Si bien el artículo 89 de la Constitución en su apartado X específica que es obligación del presidente dirigir la política exterior del país, a lo largo de la historia de México ha habido otros ejemplos de representantes que han ido a contracorriente de este precepto.
Juan Manuel Aguilar Antonio, especialista en seguridad nacional y política exterior de CASEDE, recuerda a Porfirio Muñoz Ledo como representante permanente de México ante la ONU y presidente del Consejo de Seguridad.
“Porfirio Muñoz Ledo tenía un fuerte liderazgo y presencia política tanto en el ámbito interno como en el ámbito internacional. Por eso decide llevar a México a liderar el Consejo de Seguridad en la época de Luis Echeverría e incluso trasciende al sexenio de José López Portillo.
“En ese tiempo aprovecha ese liderazgo para mantener posturas alejadas al discurso institucionalista del presidente en casos como la Crisis de los Rehenes y la Guerra en Irán. Tuvo un peso muy fuerte porque no estaba atado a la figura del Ejecutivo”, explica.
El segundo gran conflicto de la diplomacia mexicana fue en el sexenio de Vicente Fox Quesada durante la invasión de Estados Unidos a Irak cuando Jorge Castañeda Gutman ocupaba la Secretaría de Relaciones Exteriores y Adolfo Aguilar Zínser era presidente del Consejo de Seguridad de la ONU.
“Vicente Fox tenía una agenda ambiciosa en el ámbito de colaboración entre México y Estados Unidos, pero este tema se vuelve sensible con la participación de México en el Consejo de Seguridad con Adolfo Aguilar Zínser. Además, se sabía que Zínser y Castañeda eran rivales. Por eso mientras Zínser condena la invasión a Irak, la respuesta de Fox fue más tibia. Al final todo termina con la declaración de Zínser de que ‘México es el patio trasero de Estados Unidos’”, ejemplifica.
Juan Manuel Aguilar considera que un nuevo conflicto en la política exterior mexicana podría ocurrir con la designación del próximo candidato a la Presidencia por parte del partido en el poder, Morena.
“El canciller es el segundo colaborador más importante del gabinete, solo después del secretario de Gobernación. Esto nos lleva a que el canciller siempre se maneja como el posible sucesor porque tiene liderazgo interno y puede explotar de manera ventajosa su experiencia hacia el exterior.
“Va a ser importante ver la sucesión presidencial porque hay dos perfiles que buscan la designación por parte del presidente: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. Si hubiera una definición no centrada en Marcelo Ebrard podría haber un quiebre político interno en el primer círculo del presidente”, concluye.