Hacer justicia por mano propia es una situación cada vez más común en la Ciudad de México y uno de los principales problemas que deberá resolver la actual administración.
En lo que va del año se han registrado al menos 7 casos relacionados con linchamientos en los que una persona murió a consecuencia de los golpes que recibió, de acuerdo con reportes periodísticos.
El hecho más dramático ocurrió el pasado 7 de febrero en la comunidad de San Francisco Tlalnepantla, en la alcaldía de Xochimilco, donde un hombre de 28 años fue linchado tras ser inculpado del secuestro y violación de una menor de edad.
Aunque al lugar acudieron elementos de seguridad pública que intentaron rescatarlo, los pobladores se opusieron a trasladarlo al Ministerio Público y 16 policías resultaron lesionados.
Días más tarde las autoridades señalaron que no existía ninguna denuncia contra el hombre y que su linchamiento había sido provocado por un rumor. La víctima, de nombre Fernando, trabajaba promocionando servicios turísticos.
Posteriormente, funcionarios del Gobierno de la Ciudad de México acudieron al poblado de San Francisco Tlalnepantla para atender las demandas de los vecinos y pedirles que no siguieran aplicando la ley del talión.
En lo que va del 2019 se han registrado al menos 7 casos de linchamiento o intento de linchamiento en la Ciudad de México. La mayoría en las alcaldías de Xochimilco y Milpa Alta, aunque también han ocurrido en la Gustavo A. Madero y en Magdalena Contreras
De acuerdo con un informe del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, publicado en febrero del 2018, en los últimos 26 años han ocurrido 366 casos relacionados con este fenómeno en todo el país.
Para José Antonio Álvarez León, doctor en derecho y profesor investigador en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, este fenómeno demuestra que el Estado no cumple con sus funciones de hacer y procurar justicia, perseguir los delitos y sancionar a los culpables; por lo que su atención debe ser urgente para que no escale a mayores.
“Debe ser prioritario porque de lo contrario se va a volver un modus de operación de la sociedad y al rato va a ser por cualquier tipo de delito o presunción de delito.
El académico de la UNAM explica que se deben de atender los lugares donde ya han ocurrido este tipo de hechos porque existe la posibilidad de que se vuelvan a repetir.
“Habría que trabajar no solo la parte de seguridad y de prevención del delito, sino la prevención social con políticas de mayor integración. Es una tarea difícil pero es la fórmula que hoy tenemos probada”.
Como ejemplo están los casos de las colonias populares de Tepito y Tacuba, donde antes solo podían entrar personas que ahí vivían, pero que poco a poco fueron disminuyendo su nivel de violencia, agrega.
Aunque están prohibidos, a la fecha los linchamientos no están tipificados como un delito y con esta situación se amparan las dependencias de gobierno como la Secretaría de Seguridad Pública (SSP-CDMX) y la Procuraduría General de Justicia (PGJ) local para no tener un registro.
Sin embargo, Álvarez de León señala que más que clasificarlo como un delito lo que se debe de hacer es evitar el comportamiento a través de políticas públicas, ya que el linchamiento es una conducta colectiva y es muy complicado identificar a los participantes y el papel que desempeñaron.
Problema actual
Desde el punto de vista criminógeno social hay tres variables por los que puede surgir un linchamiento en una sociedad moderna, explica el doctor en derecho, José Antonio Álvarez León.
La primera y más común es que hay una apropiación de la venganza por parte de un grupo de pobladores o un colectivo para ejercer un control o generar su propia seguridad porque el Estado no cumple con su papel de protegerlos.
La segunda es cuando grupos dentro de un conglomerado social antagónico que se enfrentan entre sí y someten a un miembro rival, pero este conflicto es estrictamente social.
Mientras que la última tiene que ver con una reacción ante algo que el grupo o colectivo siente ante una ofensa directa o de un bien jurídico.
“Si te atrapamos te linchamos”
La percepción de una falta de justicia y seguridad ha escalado de las zonas rurales o de la periferia de la Ciudad de México a la urbana.
Un ejemplo son las lonas de advertencia colocadas en lugares visibles donde se amenaza que se linchará a cualquiera que cometa un delito.
Aunque estas situaciones no deben ocurrir son permitidas por las autoridades locales.
“Es un toleramiento y una falta de respeto de la propia autoridad al sistema de derecho.
“Las tolera porque sabe que no puede cumplir, que no lo está haciendo bien o que son corruptas”, dice Álvarez León.