Mujeres de 40 años o más sienten que se les acaba el tiempo. El final de la etapa reproductiva de las mujeres y personas menstruantes a menudo trae consigo estigmas sociales que derivan en problemas de salud física y psicológica, los cuales no son atendidos de manera oportuna por el Sistema Nacional de Salud.
Bochornos y sudores nocturnos, insomnio, fatiga, cambios de humor, dolor en articulaciones y músculos son algunos de los 34 síntomas que más de 20 millones de mujeres y personas menstruantes experimentan en México al momento de que se les presenta la menopausia.
Además de ver comprometida su salud física y mental, quienes entran en este ciclo de la vida ven mermadas su relaciones personales y su actividad laboral.
¿Escuchaste hablar de la perimenopausia?
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Michelle Castañón, de 50 años de edad, fue diagnosticada con cáncer de mama hace siete años. Después de terminar con su ciclo de quimioterapias notó que varios de los síntomas persistían, por ello acudió nuevamente al médico, donde recibió un nuevo diagnóstico: se encontraba con la menopausia.
“El tipo de quimio que recibí ataca directo a los ovarios, así que desde la primera se fue mi regla. Cuando terminé con quimios y radios me di cuenta que tenía muchísimos síntomas que ya se debían de haber quitado por lo que mi ginecooncóloga me dijo que era la menopausia, pero no podía mandarme nada porque todavía me faltaba tomar por cinco años un medicamento que se llama tamoxifeno y tendría que pasar por todos los síntomas de la menopausia. La regla ya no regresó, en pacientes menores de 40 años la regla regresa después de las quimios, pero por mi edad pues más bien se adelantó”, relata Michelle.
Sin diagnóstico oportuno
La Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual, impulsada por la empresa sueca de higiene y salud, Essity, la colectiva Menstruación Digna y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), indica que, en promedio, mujeres y personas menstruantes comenzaron a experimentar síntomas de la menopausia alrededor de los 44 años de edad, a nivel nacional, sin embargo, residentes de estados de la República como Michoacán y Oaxaca refieren haber comenzado con este proceso a los 40 años de edad.
Michelle recibió un diagnóstico, aunque sin posibilidad de tratamiento, gracias a que se encontraba en tratamiento oncológico en el Instituto Nacional de Cancerología (INCan), donde se atiende desde hace siete años, “ahí recibo consulta ginecológica súper amplia”, explica.
Sin embargo, no todas las mujeres que transitan por este proceso reciben atención médica adecuada y oportuna para tratar los síntomas más graves, los cuales, incluso, llegan a ser incapacitantes.
Climaterio y menopausia para el #ENARM HILO rápido 👩🏻🦳 📝
Sx climatérico: Signos y síntomas asociados a periodo perimenopaúsico por disminución de hormonas esteroideas.
— HGMS (@DrCoyote) September 16, 2023
De acuerdo con datos obtenidos a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, en 2022, sólo 154 mil 18 mujeres de entre 40 y 64 años fueron atendidas por síntomas ligados al climaterio y la menopausia en clínicas y hospitales públicos.
Es decir, los servicios públicos de salud solamente brindaron atención a una de cada 200 mujeres que atraviesan por esa etapa, o al 0.5 por ciento.
Además, el número de consultas proporcionadas por estas causas ha ido disminuyendo desde 2015, cuando se registraron 564 mil 284 atenciones de este tipo.
‘Vivo en el mismo infierno’
Tania Gómez, de 40 años de edad, experimenta menopausia prematura después de ser víctima de anticoncepción forzada.
“Tengo 40 y hace poco menos de un año fui diagnosticada con menopausia. Resulta que en mi último embarazo decidí operarme, y eso es un decir, pues fue bajo presión médica. Total que nadie me dijo que si se retiran las trompas hay altas probabilidades de sufrir menopausia prematura. He decidido tratarme lo más natural posible porque la sustitución hormonal tiene sus riesgos.
“En fin, vivo en el mismo infierno, sudo a chorros y siento un calor tremendo. Respirar me engorda, no logro bajar de peso cuando antes lograba bajar en poco tiempo. El libido se me va seguido y cuando llega solo de pensar cuánto sudaré, me enfado. Los cambios de humor son horribles, precisamente ayer estaba ‘autodiagnosticando’ mi muerte porque juro que sentía que mi cuerpo ya había dado lo que tenía que dar”, relata.
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La organización social Sin reglas menciona, en su estudio “Vivencia, percepción e impacto de la menopausia en la sociedad mexicana”, que solo el 23 por ciento de las mujeres que pasan por la menopausia han recibido atención integral, mientras que 5 de cada 10 manifestó haber sentido incomodidad al hablar sobre los efectos de la menopausia con personal médico y solo el 29 por ciento consideró saber mucho o bastante sobre el tema.
Todo esto, a pesar de que el 18 de septiembre de 2003 entró en vigor la NORMA Oficial Mexicana NOM-035-SSA2-2012 “Para la prevención y control de enfermedades en la perimenopausia y postmenopausia de la mujer. Criterios para brindar atención médica”, en la que se establece la obligatoriedad del Estado para brindar atención médica integral a la mujer, contribuir a la prevención y tratamientos oportunos de síntomas durante la perimenopausia y postmenopausia.
Gabriela Rojas, fundadora y directora general de Sin Reglas, así como Maricarmen Díaz, cofundadora y directora operativa de esta organización, coinciden en que las mujeres y personas menstruantes llegan a este periodo de la vida sin información al respecto.
“Cuando hablamos de un tabú hay una zona de silencio que rodea a la menopausia y esa zona de silencio impide que las mujeres tengan acceso al conocimiento al respecto y a cuidados, y eso, obviamente, tiene un impacto en sus vidas, en su salud, en sus relaciones con otros, en su sexualidad y en su trabajo. Este tabú va acompañado del estigma de vergüenza, de silencio, sobre todo el estigma está relacionado con este tema de que la menopausia es el fin de la vida y si estás en menopausia, pues ya estás vieja, ya no sirves porque ya no te puedes reproducir”, menciona Rojas.
Prejuicios que impiden la salud
Gabriela Rojas, quien fundó Sin Reglas con el objetivo de formar la primera comunidad digital que integre conocimiento, conversación y cuidado, desde una perspectiva de género, para acompañar a las mujeres en todas las etapas de la menopausia y ayudarles a vivirla como una experiencia más consciente, libre y plena, menciona que para el Sistema de Salud, las mujeres son prácticamente invisibles en este periodo.
“Partimos de que en una sociedad como la nuestra mucho del ‘valor’ de la mujer está puesto en el tema de la capacidad de reproducción, y una vez que ya no nos podemos reproducir, para el sistema de salud somos invisibles. Esto por un lado y por otro, muchas de las personas que integran el Sistema de Salud no están capacitadas para atender la menopausia.
“En las escuelas de Medicina probablemente o no vieron nada de la menopausia o estudiaron muy poquito y eso hace que cuando llega una mujer al sector salud con el médico o la médica, no se sientan en confianza para contarles qué es lo que le está pasando, por lo mismo de que es un tabú y hay un estigma y vergüenza social”, explica Rojas.
En este punto coincide Tania López, cuya experiencia al ser diagnosticada fue desagradable, pues acusa una falta de sensibilidad por parte del personal médico.
“Todos los médicos te dicen lo mismo y sin nada de tacto. Estamos sensibles y no saben el duelo que hay que vivir con esta noticia. Es un diagnóstico caro si no cuentas con servicios médicos para realizar todos los estudios. En fin, estoy viviendo algo nuevo y lo único que me mantiene más relajada es el magnesio y un licuado de frutos rojos con dátil. Espero que esto acabe pronto”, refiere López respecto a su experiencia al ser diagnosticada.
De acuerdo con el estudio “Vivencia, percepción e impacto de la menopausia en la sociedad mexicana”, de todos los síntomas asociados a este proceso, en promedio, las mujeres reportan manifestar 10 de manera simultánea.
Subestimando los síntomas
Otra de las situaciones que se asocian a la falta de atención de los síntomas de la menopausia es el poco apoyo que las mujeres y personas menstruantes encuentran en su entorno, pues es común que estos sean subestimados por quienes las rodean.
“Me he alejado de muchas personas, casi no salgo, Por ejemplo, mi esposo, a veces, minimiza los dolores que me dan o el cansancio que siento”, menciona Betzy Villagran quien hace un año comenzó a experimentar fuertes dolores de cabeza, cambios de humor repentinos, y cambios drásticos en su periodo menstrual.
Según datos de la Primera Encuesta Nacional de Gestión Menstrual, 61 por ciento de quienes participaron en el sondeo presentaron síntomas como bochornos, mientras que el 29 por ciento experimentaron períodos menstruales irregulares.
¡Rompamos el estigma y abracemos la #menopausia juntos! 🥰 🫂
Menciona en los comentarios a ese hombre al que le puede ayudar conocer todo sobre la menopausia👇
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Para tratarlos, las mujeres recurrieron a terapia hormonal, estrógenos vía vaginal, antidepresivos y medicamentos para prevenir la osteoporosis.
“Lo que hemos visto es que las mujeres tienen ocho citas médicas más que los hombres en esta etapa de la vida, ¿qué pasaría si en la primera les detectaran la menopausia’ en Estados Unidos, por ejemplo, se determinó que a las mujeres les cuesta 20 mil dólares llegar a un diagnóstico certero, aquí no lo sabemos, nunca se ha cuantificado cuánto cuesta.
“Pero lo que sí sabemos es que a las mujeres que tienen acceso a atención, les toma mucho tiempo llegar a un diagnóstico. Por otro lado, hay una norma oficial mexicana que establece cuál es el protocolo de atención para mujeres con menopausia, pero desafortunadamente esa norma no se cumple, si se cumpliera y los médicos y las médicas estuvieran capacitados para implementar este protocolo establecido, creemos que otra cosa sería”, menciona Rojas.
Excluidas del entorno laboral
Uno de los ámbitos que se ve más afectado para las mujeres y personas que experimentan la menopausia, es el laboral. 51 por ciento de las mujeres sondeadas por Sin Reglas que llevan a cabo trabajo remunerado expresaron haber sufrido alguna afectación en su empleo.
En ese camino, a los legisladores y a las autoridades en general, les falta mucho camino por recorrer.
Pasaron 50 años para que el Legislativo federal revisara y aumentara la lista de la tabla de enfermedades del trabajo, es decir, padecimientos incapacitantes, y aunque hubo pequeños avances en beneficio de las mujeres y personas menstruantes, como la anexión de cáncer cervicouterino, los legisladores no voltearon a ver a las personas que experimentan la menopausia y el climaterio.
Mientras las autoridades voltean hacia otro lado, las organizaciones sociales avanzan.
Gabriela Rojas y Maricarmen Díaz explican que como parte de su labor en la organización, buscan acercarse a los empleadores para asegurar que las personas que están viviendo la menopausia tengan acceso a la salud y al trabajo.
“Nuestro modelo es irnos directamente a las empresas para que puedan apoyar a las mujeres en esta etapa de la vida, con la finalidad de que atraigan, retengan y desarrollen el talento de las mujeres en la fuerza laboral en una de las etapas más importantes de sus vidas y que está totalmente desatendida. Al final, buscamos tener una participación mucho más activa y productiva de las mujeres en su entorno profesional, esa es la manera que nosotros creemos que es más fácil para impactar a un número mayor de mujeres”, explica Díaz.
“La única forma de poder tener un impacto con todas las mujeres es haciendo cambios legales y de política pública”, agrega Rojas.
Entre las vicisitudes laborales referidas por las mujeres en menopausia se encuentran: incomodidad por bochornos, sensación de baja productividad, necesidad de faltar por los síntomas, dificultad para obtener ascensos, disminución del ingreso y pérdida de empleo.
La menopausia es un proceso natural que no debería de ser tabú ni estigmatizarse. Para que quienes la experimentan pueden atravesarla sin prejuicios y con salud, es prioritario que sociedad y gobierno construyan un camino en el que se promueva el bienestar durante esta etapa de la vida, enterrando la idea de que es una “fecha de caducidad”.