Durante la primera semana tras haberse posicionado como el virtual Presidente electo con más porcentaje de votos en una elección federal, Andrés Manuel López Obrador ha utilizado su carisma y popularidad como método para dar legitimidad a su propio gobierno.
El inmueble que fue utilizado por el tabasqueño como casa de campaña ubicado en la colonia Roma de la Ciudad de México, y que ahora es utilizado como centro de reunión y toma de decisiones con su equipo de transición, es visitado por ciudadanos que piden ser escuchados por el tabasqueño.
En ese sitio, López Obrador enfrentó su primera manifestación, encabezada por un grupo de padres de familia, quienes junto a sus hijos, denunciaban que la primera Rodolfo Méndez de la delegación Cuauhtémoc cambiaría sus horarios, afectando a los alumnos del turno vespertino.
“¡Queremos platicar contigo!”, gritaban pequeños a coro afuera del edificio de Morena.
Al final, López Obrador accedió a reunirse con los niños, los abrazó, los llenó de besos, se tomó fotografías con ellos, y pidió a su equipo tomar los datos de los inconformes para buscar una solución al problema.
Al lugar también han acudido personas que solicitan revisión a las causas penales en contra de familiares suyos, quienes, aseguran, se encuentran presos por delitos que no cometieron.
Para lo mismo se dan cita ciudadanos de la tercera edad que denuncian haber sido despojados de sus hogares, y personas que solicitan trabajo.
La situación no ha pasado desapercibida para usuarios de redes sociales, quienes incluso han solicitado a AMLO retomar la propuesta de el Registro Nacional de las Necesidades de Cada Personas, de José Antonio Meade.
Los traslados en auto de Andrés Manuel López Obrador también son de notar.
Constantemente su chofer tiene que bajar la velocidad y detener el paso, ante la solicitud de ciudadanos que incluso se bajan de su automóvil para acercarse a la ventana y tomar una fotografía en la que aparezca el ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
AMLO ha dicho que no teme a la cercanía con el pueblo y que no es su deseo rodearse de guardaespaldas; los ciudadanos lo cuidarán, asegura.
