Contra la estigmatización de Culiacán

En vísperas del primer aniversario de la recaptura de Ovidio Guzmán en Sinaloa, habitantes de la sindicatura de Jesús María, en Culiacán, se resguardan en sus casas del peligro y de los prejuicios al tratarse de emplazamientos ligados a las actividades del crimen organizado
Elizabeth González-Manrique Elizabeth González-Manrique Publicado el
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A un año de la recaptura de Ovidio Guzmán López “El Ratón”, hijo del líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, llevada a cabo por el Centro Nacional de Inteligencia, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, surgen nuevamente palabras como “Culiacanazo” o “Jueves Negro”, haciendo alusión a la primera captura del narcotraficante, ocurrida el 17 de octubre de 2019.

Miembros de este grupo amenazaron con llevar a cabo una matanza de civiles, además de un ataque a un complejo de apartamentos que albergaba a los familiares del personal militar de la zona.

Sin embargo, hacer alusión a la ciudad de Culiacán, Sinaloa, de la que se apoderó este grupo delincuencial para lograr la liberación de Guzmán López, revictimiza y estigmatiza a una población que ha buscado superar la criminalización.

Especialistas aseguran que el uso del término “Jueves Negro” por encima de la denominación popular “Culiacanazo” confiere a la jornada violenta, en la que fallecieron varias personas y los habitantes de Culiacán se convirtieron en rehenes, su verdadera naturaleza y no culpabiliza a quienes se convirtieron en víctimas

Doblemente víctimas

Alrededor de las 02:00 horas, elementos del Ejército, la Guardia Nacional y el CNI comenzaron el operativo que llevó a la recaptura de Ovidio Guzmán en la sindicatura de Jesús María, situada en Culiacán, Sinaloa.

Después de que se produjera la captura, varios puntos de Sinaloa fueron atacados y paralizados por miembros de la delincuencia organizada tras la nueva detención de “El Ratón”.

La movilidad se vio comprometida debido a los bloqueos en avenidas de Culiacán, Guamúchil, Guasave y Los Mochis, por lo que el Gobierno de Culiacán decidió suspender actividades y el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristóbal Castañeda, pidió a los habitantes resguardarse.

Hospitales, escuelas, así como el Aeropuerto Internacional de Culiacán pararon sus actividades ante el peligro y la presencia de hombres armados. Al cabo de unas horas, estas y otras acciones suspendidas fueron retomadas y la vida en Sinaloa siguió su curso.

Estos hechos y los ocurridos en octubre de 2019 fueron identificados por la sociedad civil y la prensa como “Culiacanazo” y “Culiacanazo 2.0”, agregando este sufijo aumentativo al final del nombre de la ciudad en la que ocurrieron los hechos.

Para Juan Manuel Aguilar Antonio, especialista en seguridad e investigador Postdoctoral en el Centro de Investigaciones sobre América del Norte, es muy importante cuidar la jerga con la se informa sobre temas sensibles, como son los hechos delictivos.

“Se necesita, concretamente de un conocimiento de causa profundo para saber qué jerga, qué términos manejar en el ámbito, para poder documentar, en el caso concreto, de estos temas de violencia”
Juan Manuel Aguilar AntonioEspecialista en seguridad

De acuerdo con Aguilar, el uso de un término en lugar de otro puede dar lugar a controversias.

“Las controversias son más sobresalientes cuando llegan al extranjero e incluso se enfrentan a sus leyes. Por ejemplo, en una empresa extranjera, la gente que redacta informes de inteligencia dentro de las embajadas desde Estados Unidos, Francia, Reino Unido y hasta Japón, estas grandes embajadas que tienen personal dedicado a analizar la situación política de violencia en el territorio nacional, quienes comienzan a leer de estas fuentes en la prensa y se encuentran con que no hay una comprensión del todo adecuada del ámbito concreto del que se está expresando, porque el periodista muchas veces no tiene conocimiento de causa, de qué conceptos adecuados utilizar entonces esto en el ámbito de la proyección cuando se reproduce en un diario como The Guardian, El País, o el New York Times, pues suena muy escandaloso.

“Por eso creo que es altamente necesario para las instituciones ofrecer apoyo a programas y organizaciones que buscan tener relación para poder ayudar a los periodistas a realizar de forma más adecuada los reportajes y con un lenguaje más propio que no sea tan alarmista porque también en un momento, el reporte de la violencia se volvió bastante alarmista pues solo ofrecían datos como cuántos ejecutados, cuántas balaceras, cuando, en ocasiones, también se hacen falta análisis estratégicos de otra naturaleza dentro de este mismo tema”, explica Aguilar a la vez que hace alusión a la controversia entre México y Estados Unidos por el término terrorismo.

Nombrar ‘Culiacanazo’ a la toma de la ciudad de Culiacán por parte del Cártel de Sinaloa para lograr la liberación de Ovidio Guzmán, revictimiza y estigmatiza a una población que ha buscado superar la criminalización

Juan Manuel considera que en el caso concreto del “Jueves Negro” y de la recaptura de Ovidio Guzmán, más allá de estigmatizar a la población a través de los términos, se debe hacer un análisis profundo acerca de las condiciones que han llevado a la población de estos sitios, por ejemplo, a colaborar con el crimen organizado.

“Muchas veces tendríamos que ir más allá en el ámbito concreto de las causas, la naturaleza concreta de poder explicar un fenómeno, por ejemplo cuando hablamos del ‘Culiacanazo’ nos exalta el ámbito de los actos de terror, nos exalta la parte de cómo cierran las avenidas, pero no se exalta el ámbito concreto de cómo la autoridad gubernamental tuvo que ceder a las peticiones y de los grupos de la delincuencia organizada en este caso del Cártel de Sinaloa, tendría que caber un poco más el análisis más profundo hacia la sociedad, porque se puede dar un fenómeno de esta naturaleza, porque hay una penetración cultural, porque hay una colusión entre la sociedad y los grupos de la delincuencia organizada y como esto está reflejando una crisis de gobernabilidad, pues las personas muchas veces en su condición más natural, más espontánea, no alcanzan a entender la profundidad de estos problemas”, menciona.

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