El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro forma parte de la quinta urbe más grande del mundo, la Ciudad de México, y a diario transporta a cerca de 4.5 millones de usuarios; su superficie abarca 226.49 kilómetros.
También conocido como “gusano naranja”, el transporte ha inspirado canciones, cuentos, historias y diseños, hasta convertirse en un referente de la vida citadina desde su inauguración en 1969. Sus sonidos, colores, la iconografía creada por Lance Wyman, el comercio, los olores y, sobre todo, su mecanismo, fue lo que conquistó a Luis Raúl, diseñador gráfico de 29 años, usuario, amante y coleccionista del Metro.
“¿Quién no se acuerda de alguna anécdota que involucre a este tren naranja? Como la de un pequeño niño que lo conoció cuando su papá lo llevaba a su trabajo y debían tomar el Metro Indios Verdes, ¿o ver el nacimiento de una Línea de un extraño color verde y gris que se construía a las cercanías de su casa?”, expresa.
Ese niño al que se refiere Luis, originario de Ecatepec, Estado de México, es él; tenía seis años cuando comenzaron a construir la undécima Línea de la red, la Línea B, esta sería la primera que conectaría al Estado de México con la ciudad y es la única que emplea dos colores en su diseño.
La Línea B fue también pionera en tener los tres tipos de construcción: superficial, de Villa de Aragón a Ciudad Azteca; elevado, de San Lázaro a Oceanía; y subterráneo, de Morelos a Buenavista.
“Me acuerdo perfectamente cómo las vías, por ser tan nuevas, rechinaban al pasar los trenes, allá por por el 2000”, comenta.
A los 11 años, Luis comenzó a coleccionar boletos y a elaborar diseños armables de los modelos de trenes del Metro, que presentaba en el área de Gerencia de Atención al Usuario de la estación Balderas, lo que le valió convertirse en director honorario del STC por un día.
“Me hicieron conducir un tren desde Balderas hasta Indios Verdes”, dice al mostrar la constancia que aún cuelga entre las repisas de su oficina.
Durante su nombramiento, utilizó el uniforme típico que visten los mecánicos del Metro, que incluye una letra M bordada a la altura del pecho; visitó los talleres; y desayunó en el Puesto Central de Control (el mismo que sufrió un incendio el 9 de enero de 2020), ubicado en la calle Delicias, en el Centro Histórico. Así aprendió las diferencias técnicas de los trenes y que el aroma característico del transporte responde al rozamiento de las llantas con los rieles.
Nace el coleccionista del Metro
Dos años más tarde, a los 13, Luis inició la colección de objetos alusivos al Sistema de Transporte Colectivo; actualmente, contabiliza más de 300 objetos entre los que destacan: boletos, mapas originales de las Líneas, tazas, tarjetas, periódicos, libros, discos y viniles con música alusiva al Metro, monederos, cojines e, inclusive, una botarga que él mismo creó, confeccionó y bautizó como “Naranjoso”.
“Fue un 4 de septiembre del año 1969 cuando se introdujo el primer boleto en algún torniquete de la Línea 1. Tantos usuarios transportados entre sus 12 Líneas, 195 estaciones y 225 kilómetros que abarca; pero, hoy, vive uno de sus más tristes momentos debido al abandono y descuido que ha tenido los últimos años.
“Esto no ha evitado que siga aferrándose a la ciudad como parte de su historia, cultura, paisaje e, incluso, parte de la vida propia de la enorme metrópolis”, así comienza el libro diseñado por Luis, que contiene su colección de boletos del Metro y recaba la fecha, serie, lote y las particularidades de cada pase de entrada.
Las variaciones de los boletos del Metro van desde el color, el diseño y, para algunos coleccionistas, las fallas de impresión, tinta y color son motivo de intercambio o descubrimiento. La colección de Luis oscila entre los 150 y 200 boletos, que resguarda en un coleccionador que él mismo diseñó y en el que agregó datos, explicaciones, frases e incluso reflexiones sobre el STC.
Cuando comenzó a profundizar en el coleccionismo se unió a grupos de Facebook y comenzó a interactuar con otros aficionados al transporte, dichas convivencias después se convirtieron en reuniones presenciales, donde se intercambian boletos, tarjetas y otros objetos de valor para los amantes del Metro.
De ‘gusano’ a dragón
La afición de Luis Raúl por esta alternativa de movilidad lo motivó a confeccionar a “Naranjoso”, un dragón inspirado en los trenes naranjas, pues el término “gusano” le parecía muy diminuto para un sistema de tal magnitud.
“Esa es la metáfora del dragón naranja, puede estar en los suelos, en la superficie, pero también volar en los viaductos”, afirma mientras se coloca las manos de su creación.
Como usuario y amante de este sistema de transporte, para Luis el incidente ocurrido en la Línea 12, el 3 de mayo de 2021, fue un evento devastador, al grado de considerar no volver a utilizar esa Línea incluso si es reparada.
“Ese día me la pasé toda la noche llorando por las otras personas que estaban ahí; como usuario, como ciudadano, fue triste realmente. Creo que va a ser difícil que, cuando esté otra vez en servicio, yo la vuelva a ocupar, la voy a evitar a toda costa”, señala.
Luis Raúl tiene el sueño de conocer al que considera el papá del Metro de la Ciudad de México, el Metro de París, pero también le gustaría conocer el metro de Santiago de Chile, a su parecer el más moderno de Latinoamérica.
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