Han pasado 13 días ya desde que Iván Armando Velázquez Matuz, un joven de apenas 25 años de edad y estudiante de la licenciatura de derecho, fue secuestrado por un comando armado que entró en su domicilio la noche del sábado 17 de agosto.
Desde entonces, su madre y su familia han presionado a las autoridades para que den con su paradero, pues sabían que las primeras horas posteriores a su desaparición eran fundamentales para poder encontrarlo.
“Soy la más interesada en cómo tengo que hacerle para encontrar a mi hijo, ¿de qué manera presionar para que me den información o cómo van los avances?”, se pregunta Karla, la madre de Iván, quien desde su desaparición se ha involucrado de lleno en el caso.
Según los relatos de lo ocurrido ese día, Iván Armando estaba con su hermano esa noche. Ambos estaban en su casa, utilizando la computadora y jugando videojuegos, cuando escucharon fuertes golpes en la puerta y algunos balazos previos.
Iván, siendo el mayor, bajó por las escaleras y se encontró con dos hombres armados y encapuchados que rápidamente lo sometieron y amenazaron, al darse cuenta que no estaba solo hicieron lo mismo con su hermano.
Más personas armadas entraron al domicilio y comenzaron a llevarse las cosas de valor, les golpean y luego, al no encontrar más cosas de valor, deciden llevarse a Iván y dejan en el domicilio a su hermano, quien inmediatamente llamó a su madre para informarle lo sucedido.
Por testimonios de los vecinos del lugar, este comando de personas armadas y encapuchadas ya había llegado a domicilios previos.
Esa misma noche la madre de Iván puso el reporte ante las autoridades, quienes habían hecho caso omiso de las denuncias telefónicas que previamente habían realizado los vecinos del lugar ante la presencia del grupo armado.
“Ellos lo único que han hecho es ir a pedir unas cámaras de una lavandería que había ahí. Además fueron hasta los tres, cuatro o cinco días a hacer el levantamiento de huellas, porque yo les dije (…) yo fui la que les pedí eso”.
Luego de esto la madre de Iván realizó labores de limpieza de la casa, que quedó por días tal como la habían dejado quienes se llevaron a su hijo. Fue entonces que encontró algunos elementos pertenecientes a los hombres armados. Pero las autoridades desestimaron la prueba porque ella había tocado el objeto sin saber qué era.
“Para la gente eso ya no tiene validez porque yo ya lo agarré (…). El investigador me dijo ‘pues me lo voy a llevar pero eso no sirve’”, relata la mujer.
Desde entonces el encargado de su caso le dijo a la madre de Iván que ya no puede comunicarse directamente con él. Dijo que debe ir todas las mañanas temprano a la fiscalía de desaparecidos si quiere tener información con el argumento de que el funcionario ya no quería hablar directamente con la familia.
“¿Qué haces ahí? Me siento impotente, sin saber qué hacer, a dónde arrancar, a dónde ir, cómo pedir la información de esas huellas que levantaron. No sé nada, porque a mí nadie me habla para darme información”.
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