El panorama de violencia que se vive en Jalisco podría volverse mucho peor si el grupo delictivo dominante, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), entrara en una fase de fragmentación que independizara a su poderosa y temible “ala armada”.
La advertencia la hace el especialista en crimen organizado del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Carlos Flores Pérez, dentro del Atlas de la seguridad y la defensa de México 2016.
Esa “ala armada”, que por ahora se muestra controlada, es sobre la que alerta Flores Pérez, pues “existe un notable paralelismo táctico entre las acciones violentas desplegadas por el CJNG y las propias de otra organización delictiva a la que ha confrontado históricamente: Los Zetas”.
En realidad, son múltiples los factores que evidencian que el CJNG “cuenta con estructuras armadas bien entrenadas en tácticas militares”, que lo asemejan a Los Zetas.
“El tipo de armamento, la respuesta organizada y masiva destinada a desquiciar ciudades con tácticas de combate urbano para evitar la captura de sus líderes o vengar su muerte o detención, la capacidad para articular efectivamente una hegemonía territorial basada en su capacidad de violencia, la utilización de elementos con identidad y organización de corte castrense, así como su probada capacidad para enfrentar a las fuerzas del Estado”, son algunos ejemplos, menciona el especialista.
Cuando esa “ala armada” ha mostrado el rostro, las consecuencias han sido alarmantes. Baste recordar episodios como el derribo del helicóptero militar en Villa Purificación, el 1 de mayo de 2015, que dejó ocho soldados y una policía federal muertos; el ataque al Ejército en Guachinango, el 12 de mayo de 2014, con cuatro soldados fallecidos.
O las emboscadas de 2015 a la Fuerza Única en San Sebastián del Oeste, el 6 de abril, que dejó 15 oficiales sin vida; y antes a la Gendarmería de la Policía Federal, el 19 de marzo, en Ocotlán, con cinco elementos caídos.
Operación ‘no convencional’
La rama castrense del CJNG, apunta el especialista, opera con principios e instrumentos propios de la “guerra no convencional”, es decir, “un tipo de conflicto armado de intensidad relativamente contenida, que incluye confrontaciones de carácter limitado, operaciones de insurgencia, contrainsurgencia, encubiertas, de sabotaje, guerra psicológica, combate urbano, entrenamiento de milicias locales afines (paramilitares), entre otras, y que los cuerpos castrenses encargados de desarrollarlas reciben el nombre de fuerzas especiales”.
Ese tipo de tácticas son las que llevaron en su momento al auge de Los Zetas, exbrazo armado del Cártel del Golfo, dice Flores Pérez, y “esos mismos factores son los que parecen apuntalar ahora la acelerada expansión del CJNG”, además de sus conexiones en el mercado internacional de drogas sintéticas.
Alerta infierno
Hasta ahora las autoridades de Jalisco han lidiado con el CJNG como una organización que, si bien funciona en células –lo ha dicho la Fiscalía-, ha mantenido una estabilidad en su estructura.
“Hasta fines de 2015, el CJNG parecía concentrar a su ala armada en la confrontación con otras organizaciones criminales y en contra de las fuerzas de seguridad del Estado. No obstante, la posibilidad de una futura escisión, que lleve a esta ala paramilitarizada a buscar recursos por sus propios medios, debiera constituir un factor de alerta”, apunta el especialista Carlos Flores.
Que tal rama armada se independizara, como sucedió con Los Zetas, modificaría drásticamente el escenario de inseguridad de Jalisco, o al menos el de sus municipios, donde la presencia criminal es alta.
Con los antecedentes del país, “no debe desestimarse la posibilidad de que eventuales reacomodos futuros del CJNG deriven de nuevo en la escisión de una fuerza paramilitarizada de carácter criminal, con capacidad para intentar la articulación de nuevas hegemonías territoriales con fines delictivos”.
Origen en sombras
Lo que sigue en la oscuridad es el origen del “ala militar” del CJNG, pues a diferencia de Los Zetas –que se sabía que sus fundadores eran ex militares de élite-, este otro Cártel “evidencia un liderazgo operativo integrado exclusivamente por traficantes de droga convencionales”.
El investigador Carlos Flores señala que hay indicios de que el CJNG cuenta con ex miembros de las Defensas Rurales del Ejército y ex militares, pero “el núcleo central de esta tecnología militar dentro de la organización aún no se encuentra claramente identificado”.
Técnicas militares como las que despliega el CJNG no se dan por “generación espontánea”, son “usualmente resultado del desvío irregular de actores entrenados en ellas, o de manera más común, de la transferencia deliberada de conocimiento militar especializado con fines bélicos por parte de las instituciones que normalmente desarrollan semejante preparación”.
El exfiscal de Jalisco, Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, llegó a decir que la emboscada a la Fuerza Única en San Sebastián fue orquestada por alguien con conocimientos tácticos, y que tenía evidencia de que el CJNG “contrataba” a extranjeros para sus fines.
Lo cierto, concluye Flores Pérez, es que “la identificación de las vías a través de las cuales el CJNG ha incorporado este tipo de conocimiento en su operación criminal es todavía una asignatura pendiente”.