El Gobierno de México tiene una cifra de la que se habla poco en lo referente al impacto de mortalidad en la pandemia de COVID-19, asegura la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, autora de textos como “Un daño irreparable” y “Las vidas que no contaron”, que recientemente publicó en Planeta.
“Ahora ya no se ha actualizado desde el 1 de enero, pero carga con una cifra de 671 mil 727 muertes admitidas, ya sean muertes a consecuencia directa de la enfermedad COVID-19 o por la pandemia en sí, cualquier otra causa de la pandemia, como la gente tuvo necesidad de tener un tratamiento y no lo pudo recibir porque los hospitales estaban saturados o alguien que tuvo un accidente y llegó urgencias y no se le pudo atender por los casos de COVID-19”, expone la autora.
Considera que sobre cifra de “exceso de mortalidad” dada a conocer por el Gobierno de México se ha hablado poco, incluso en los medios de comunicación.
“Al inicio no había nada, hasta que hubo dos personas, Mario Romero Zavala y Laurianne Despeghel, ellos publicaron varios artículos en el Taller de datos de Nexos, en donde empiezan a hablar y dar reporte sobre el exceso de mortalidad de la Ciudad de México”, comenta.
Recuerda que alrededor de julio de 2020 se empezaron a dar cifras de “exceso de mortalidad” y el reporte se actualizaba, pero a últimas fechas se ha quedado estático este número.
“No es que esa cifra se haya ocultado, pero es una cifra de la que no se habla”, explica la autora de ‘‘Las vidas que no contaron’’.
En el libro, la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie hace una relatoría de los problemas que enfrentaron los médicos y los enfermos de COVID-19 y sus familiares, quienes acudían a los hospitales públicos y privados y se encontraban con instalaciones sin equipo.
En tanto, la versión oficial del Gobierno federal era que en los centros de salud había camas disponibles para recibir a los pacientes, por lo que la recomendación era “Quédate en casa”, cuando tuvo que haber sido dar la atención médica antes de que los casos se complicaran.
Ximénez-Fyvie critica que las medidas sanitarias hayan ido de la mano de una visión política influenciada desde Palacio Nacional.
“Ahora se empieza a vacunar mucho porque no quieren el latigazo que va a venir de saber que han dejado caducar millones de vacunas. Es decir, las decisiones han sido tomadas con bases político-electorales en nuestro país, y no somos el único, desde luego, muchos países lo hicieron así y de ahí que hoy se calcula que en realidad en el mundo han muerto entre 14 y 18 millones de personas por esta pandemia”, dice la autora.
Otro punto es que se haya dejado de lado una medida tan efectiva y poco costosa como el uso del cubrebocas, que se tuvo que haber difundido desde la figura presidencial.