Si bien Santiago Abascal y Agustín Laje son actualmente opositores en España y Argentina, las fuerzas de ultraderecha que han puesto la mira en México también cuentan con respaldo gubernamental en América Latina. Siendo el caso más evidente el de Brasil, en donde los hijos del Presidente Jair Bolsonaro se han sumado de lleno a la defensa de la llamada “Iberósfera” y también confirmaron que hay planes para nuestro país.
Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario y diputado federal, es parte de los organizadores que exportaron desde Estados Unidos el evento “Conservative Political Action Conference” (CPAC), la reunión anual de políticos y figuras de derecha que celebró su segunda edición en Brasil los mismos días que Abascal se encontraba recorriendo México. Esto siendo que la familia Bolsonaro se ha declarado fiel seguidora del expresidente estadounidense Donald Trump.
Al presumir la escala del “mayor evento conservador del mundo”, Bolsonaro recibió mensajes de Juan Carlos Leal, exdiputado local de Nuevo León, quien le pidió ayuda para realizar también un CPAC en territorio nacional. “Eduardo Verástegui ya está planificando en México”, respondió el brasileño, refiriéndose al actor, quien colaboró con la campaña de reelección de Trump en 2020 y se ha dedicado a promover valores religiosos.
Para analizar este panorama, Reporte Índigo entrevistó al doctor Edgar Ortiz Arellano, socio administrador de la Academia de Estudios Políticos y Económicos, quien comenta que, si bien existen antecedentes de movimientos de ultraderecha en México, principalmente de carácter religioso, no considera que uno vinculado a las ultraderechas actuales de Estados Unidos y Europa pudiera prosperar.
“La ultraderecha estadounidense, que durante el Gobierno de Donald Trump tuvo un gran auge, es contraria a la migración, incluso a la forma cultural mexicana. Tener una ultraderecha mexicana que se vincule a esos movimientos internacionales como el estadounidense o el europeo, a todas luces racistas, sería una total contradicción, un sinsentido por parte de aquellos que quisieran integrarse y tendrían el rechazo de la sociedad mexicana en su conjunto.”.
Por otro lado, el estratega por la Universidad Católica de Murcia, Enrique Mireles, comenta a Reporte Índigo el riesgo que implica el que se busque radicalizar no solo el debate político, sino a la sociedad misma a partir de promover ideologías traídas desde el extranjero. Esto al destacar que los extremismos políticos, tanto de izquierda como de derecha, rechazan el diálogo y se presentan a sí mismos como poseedores de verdades absolutas.