Mejorar la estrategia de comunicación y dimensionar correctamente la gravedad de la pandemia son factores que podrían ayudar a contener una tercera ola de contagios de COVID-19 en la Ciudad de México.
En la capital del país, los contagios y hospitalizaciones van a la baja: hasta el 26 de marzo pasado, última actualización de la información sobre el semáforo epidemiológico en la CDMX, el Gobierno local informó que la saturación en camas de nosocomios está en los niveles más bajos desde el mes de noviembre del año pasado, cuatro mil 182 personas internadas, lo que representa 37.8 por ciento de saturación.
Sin embargo, en países de Europa como Italia y Alemania ya comenzó la tercera ola de la pandemia del SARS-CoV2 al igual que en Chile, por lo que se han ordenado nuevos cierres de actividades.
Especialistas apuntan que una tercera ola en México y en la capital, entidad del país más afectada por el COVID-19, es inevitable, pero señalan que sí se puede disminuir la intensidad.
Entre las recomendaciones que dan para contener la intensidad de una nueva ola está comunicar a los capitalinos de la gravedad y la crisis que se vendría por un nuevo pico de contagios, que se difundan los efectos económicos adversos en caso de un nuevo cierre y que las autoridades aprendan de la experiencia de diciembre para mejorar sus protocolos sanitarios.
Los detonantes de la tercera ola de COVID-19
Son tres los principales factores que detonarán una tercera ola de COVID-19 en la Ciudad de México, dice Adán Navarro García, médico privado y especialista en temas de salud pública.
“Hemos visto que en Italia y Alemania, así como Brasil, está iniciando con esa tercera ola y en México no estamos exentos”, afirma.
El primer factor, explica Navarro García, son los retrasos en el programa nacional de vacunación, ocasionados porque países productores de los activos médicos anticovid acapararon las dosis.
Al respecto de esta problemática, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció en febrero pasado que 10 países tenían el 75 por ciento de las vacunas a nivel mundial.
Igualmente, menciona Navarro García, los médicos privados que también están contribuyendo al combate de la contingencia sanitaria aún no han sido vacunados.
“Los médicos que están en instituciones privadas no han sido vacunados, también están en riesgo de verse afectados ante una tercera ola”, explica.
Datos proporcionados por el Gobierno de la Ciudad de México el viernes pasado revelan que en la capital había un millón 067 mil 788 personas vacunadas, entre personal médico de primera línea de atención a la pandemia y adultos mayores de 11 alcaldías.
No obstante, dicha cifra apenas corresponde al 10 por ciento de la población de la capital.
El segundo factor, afirma Navarro García, son las variantes del COVID-19 que, aunque no se ha demostrado que son más mortales, sí son más contagiosas.
El tercer factor es el relajamiento de las medidas por parte de la ciudadanía que tiene la percepción de que la pandemia está en su recta final porque ya existe una vacuna, pero no contempla que el porcentaje de población inoculada aún es bajo.
“La población ha bajado la guardia, el coronavirus a diferencia de la gripe española, muta más rápido y si la población sale, porque cree que ya es seguro, entonces habrá otra vez una saturación hospitalaria alta”, menciona.
‘Hace falta claridad’
El Gobierno local y federal deben hacer énfasis en la gravedad de la pandemia y dar mensajes claros, volver a insistir en que, si no es necesario salir, se queden en casa, considera el especialista Adán Navarro García.
“Tienen que ser muy claros con la información, que la gente se quede en casa, no recomendar medidas para salir de manera segura”, señala.
También, ayudaría tener una estimación del máximo de contagios y fallecimientos por la pandemia.
“Hasta ahora van 200 mil muertos a nivel nacional, pero esas son muertes confirmadas, hay modelos epidemiológicos y especialistas que proponen que, para estimar una cifra máxima, se debe multiplicar el confirmado por tres. Entonces, podríamos decir que en el país hay 600 mil muertos por la pandemia. Creo que esto sería importante que se le comunicara a la población”, declara.
Por otra parte, Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien ha ofrecido foros virtuales para dar recomendaciones para viajar en Semana Santa durante la pandemia, coincide con que la estrategia de comunicación ha sido deficiente.
No obstante, dice, la experiencia de diciembre y la segunda ola de contagios debe ser un aprendizaje para que la comunicación mejore y se den mensajes unificados.
“En diciembre la comunicación fue muy deficiente hacia los viajeros y los mensajes contradictorios entre el Gobierno estatal, federal y la iniciativa privada. Unos decían que sí se debía salir y otros que no, no hubo una postura contundente, y eso debe mejorar ahora”, considera.