Primero fue el Penal del Topo Chico. Luego Apodaca.
Y ayer para terminar de confirmar el descontrol que existe en las cárceles de Nuevo León se registraron disturbios y un incendio en el Cereso de Cadereyta.
El intento de motín en este reclusorio provocó más de 40 heridos, entre reos y policías estatales, según un reporte extraoficial que el C5 elaboró inicialmente.
Por su parte, Aldo Fasci, vocero de seguridad, aseguró que el incidente dejó sólo un policía lesionado, una cifra que luego el funcionario estatal corrigió y dijo que eran 7 los lesionados.
Sin embargo, se pudo comprobar que ambulancias trasladaron de este reclusorio a 3 policías y 2 internos al Hospital Universitario y al Hospital de Pemex en Cadereyta.
La falta de información por parte de las autoridades desató la molestia de decenas de familiares de reos, quienes aseguraron que habría más lesionados, pues observaron que al menos cinco ambulancias salieron de este centro penitenciario con 10 personas heridas en cada unidad.
El C5 reportó que los disturbios habrían empezado alrededor de las 16:00 horas.
Una primera versión oficial arrojó que un operativo de revisión desató la inconformidad de los reclusos contra los custodios, quienes intentaban acabar con ciertos privilegios que gozaban algunos prisioneros dentro de este centro penitenciario.
En un principio, los internos intentaron dialogar con los elementos policiales y protestar de manera pacífica, pero se habría salido de control la manifestación y se desató una riña.
Pero horas más tarde surgió otra versión.
Algunos internos encapuchados tomaron varios dormitorios y se subieron a los techos para colocar mantas en protesta por la llegada de reos de los penales del Topo Chico y Apodaca.
Los disturbios se prolongaron por varias horas, hasta que elementos de Fuerza Civil ingresaron hacia el Penal de Cadereyta para controlar la situación.
Esta nueva crisis penitenciara en la prisión de Cadereyta se suma a la masacre de 49 reclusos en el Penal del Topo Chico y la vejación contra reos del Centro de Reinserción Social de Apodaca, ocurrida hace dos semanas.
Sin duda, los centros de Readaptación Social nuevoleoneses exhiben una nula vigilancia, un autogobierno, graves violaciones de los derechos humanos y sexuales, y hasta múltiples masacres.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) urgió al Gobierno independiente a retomar el control de los penales y tomar acciones de investigación por las fallas de vigilancia que permitieron agresiones verbales, físicas y sexuales de un grupo de internos hacia otro, en el Cereso de Apodaca.
La dependencia solicitó “con carácter urgente se implementen, en su caso, acciones que prevengan el respeto a la integridad y dignidad de las personas internas de los tres centros penitenciarios del Estado”.
Infierno en Cadereyta
El Centro de Readaptación Social de Cadereyta se convirtió ayer en un infierno por horas, luego de que reos tomaron prácticamente esta prisión e incendiaron dos dormitorios.
Incluso, trascendió que varios custodios fueron retenidos desnudos por los reclusos, que tomaron el control del centro penitenciario.
Según el vocero de Seguridad del Gobierno estatal, Aldo Fasci Zuazua, informó que unos 600 reos protestaron por endurecer la revisión de familiares que ingresan a esta prisión.
Aparentemente, ahora se utiliza una tecnología para revisar a los familiares, que ha ocasionado decomisos de droga, lo que molestó a los internos.
Sin embargo, familiares de los reos que arribaron al centro penitenciario rechazaron la versión del vocero de seguridad, pues dicen que la protesta sería porque están llegando reclusos del Penal del Topo Chico y de Apodaca.
Aseguran que estos traslados de reclusos sería para bajar un poco la sobrepoblación que hoy en día existe en estos dos penales.
Presuntamente estos nuevos reos intentaban imponer varias medidas ligadas el crimen organizado.
“Están trayendo otros reos con otras ideas, eso es lo que está pasando en el interior del penal”, aseguró una señora, quien tiene a un hijo internado.
Las personas se amotinaron a las afueras de esta prisión, por lo que no dejaban entrar unidades policiales.
El calvario
La falta de información del Gobierno del Estado sobre la situación que prevalecía hacia el interior del Penal de Cadereyta, ocasionó que decenas de familias de los reos vivieran incertidumbre y pánico.
Conforme fueron pasando las horas esto se convirtió en enojo, y los familiares se enfrentaron con elementos de Fuerza Civil, quienes resguardaban el perímetro en el exterior del Penal de Cadereyta.
“Que entiendan el dolor de padre y madre, están golpeando a los reos y están pidiendo a personal de derechos humanos”, dijo un señor, quien tiene una persona internada.
Aseguran que nadie les informó sobre lo que pasaba, por lo que la tensión entre las familias subió de tono y taparon la entrada de unidades oficiales.
“Según el penal más tranquilo, pero no es así”, dijo el padre.