CRE no solo ha frenado permisos para instalar nuevas gasolineras y detenido la importación de combustibles, entre sus omisiones se encuentra no realizar por completo uno de los trabajos para los que fue creada, supervisar al 100 por ciento la calidad de los petrolíferos en cada una de las etapas de la cadena de producción y suministro, ordenado en la NOM-016-CRE-2016.
Por ejemplo, en la Ciudad de México, la CRE tiene registrados 511 expendios de gasolina, pero de acuerdo con una investigación realizada por Reporte Índigo el pasado 22 de abril, se comprobó a través de datos obtenidos por transparencia que solamente se supervisaron el año pasado 320 establecimientos, y en el 37.37 por ciento de las gasolineras no se supervisó el cumplimiento de la NOM.
Es decir, solo se supervisaron, en promedio, tres de cada cinco gasolineras que hay en la capital del país, el resto pudo, si así lo quiso, vender combustible de contrabando o de mala calidad perjudicial para el medio ambiente e incluso dañino para los vehículos.