La era de las contingencias ambientales, el enemigo silencioso

Los altos niveles de contaminación que se han registrado en los últimos años en el Valle de México han generado que se tomen medidas más estrictas para disminuir la polución
Daniel Flores Daniel Flores Publicado el
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Los habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) han tenido que acostumbrarse a lidiar con las contingencias ambientales, las cuales serán cada vez más frecuentes en los próximos años.

Pese a que se han endurecido las medidas para contrarrestar los altos niveles de contaminación como el Hoy No Circula, los índices oficiales revelan que el aire que respiran millones de personas sigue empeorando.

En los últimos años se ha observado un estancamiento en los índices de polución debido a diversos factores, como el aumento de aerosoles, la emisión de humo de los automóviles y otros componentes que han impactado en la capa de ozono.

Para los primeros meses de este año, ya se han activado cuatro contingencias ambientales: una debido a la dispersión de partículas PM2.5 y tres más por altos índices de contaminantes en la capa de ozono.

La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) confirmó a Reporte Índigo que se esperan para este 2024 hasta ocho contingencias ambientales más debido a las condiciones meteorológicas actuales.

Organizaciones civiles que monitorean la calidad del aire alertan que los contaminantes que se encuentran en el aire podrían provocar un daño irreversible para las personas que se encuentran conviviendo a diario con todo tipo de partículas dañinas su sistema respiratorio.

El Poder del Consumidor confirmó a Reporte Índigo que se augura un escenario ‘negro’ no solo en la Ciudad de México, sino en toda la periferia que la conforma, debido a los altos niveles de polución que se registran actualmente y la falta de mecanismos más eficaces para frenar los contaminantes.

Stephan Brodziak, coordinador de la campaña de calidad del aire y seguridad vehicular de El Poder del Consumidor, aseguró que es de vital importancia que los tres niveles de gobierno aborden esta problemática que persiste desde hace décadas.

“Las contingencias ambientales se van a ir incrementando y esto es por la actualización del Índice Nacional de la Calidad del Aire, los límites se bajaron y se hicieron más estrictos para alertar a la población. Estamos tolerando menos el riesgo”, sostuvo.

Aseguró que es necesaria una acción inmediata para actualizar el marco normativo y obligar a los sectores más contaminantes a reducir sus emisiones.

“Las afectaciones a la población por la calidad del aire representan una de las presiones más considerables que mantienen en el colapso el sistema de salud pública“, declaró Brodziak.

A este llamado se han sumado diversas organizaciones sociales como Greenpeace que han exigido que además de las restricciones vehiculares que se imponen a los automovilistas como el Hoy No Circula, también se someta a revisión la participación de las industrias y empresas en la reducción de emisiones de contaminantes.

Las dañinas partículas PM2.5

Uno de los principales problemas que existen en el aire son las llamadas partículas PM2.5, las cuales autoridades han advertido que debido a su diminuto tamaño se infiltran en los pulmones y alcanzan el torrente sanguíneo de las personas que las aspiran.

Esto constituye un riesgo para la salud humana, pues estudios médicos las han vinculado con muertes prematuras, dado que pueden acumularse en varios órganos del cuerpo. Hasta la fecha no existe una cifra oficial de muertes o enfermedades atribuidas a las PM2.5.

Y es que estas partículas tienen una doble fuente de origen. Por un lado, aproximadamente la mitad proviene de la combustión de diversos combustibles, como la gasolina, el diesel y componentes industriales, comerciales y domésticos.

La otra mitad se forma como partículas secundarias en la atmósfera, derivadas de precursores como los óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y de compuestos orgánicos volátiles.

Por ello, tanto los óxidos de nitrógeno como los compuestos orgánicos volátiles son precursores del ozono, lo que significa que la presencia de estos elementos en la atmósfera urbana puede contribuir tanto a la formación de ozono como de las partículas PM2.5.

Leves mejoras

Víctor Hugo Páramo, titular de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe), es uno de los funcionarios que más ha estudiado la calidad del aire en el Valle de México en los últimos años.

En entrevista con Reporte Índigo, Páramo precisó que el problema de las contingencias ambientales ha experimentado una evolución a lo largo del tiempo, un fenómeno, agregó, que se ha agravado por diversos factores en fechas recientes.

“En la ZMVM, desde finales de los años 80, se han llevado a cabo programas para mejorar la calidad del aire, como Proaire, los cuales han permitido reducir los niveles de ozono y de partículas PM10 y PM2.5. Esto se puede observar con los datos históricos proporcionados por el Sistema de Monitoreo Atmosférico de la CDMX”, dijo.

Víctor Páramo precisó que, en lo que va de este 2024, la Megalópolis ya enfrentó una contingencia por PM2.5 y tres por ozono, superando así el registro del año anterior en el que se activó tres veces este mecanismo de emergencia del aire.

El problema de las contingencias ambientales ha ido evolucionando y, a pesar de los índices de contaminación que se presentan, afirma que la calidad del aire ha mejorado en los últimos años. Foto: Especial

Sin embargo, detalló que históricamente, ha habido años con un número aún mayor de contingencias, como en 2016, cuando se registraron diez contingencias por ozono.

“Como se puede observar, la calidad del aire ha venido mejorando a lo largo de los años y si bien no se puede decir que estamos en los niveles deseados, los programas como Proaire han dado resultados. En los últimos años, el ozono se ha mantenido en una meseta, sin muchos cambios”, expresó Víctor Páramo.

De acuerdo con el directivo el cambio climático ha detonado los efectos negativos en la calidad del aire, además del uso de aerosoles y otras sustancias que se utilizan para sanitizar espacios.

Y si bien los programas de mejora del aire, como Proaire iniciado en 1990, han mostrado avances, los resultados recientes han encendido las alarmas, por lo que la CAMe insiste en que se deben reforzar ciertas medidas.

Las enfermedades silenciosas

Las enfermedades relacionadas por la contaminación comienzan a ser una problema de salud pública en el Valle de México, toda vez que no se tiene un censo sobre el número de muertes relacionadas directamente por niveles de polución.

Con el paso de los años y ante una exposición permanente a los contaminantes al envejecer las personas se vuelven más vulnerables a los contaminantes, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Incluso, en los efectos más severos se puede reducir su esperanza de vida, por lo que especialistas en salud piden evaluar las medidas para que los ciudadanos no se encuentren expuestos a factores de este tipo como la polución.

Sobre este tema, Victor Páramo confirmó que la exposición a niveles elevados de contaminación atmosférica, especialmente en las grandes urbes, puede tener efectos graves en la salud de las personas, los cuales van desde irritación de ojos y vías respiratorias hasta fatiga y problemas cardiovasculares a largo plazo.

Los otros contaminantes

Los incendios forestales, tanto naturales como provocados, representan una amenaza constante para la calidad del aire, pues estos liberan grandes cantidades de partículas y gases nocivos.

Hasta el momento se tienen registrados poco más de 100 incendios forestales que se encuentran activos, de acuerdo con el último reporte de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), ubicados principalmente en el centro del país y que han generado kilométricas columnas de humo.

El Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero, elaborado en 2018 por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), revela que del total de las emisiones, el 64 por ciento corresponde al consumo de combustibles fósiles.

Los incendios forestales, aerosoles de uso común y la falta de incentivos para acelerar la electrificación del transporte público y los automóviles han dificultado que programas para mantener el aire limpio prosperen correctamente. Foto: Especial

Mientras que el 10 por ciento de las emisiones se originaron por los sistemas de producción pecuaria. Los procesos industriales representan el 8 por ciento de las emisiones, mientras que el manejo de residuos y las emisiones fugitivas por la extracción de petróleo, gas y minería contribuyeron con el 7 por ciento y el 6 por ciento respectivamente.

A ello se le suman los aerosoles de uso común y productos sanitizantes (que se incrementaron durante la pandemia por COVID-19), han contribuido al deterioro de la capa de ozono.

La falta de incentivos para acelerar la electrificación del transporte público y los automóviles también ha dificultado los esfuerzos por reducir la contaminación atmosférica.

Además de estos desafíos, la presencia de compuestos orgánicos volátiles y partículas PM10, como el polvo, agravan aún más la situación durante esta temporada.

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