Covid a la mexicana, el ingenio de empresarios

Para sobrevivir a las adversidades económicas que llegaron con la pandemia de coronavirus, decenas de trabajadores y pequeños empresarios a lo largo de todo el territorio nacional se han visto obligados a adaptarse y cambiar el giro de sus actividades, lo que les ha permitido conservar un empleo y llevar sustento a sus familias
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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Para sobrevivir a las adversidades económicas que llegaron con la pandemia de coronavirus (Covid-19), decenas de trabajadores y pequeños empresarios a lo largo de todo el territorio nacional se han visto obligados a adaptarse.

El ingenio mexicano tiene mucho corazón y es hora de improvisar y sacar a flote la creatividad porque de ello depende la vida misma.

Mucho se habla de las cualidades para resolver casos con los escasos materiales a la mano que muchos trabajadores en distintas áreas enfrentan.

Es muy importante que el gobierno de México considere a proveedores locales, piense en que todo eso que ahora estamos importando de China o de otras partes, hay capacidad en el país para hacerlo

Camilleros que realizan cápsulas de aislamiento con plástico para forrar libretas, estudiantes que buscan piezas en un deshuesadero de viejos ventiladores en el Tecnológico de Morelia para hacer que funcionen los aparatos médicos de hace tres décadas o un sastre que cambió de giro para poder sortear la cuarentena fabricando tapabocas, son algunos ejemplos.

Este ingenio que caracteriza a los mexicano hoy está saliendo a flote también en el ámbito empresarial ante la pandemia de Covid-19.

La compañía Machinna Innovation Lab, creada por jóvenes y especializada en innovación en tecnología para la salud, desarrolló unas caretas para ayudar al personal médico a evitar contagios usando acetatos disponibles en algunas papelerías.

Este material generalmente se utilizaba en las aulas de clases como una lámina para dibujar o escribir con plumón y después reflejarla a través de un proyector.

El material es barato y se puede modificar para insertarlo en una visera, la cual hicieron en una impresora 3D y después la reprodujeron a través de un molde.

Lejos de lucrar con ello, Antonio Ruíz Morán y Benjamín Alejandro Morales Ruiz, subieron su “receta” a la web para que otras personas puedan iniciar la producción de estas caretas.

El reto para la humanidad no termina con el control de la pandemia de Covid-19, pues quienes superen la enfermedad, se enfrentarán a la crisis económica que dejó la inactividad social

“Inicialmente la metodología implicaba usar la cortadora láser, cortaba el exterior y después hacía los hoyitos para embonar con la visera, pero vimos también que es muy fácil hacerlos con un cutter, al igual que el corte exterior.

“Actualmente estamos haciendo las perforaciones con una perforadora de oficina normal, que todo mundo tiene, y quedan muy bien”, explica Antonio Ruíz Morán.

Por su parte, Benjamín Alejandro Morales Ruiz dice que por su forma de desarrollar prototipos, tienen una manera de poder hacer mascarillas mucho más rápido que con la impresión 3D.

“Una impresión 3D tarda horas y con un vaciado entre resina y silicón en 20 minutos sale cada mascarilla. Hicimos moldes, nos pusimos a producir y generamos unos videos para que mucha gente en otras partes pudiera hacerlo”, asegura.

El equipo conformado también por Ancira Mendoza y Ramón López actualmente trabaja desde sus casas, ya que tiene permiso para operar puesto que es una empresa de innovación en salud.

Actualmente están recibiendo llamadas de gente que tiene dudas sobre la creación de sus propias viseras.

Nosotros creamos todo esto con el fin de ayudar, pero sabíamos que nuestras capacidades iban a ser limitadas. Entonces diseñamos toda la metodología para poder compartirla entre personas con un cierto grado de conocimiento y que puedan replicarlas y abastecer a sus propios hospitales de la región
Antonio Ruíz MoránIntegrante de Machinna Innovation Lab

Dicen que donde la gente ve crisis, los emprendedores avizoran nuevas oportunidades. En este caso, los socios de Machinna Innovation Lab están seguros de que una vez que los proveedores internacionales estén hasta el tope y no puedan entregar todos los productos que les solicitan, los gobiernos como el de México tendrán que impulsar a las empresas y no ponerles tantos candados para poder surtir al sector hospitalario en la crisis de Covid-19.

Es muy importante que el gobierno de México piense en proveedores locales, piense en que todo eso que ahora estamos importando de China o de otras partes, hay capacidad en México para hacerlo.

“Como los grandes proveedores mundiales están en jaque y no pueden dar abasto de muchos productos a la industria, es una oportunidad para que las pequeñas empresas podamos hacer cosas que no siempre podemos y ser proveedores en algún sector”, explica Benjamín Morales.

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