El Partido Acción Nacional (PAN) madrugó y presentó un adelanto de su propuesta de reforma energética. Mientras el Partido Revolucionario Institucional (PRI) termina de afinar la propuesta energética y la corriente perredista libra un debate sigiloso a su interior los blanquiazules saltaron al ring.
Lo hicieron con una propuesta que, dicen, no busca “privatizar”, pero sí lograr la “apertura” a la inversión privada, incluyendo la modificación de los artículos 25,27 y 28 constitucionales.
La precipitación de los azules, con propuestas ambiciosas y atractivas para el Gobierno Federal, no llegó sin factura.
Como ya lo habían anticipado tanto el líder panista como la presidencia del PRD, el Pacto por México y la aprobación de futuras reformas estaría condicionada.
En un inicio, las condiciones parecieron un paquete completo que no tenía orden. Sin embargo, Acción Nacional mandó un mensaje claro e inequívoco: primero la reforma política y luego la energética.
Y aunque Jesús Zambrano y su esquina perredista fue menos claro, el mensaje se concibió igual. Todo bajo el argumento de que: “la civilidad democrática del Pacto debe acompañarse de civilidad democrática en los procesos electorales”.
Moneda de cambio
El coordinador del PRD en el senado, Miguel Barbosa, negó que la reforma política fuera una “moneda de cambio” para impulsar la energética y la hacendaria, Madero dio a entender lo contario.
El dirigente panista, en su retorica, condicionó la discusión de la reforma energética a que sea aprobada primero la reforma político electoral.
“Quiero decirles que esto parte del supuesto de que serán cumplidas las condiciones que hemos interpuesto en el adendúm del Pacto por México, en especial en la aprobación de una reforma política electoral, que permita entrarle de lleno a la discusión de una reforma hacendaria y una reforma energética”, dijo el Chihuahuense ante los medios de comunicación.
¿Desorden o capricho?
En lo que aparenta ser desorganización parlamentaria, o capricho político -para algunos- el presidente del Senado, Ernesto Cordero, dijo el pasado miércoles que al inicio del periodo de la comisión permanente, senadores del PAN y el senadores del PRD, encabezados por Miguel Barbosa, presentarían una iniciativa de reforma política-electoral que estaría al margen o independiente de aquella que sus correligionarios presenten en el Pacto por México.
Esta camada de senadores panistas estaría formada únicamente por aquellos denominados calderonistas, situación que no sería extraña, dada la continua fricción al interior del partido.
Sin embargo, algunos analistas consideran que el respaldo del senador perredista Miguel Barbosa al anteproyecto de reforma política, emula la rebeldía de Cordero.
Lo anterior se encuentra aunado al tambaleo que ha surgido recientemente en las filas del PRD, con la reaparición del exjefe de gobierno, Marcelo Ebrard, y su nuevo “matrimonio político” con el antagónico René Bejarano.
Una reforma rehén
El pasado miércoles, los líderes de las tres fuerzas políticas más importantes se reunieron con Luis Videgaray, y Miguel Ángel Osorio Chong para plantear su permanencia en el Pacto por México.
Ahí, se trató de condicionar su permanencia en el Pacto por México a través de cinco puntos.
> Primero: remediar el incumplimiento al adéndum, es decir, investigar todas las violaciones electorales que se registraron en los comicios del 7 de julio.
> Segundo: aprobar las leyes secundarias de las reformas constitucionales en materia de educación, telecomunicaciones y competencia económica.
> Tercero: realizar un periodo extraordinario para la aprobación de una reforma electoral.
> Cuarto: impulsar la reforma política.
> Quinto: promover las reformas energética y hacendaria.
Ante ello, la reforma energética fue considerada por algunos priistas como rehén.