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La investigación científica y el desarrollo tecnológico en nuestro país atraviesan una etapa de incertidumbre ante la llegada del nuevo gobierno.
La falta de claridad institucional se refleja en la aproximación humanista que la Dra. María Elena Álvarez-Buylla, nueva titular de la institución científica más representativa del país, la cual pretende impulsar durante su gestión una visión que pugna por la atención a temas prioritarios en el ámbito local, fomentando la instauración de lo que ha denominado como la “soberanía científica nacional”.
Esta percepción, focalizada en el uso de los recursos tecnológicos para la resolución de asuntos urgentes, es una de las polémicas posturas que ÁlvarezBuylla mantiene hacia temas de investigación como la aplicación de transgénicos para el estímulo del campo mexicano, la cual ha sido de rechazo total.
“Esta idea de que hay una ciencia “a la mexicana” que es distinta de la ciencia de San Petersburgo o de Roma o de San José de Costa Rica es tremendamente tóxica, porque se ha manejado en muchas ocasiones simple y sencillamente como una palanca populista.
“Las aplicaciones nacionales de la ciencia o del conocimiento o la búsqueda del conocimiento respecto a temas nacionales es una cosa; pero la ciencia como tal como un conjunto de conocimientos o como método de cuestionamiento de realidad es sólo una”, señala el periodista y divulgador científico Mauricio José Schwartz.
El 1 de diciembre, en su acto de toma de protesta en el Zócalo capitalino, Andrés Manuel López Obrador se comprometió a promover la investigación científica y tecnológica de México a través del apoyo a estudiantes y académicos.
Esto a la par de fomentar la innovación “en beneficio de la sociedad y el desarrollo nacional con la participación de universidades, pueblos y científicos”. Un compromiso emanado para calmar las dudas que comenzaron tiempo atrás.
Durante el mes de octubre, el equipo de transición de López Obrador solicitó al Conacyt la suspensión de convocatorias de algunos de sus programas de apoyo a investigadores, pues se consideró que la generación de becas podrían comprometer recursos para 2019.
Ante esto, la Dra. María Elena salió en defensa de la medida, argumentando que se buscaba que la actual administración contará con fondos suficientes para el ejercicio de sus funciones.
Una nueva etapa
“El día de hoy empieza desde este Consejo el trabajo en favor de nuestros hijos, nuestros nietos y del futuro de este gran país multicultural y biodiverso en el marco de la cuarta transformación; los retos son enormes y los invito a todos a colaborar por el bien de la Patria”, afirmó la Dra.
Álvarez-Buylla en su mensaje inicial como titular del Conacyt. Sin embargo, poco se ha hablado desde entonces de los mencionados retos o de la prioridades dentro de la agenda del organismo.
Durante el Foro Constitutivo Científico y Tecnológico, la funcionaria denunció que durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, se detectaron transferencias del presupuesto del Conacyt por cerca de 50 mil millones de pesos hacia empresas multinacionales.
Asimismo, comentó que no es de extrañarse que debido a este tipo de acciones “una gran cantidad de colegas en la UNAM o en otros centros públicos de investigación, se quedaran sin recursos para sus proyectos”.
El 29 de diciembre del 2018, en el marco del aniversario del organismo bajo su resguardo, la investigadora escribió en su cuenta de Twitter que comenzaba una nueva etapa.
“A 48 años de su creación, el Conacyt inicia una nueva etapa en la que trabajará por la soberanía científica y tecnológica del país. La ciencia de frontera y la ciencia pertinente para atender los problemas nacionales más apremiantes serán los ejes que guíen esta nueva fase”.
Debido a esta percepción, múltiples sectores comenzaron a manifestar su oposición a las posturas de Álvarez-Buylla, e incluso movimientos como #Resisciencia18 salieron en la búsqueda de su remoción del cargo, al argumentar que el plan de reestructuración estratégica del Conacyt propuesto por Álvarez-Buylla, va en contra de los marcos internacionales citados en las Recomendaciones sobre la Ciencia y los Investigadores Científicos de la UNESCO.
“El plan propuesto (por la directora del Consejo) establece como eje toral de la investigación en el país los temas de interés político y profesional de la autora y omite otras disciplinas que conforman el panorama de la ciencia en México, como la física, química, matemáticas, geología, cómputo o telecomunicaciones”, declaró el colectivo.
Asimismo, denunciaron que al no incluir las voces de investigadores, profesores, becarios y divulgadores científicos en la construcción de la estrategia, se corre el riesgo de someter el área a intereses políticos, abriendo con esto la puerta a la censura ideológica.
La ciencia es universal
Una de las posturas que contrastan con la visión de la titular del Conacyt es la del periodista y divulgador científico Mauricio José Schwartz, quien expresó a título personal que si bien existen problemas nacionales que aborda la ciencia, no hay tal cosa como una ciencia nacional.
“Esta idea de que hay una ciencia “a la mexicana” que es distinta de la ciencia de San Petersburgo o de Roma o de San José de Costa Rica es tremendamente tóxica, porque se ha manejado en muchas ocasiones simple y sencillamente como una palanca populista.
“Las aplicaciones nacionales de la ciencia o del conocimiento o la búsqueda del conocimiento respecto a temas nacionales es una cosa; pero la ciencia como tal como un conjunto de conocimientos o como método de cuestionamiento de realidad es sólo una.
“La señora Álvares-Bullya tiene la extraña creencia de que existe una ciencia occidental, que ella considera inválida y que hay una “ciencia campesina” que es la ciencia de verdad. Una que adopta las humanidades, las supersticiones y las creencias en una cosa que llaman “ciencia de frontera” y esto no es sostenible desde el punto de vista razonable y de la forma en que se hace ciencia en todo el mundo”, comentó.
Respecto a la subjetividad de las declaraciones de la titular del Conacyt, el divulgador mexicano aseguró que mientras unas veces se tiene una idea de lo que quiere decir, “como cuando nos remitimos a su discurso ante el EZLN donde directamente mentía a los campesinos (en el tema de los transgénicos)”, en otras simplemente las palabras expresadas por Álvarez-Buylla carecen de sentido.
“No significan nada. Son palabras, si me perdonas, cantinfleadas. No está diciendo ‘vamos a hacer esto, concretamente’ no aterriza. Y tengo mucho la impresión de que no aterriza porque debido a la visión que en otros momentos ha expresado, sabe que será rechazada”.
En cuanto al tema del presupuesto destinado al Conacyt, el experto consideró que pese a que la investigación en ciencia siempre es una interrogante, lo que sí sabemos es que mientras más se invierte en ciencia, mejores resultados se obtienen. Sin embargo el problema viene cuando no se aumenta la inversión en ciencia, pero sí se aumenta el gasto general.
“Las promesas electorales de López Obrador implicaban un aumento para el Conacyt tendiendo a buscar la inversión por parte de México del uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), que es lo menos que se puede pedir. Y si la señora Álvarez-Bullya no negoció el respeto de estas promesas antes del 1 de diciembre, ahora no va a decir nada, obviamente”, argumentó.
Mauricio Schwartz, no sólo analizó el actuar de la directora del Conacyt, sino también la postura del presidente de México en la agenda de la comunidad científica de nuestro país.
“Esto no es privativo de López Obrador, Donald Trump lo está haciendo cuando niega el cambio climático porque su intuición le dice que no es cierto, aunque el 97 por ciento de los científicos dedicados al clima le digan lo contrario; es exactamente la misma actitud –sin comparar políticas– que tiene López Obrador cuando le da igual lo que digan los expertos del aeropuerto, respecto al uso de transgénicos o de la función que debe tener el Conacyt con las universidades. Funciona mucho por emoción, por reacción. Y esto es gravísimo”.
El divulgador, quien ha manifestado en reiteradas ocasiones su apoyo a la investigación de los transgénicos para beneficio de las sociedades alrededor del mundo, pidió al gobierno recapacitar su postura y tomar como base lo que sabemos y no lo que creemos.
“Al decir que no va a haber transgénicos, le estamos diciendo o imponiendo a las universidades y a los institutos públicos de investigación la imposibilidad de buscar mejores cultivos para México, como se hizo en Bangladesh o se hace en otros países (…) Se comete un error y se condena a toda una tecnología. Es poner un letrero de ‘prohibido’ a toda un área de investigación de la biología molecular”.
A paso lento
Pese a que la discusión científica no ha sido una prioridad para el Senado durante el primer mes de gobierno, la Comisión de Ciencia y Tecnología ya arrancó sus trabajos en la Cámara alta a pesar de la controversia provocada por los recortes para el sector académico que impactaron al sector científico del país.
“La Comisión de Ciencia y Tecnología es plural. Nosotros presentamos un punto de acuerdo suscrito por todas las fuerzas políticas que enviamos a la Cámara de Diputados para procurar la no disminución a los recursos de ciencia y tecnología.
Desde la perspectiva de la priista, las consecuencias de estas políticas tienen un impacto que trasciende el mero estímulo académico.
“La reducción del presupuesto afecta a la investigación. A la creación científica, a la formación de excelencia y a los laboratorios que existen en nuestras universidades. Pareciera que hubiera una animadversión en relación a las universidades, porque la errata que desapareció de un plumazo la autonomía universitaria en la reforma al artículo 3ero constitucional es inadmisible”, declaró haciendo referencia a los errores de redacción que presentó el paquete fiscal en el ámbito educativo.
“Las autoridades actuales del Conacyt tienen que ser muy prudentes. Están llegando y probablemente tengan que sumarse al planteamiento general, pero no conozco sus expresiones al respecto. Yo seré respetuosa, cada quien desde el ámbito de su actividad”, concluyó.
Los trabajos en la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Senadores ya comenzaron, y aunque presentaron un punto de acuerdo para evitar que se les redujera el presupuesto, fueron ignorados