¿Cómo se apoderó Estados Unidos de la flor de cempasúchil?
La flor de cempasúchil es considerada a nivel mundial como un símbolo de la cultura mexicana, sin embargo, hoy en día, ya no es un producto 100 por ciento nacional. Los campesinos mexicanos únicamente se dedican a cultivarla y venderla, pues empresas extranjeras controlan el mercado de las semillas.
Ernesto Santillán y Joshua HernándezLos productores de cempasúchil en México sólo compran sus semillas a empresas transnacionales y casi han abandonado ‘abandonan’ la nativa.
La flor de cempasúchil es de origen mexicano y su significado cultural es de suma importancia para la población, particularmente en la víspera del Día de Muertos; sin embargo, alrededor del 90% de la que se compra en la Ciudad de México (CDMX) proviene indirectamente de Estados Unidos (EEUU).
A pesar de que la flor se cultiva en diversos territorios de México y cuenta con más de 50 variedades, la que más se consume proviene de semillas híbridas elaboradas por una empresa transnacional de capital estadounidense. En la república, esta compañía se conoce como Akiko (Ball Akiko), una filial de Ball (Ball Seed), de EEUU.
La presencia tan fuerte de Akiko en el consumo de cempasúchil se debe a que las variedades generadas por esta empresa son particularmente simétricas, esféricas y de tallo corto, satisfaciendo el criterio estético de los consumidores, lo que ha desplazado a las variedades nativas del mercado, obligando a los productores a basar su economía en estas semillas importadas.
¿Cuál es el cempasúchil ‘gringo’?
En la página de Akiko se puede consultar la variedad de flores que producen:
- Marigold Hot Pak Orange. En México se le conoce como ‘marigol‘ y es la más popular, se trata de una flor que parece pelotita, de pétalos cortos y firmes en un color anaranjado brillante.
- Marigold Hot Pak Spry. Morfológicamente es similar a la anterior, pero la colorimetría es diferente, pues pasa del anaranjado oscuro (tostado) a un anaranjado claro.
- Marigold Hot Pak Yellow. En México se le conoce como ‘marigol limón‘, pues es idéntica a la marigol, pero de un color amarillo con toques verdes.
- Bonanza Marigold Deep Orange. Otra variante de la ‘marigol’ es ésta, la cual puede ser localizada sobre Paseos de la Reforma, una de las avenidas más emblemáticas de la CDMX en víspera del día de muertos.
- Bonanza Marigold Flame. A esta variante se le conoce como ‘clemolito‘ y su principal distinción está en sus pétalos, que parecen ser de fuego, pues en la base tienen un color más oscuro que el de sus puntas.
Y, de acuerdo con comerciantes del Mercado de Flores de Jamaica, de Cuemanco, Madre Selva de Xochimilco y con los productores del Suelo de Conservación, Akiko representa el mayor proveedor de semillas, dejando casi un 10% de suministro nativo.
¿Cómo se perdió la soberanía en el cempasúchil?
Akiko llegó a México en 1990 en representación de dos compañías holandesas dedicadas a la venta de semillas y flores. En 1993 se consolida en Xochimilco y para 1995 son líderes en México. La empresa fue creciendo hasta que, en 2020, inicia el proceso de fusión con Ball Seed.
A lo largo de este tiempo, los ingenieros de la empresa fueron perfeccionando sus técnicas de hibridación para conseguir las flores que ‘le gustan’ al público mexicano, pues, a diferencia del cempasúchil nativo, las marigoles mantienen una forma esférica firme; además, pueden ser conservadas en macetas pequeñas y de fácil cuidado.
En cambio, el cultivo nativo se conoce como flor de corte, pues el bulbo nace de un tallo largo que necesita ser cortado para poder ser transportado a los mercados de México; asimismo, los pétalos son más largos y caedizos. Al respecto, los vendedores de flores en el Mercado de Jamaica sostienen que la flor nativa es más olorosa que la híbrida.
No obstante, la presencia de Akiko es tan intensa que incluso en los Suelos de Conservación, proyecto de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (SEDEMA) para promover el consumo a productores locales, se siembra con esta semilla híbrida.
Tal como lo apuntó Violeta Balanzario, productora de cempasúchil en el Suelo de Conservación a Reporte Índigo, quien reconoció que, para poder continuar son sus ventas y competitividad, debe comprar sus semillas a Akiko, aunque dijo que si algún productor nacional ofreciera algo similar (como la Universidad de Chapingo, el IPN o la UNAM), con gusto se proveería ahí.
¿Ese cempasúchil es transgénico?
Una expresión común entre productores y comerciantes es señalar al marigol y al clemolito como transgénico; sin embargo, Iván Pável Moreno Espíndola, jefe de departamento de Producción Agrícola y Animal de la UAM Xochimilco, explicó que es más probable que se trate de semillas híbridas.
La diferencia entre híbrido y transgénico radica en que los primeros están basados en principios genéticos básicos dónde, a través de procesos biológicos, se acelera un proceso evolutivo dirigido específicamente a una característica; es decir, se combinan las características deseables de dos organismos (macho y hembra) para generar un tercero.
Por otro lado, explica el doctorante en Ciencias Biológicas y de la Salud que la transgenia combina elementos genéticos entre seres vivos que no pertenecen al mismo reino de la vida: flores con hongos o vegetales con bacterias. Es decir, estas combinaciones nunca se darían de manera natural ni evolutiva.
Respecto a los procesos de hibridación, el docente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) reconoce que es un proceso cuyos principios permitieron la domesticación del maíz; sin embargo, advierte el problema de dependencia cuando dicho proceso lo realiza una sola persona.
“La limitante es que el productor tiene que comprar la semilla (al mismo proveedor) durante cada ciclo agrícola“, declaró, pues si el agricultor hace selección de semillas o bulbos para reproducir esa flor, pueden perder características o, incluso, quedar vulnerable ante algunas enfermedades.
¿Se puede recuperar la soberanía en el cempasúchil?
En teoría, declara Moreno Espíndola, sí se puede recuperar el cempasúchil, pero se requeriría de un gran esfuerzo institucional por parte del Estado o algunas universidades con departamentos especializados para poder materializar este resultado. Bajo esta óptica, destacó el esfuerzo que acaba de iniciar la administración federal para crear semillas mexicanas de frijol, pero aún ve muy distante que este esfuerzo llegue a las flores ornamentales.
Asimismo, la dependencia a un solo proveedor de semillas atrae consecuencias económicas, pues al no existir competencia verdadera, las prácticas monopólicas podrían minar las ganancias de los productores de flor en espacios como la zona chinampera de Xochimilco.
En relación a ello, Christopher Cernichiaro, doctor en Economía por la UAM Iztapalapa, ve desfavorable que el Estado intervenga particularmente en la soberanía de las semillas de cempasúchil, pues ello implicaría la reasignación de recursos públicos en un país que tiene necesidades básicas insatisfechas.
Es decir, se quitaría, por ejemplo, algún recurso a ciencia y tecnología, agricultura, salud, educación, etcétera, para dirigirlo a la recuperación de una flor ornamental (que no es prioridad para la soberanía alimentaria).
Aunado a ello, en el escenario de que se dé algún incentivo por parte del Estado, teoriza, es más probable que sea captado por la iniciativa privada que por alguna institución de educación pública, por lo que consideró que, desde el punto de vista económico, la batalla por la soberanía en cempasúchil está perdida: “ya está acaparado el mercado por una empresa”.
En cambio, para reivindicar el trabajo de los agricultores mexicanos, el especialista en economía fiscal y monetaria dijo que el Estado sí puede mejorar los servicios en salud y educación que le otorga al productor para que él mismo pueda tecnificar su trabajo y “saber para dónde moverse en el mercado”.
Alimentos con el mismo destino que el cempasúchil
Finalmente, más allá del cempasúchil, el doctorante Iván Pavel Moreno Espíndola señala que la dependencia a semillas híbridas va más allá de las flores, pues en algunos alimentos como el jitomate ocurre un fenómeno similar; sin embargo, al tratarse de un alimento contemplado en la canasta básica, existen numerosos proyectos que buscan la generación de semillas.
Estos proyectos contemplan diferentes tipos de suelo en el territorio nacional y lo que buscan es facilitar el trabajo y optimizar la producción de los agricultores mexicanos sin que se comprometa el entorno ecológico que los rodea.