Comedor Comunitario: solidaridad que alimenta

En medio de la pandemia por el coronavirus, los trabajadores de un comedor comunitario ubicado en las inmediaciones de un Centro Covid-19 alivian con alimento gratuito a pacientes y enfermos necesitados
David Martínez David Martínez Publicado el
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Desde hace tres años, Claudia Sandoval cocina alimentos en su comedor comunitario para enfermos y pacientes del Centro Médico Siglo XXI, así como de las unidades de especialidades médicas de la zona.

A pesar de que con la contingencia por el coronavirus la carga de trabajo ha aumentado, ella siente que es una bendición poder apoyar a los más necesitados.

Para mí siempre ha sido una bendición porque nosotros lo único que tenemos es amor por las personas y te duele ver todas las cosas que pasan
Claudia SandovalResponsable del comedor de la fundación altruista Por Un Hogar

El comedor está en las inmediaciones del Hospital General de México, en la colonia Doctores de la alcaldía Cuauhtémoc, el cual solo atiende a pacientes infectados con el virus del SARSCoV-2.

Claudia llega cada día a las 7 de la mañana a hacer el desayuno, empieza a servir a las 9, termina a las 11 y se va a preparar la comida.

Desde la una y media de la tarde, la gente se empieza a formar para llevarse una ración que incluye guisado, frijoles, una guarnición y una bebida.

Claudia es la responsable del comedor de la fundación altruista Por Un Hogar.

Antes de la contingencia daban 50 desayunos y 50 comidas de manera gratuita para pacientes y familiares de los hospitales.

Actualmente sirven hasta 80 porciones individuales en la mañana y 100 en la tarde.

“Normalmente es para pacientes y familias foráneas. Los que viven en la ciudad tienen más oportunidad de ir a su casa, la necesidad es más de los que vienen de otros estados”, detalla.

Pero con la contingencia sanitaria decidieron quitar la restricción por el aumento de demanda hospitalaria y dar comida a todos los pacientes y sus familiares, independientemente de si viven en la capital o vienen de otras entidades.

“Con todo esto (…) la gente foránea y los de aquí la pasan difícil porque no tienen dinero y a veces vienen con lo justo”, explica.

La cocinera detalla que el comedor comunitario tiene la función principal de ser un apoyo en la incertidumbre para familiares y pacientes, personas que no saben cuánto tiempo van a estar esperando a que su ser querido sea dado de alta.

“No saben si se van a quedar mucho tiempo y estamos para servir con mucho gusto”, menciona.

El comedor es financiado a través de donaciones a Por Un Hogar, que también cuenta con albergue para los familiares de los pacientes.

La comida se prepara en las instalaciones de la organización Gastromotiva y Jetty colabora con el traslado.

Claudia espera que conforme el número de contagios y la crisis sanitaria se acentúe haya más trabajo y se puedan hacer más raciones diarias para apoyar a los enfermos y a sus familiares.

“Se está pensando llevar otras 100 al Hospital Juárez de México”, declara.

El comedor desde antes daba comida de manera gratuita a pacientes y familiares del Centro Médico Siglo XXI y del Hospital General que no eran originarios de la capital

Ayuda a los necesitados

Lilia Chaparro Reyes es originaria de Temazcaltzingo, Estado de México, y desde hace ocho meses colabora como voluntaria en el comedor.

Ella comenzó a ir porque su hijo, Ángel Fabián Martínez Chaparro, es tratado con hemodiálisis en el Hospital Federico Gómez del Centro Médico.

Son tres veces a la semana las que tienen que ir al nosocomio, por ello, duermen en el albergue de Por Un Hogar, localizado a calles del comedor y del Centro Médico.

Si no tuviera ese apoyo, Lilia y su hijo tendrían que regresar a Temazcaltzingo y hacer tres horas de viaje.

En consecuencia, para la mujer es un gusto trabajar en el lugar.

“Me siento bien porque estamos ayudando y apoyando a más mamás que la pasan mal afuera de los hospitales, hemos pasado la misma situación de estar sin comer o desayunar”, relata.

Comedor comunitario “Es un gran apoyo”

Desde la 1 de la tarde hay gente formada en espera de las raciones gratuitas de comida que da el comedor comunitario.

Son cerca de 20 personas y algunas van con bolsas de tela para meter el plato de unicel que les dan.

Una de ellas, la que está al principio de la fila, es una mujer de menos de 1.50 de estatura que lleva un cubrebocas por la crisis sanitaria, como todos los que esperan.

Se trata de María Luisa Acosta Romero, de 50 años de edad, cuyo nieto está internado en el Centro Médico por diabetes desde hace una semana.

“Es de muy buena calidad y es muy buena comida, en un comedor normalmente se paga 15 pesos”, explica.

Lleva dos platos de comida, uno es para ella y el otro para su hijo.

Para ella, la comida gratuita es un alivio porque desde hace un mes no tiene trabajo ni ingresos por la pandemia de Covid-19.

“Vendo dulces en la calle y ya no me dejaron trabajar”, relata.

La mujer considera que la comida es muy sana y tiene un buen sabor, por lo que está agradecida.

El 5 de mayo disfrutó de tortas de papa con brócoli, frijoles, tortillas y ensalada; también le dieron un jugo embotellado.

Días anteriores ingirió molletes y pollo, recuerda.

Después de recoger sus porciones, María Luisa se dirige hacia el Centro Médico.

La gente sigue pasando y a las 2 se la tarde, de cien paquetes de comida, quedan menos de la mitad.

Quince minutos después ya se acabaron los alimentos y el comedor comunitariocierra. Claudia Sandoval se va para estar lista al otro día y preparar los alimentos para los más necesitados.

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