Condena de muerte para el Alto Golfo de California
La Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California, hogar de la vaquita marina, la totoaba y otras especies endémicas, se encuentra en peligro ante la falta de acciones coordinadas del Gobierno federal y los locales, lo cual no solo pone en riesgo a la fauna, también a los pobladores locales que dependen de la pesca
Rubén ZermeñoDebido a la falta de una estrategia articulada del Gobierno federal, la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California agoniza.
De no atender urgentemente las causas de su enfermedad, morirán especies endémicas como la vaquita marina y los pobladores de la región se hundirán todavía más en la pobreza y en la falta de oportunidades.
Desde 1985 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) reconoció a la región de más de 86 mil hectáreas como patrimonio de la humanidad debido a las especies que ahí viven.
Veinticuatro años después, a inicios de 2019, la UNESCO inscribió al Alto Golfo de California en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro.
La enfermedad que afecta a la región es muy similar a la que padece el país: años de falta de voluntad política, crecimiento del crimen organizado y corrupción.
Además, en el Alto Golfo no sólo convergen el desierto y el mar, también conflictos con Estados Unidos y otros más entre pescadores y organizaciones medioambientales extranjeras que ya provocaron la muerte de un pescador a inicios de año.
Actualmente, no se ve una solución a los conflictos en el horizonte, incluso, organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), concluyen en que lo único tangible que existe es una condena a muerte.
En 1997 se detectaron en el Alto Golfo 567 ejemplares de vaquita marina, en 2019 y tras varias semanas de trabajo de campo, solo se avistaron siete vaquitas. Esto pese a que en 2005, el Gobierno federal estableció el Área de Refugio para la Protección de la Vaquita.
Este alarmante descenso en el número de la población, se debe, principalmente, a la pesca de la totoaba, otra especie endémica de la región y por la que, pese a que está prohibido, el mercado asiático paga miles de dólares por su vejiga.
“Las acciones del programa permanente de inspección y vigilancia fueron insuficientes, y el problema de gobernanza en la región se agravó. Adicionalmente, la pesca ilegal en el sitio se disparó, siendo controlada por el crimen organizado.
“No obstante, lo que ha pasado con la vaquita marina, es una negligencia sistemática que pone en evidencia la falta de capacidad de los gobiernos y la deficiente coordinación entre los distintos actores para atender la problemática.
“Dicha situación ha provocado que, a la fecha, de acuerdo con el informe 2020 de la Comisión Ballenera Internacional, queden entre 4 y 17 ejemplares de vaquita marina”, informó el CEMDA al respecto.
Con el expresidente Enrique Peña Nieto se llevó inversión para conservar la especie a través de compensaciones económicas a pescadores, pero el recurso económico (alrededor de 338 millones de pesos que se entregaron entre 2015 y 2017) sólo llegó a unos cuantos debido a las redes de corrupción entre los líderes de colectivos pesqueros y autoridades.
A la par, en marzo de 2019, el Gobierno federal informó que la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), llevarían a cabo la iniciativa para la Sustentabilidad en el Norte del Golfo de California con los objetivos de crear comunidades costeras sustentables y combatir las causas que han llevado a la vaquita marina a estar en peligro de extinción.
A casi dos años de distancia, el CEMDA, concluyó que no han percibido avances para el cumplimiento de las metas a corto y mediano plazo que se pactaron y a la fecha, las autoridades no han expresado la intención de trabajar en colaboración con el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (CIRVA) y han demostrado un “desprecio” por el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil.
“(Todo esto) hace vislumbrar pocas posibilidades de éxito para esta iniciativa. Esta estrategia carece de elementos claros sobre las acciones que se llevarán a cabo y cómo se traducirán éstas en impactos significativos para contrarrestar las amenazas contra la especie.
“Es necesario que cualquier estrategia planteada para contribuir al estado óptimo del manejo de la zona, sus recursos y sus actividades económicas contemple elementos claros sobre las acciones que se llevarán a cabo y cómo éstas se traducen en impactos significativos para contrarrestar las amenazas contra la especie.
“Lamentablemente, existen altas probabilidades de que la vaquita marina desaparezca de las aguas mexicanas, lo que sigue será aprender y redirigir esfuerzos para evitar que esto ocurra con más especies”, concluye el CEMDA.