Cercado por las vallas
“Yo soy 3123”, se lee en uno de los espectaculares que forman parte de la campaña en contra de la corrupción que iniciaron empresarios de la publicidad en el DF.
El número hace alusión al listado de anuncios que forman el padrón de reordenamiento y que, a decir de los integrantes del Consejo de Industriales de Publicidad Exterior (CIPE) y del Sector Empresarial de Publicidad Exterior (SEMPE), ha sido alterado en beneficio de dos empresarios.
Icela Lagunas
“Yo soy 3123”, se lee en uno de los espectaculares que forman parte de la campaña en contra de la corrupción que iniciaron empresarios de la publicidad en el DF.
El número hace alusión al listado de anuncios que forman el padrón de reordenamiento y que, a decir de los integrantes del Consejo de Industriales de Publicidad Exterior (CIPE) y del Sector Empresarial de Publicidad Exterior (SEMPE), ha sido alterado en beneficio de dos empresarios.
Tanto Ricardo Escoto, dueño de Grupo Rentable y José Manuel Sánchez Carranco, presidente de la Asociación Mexicana de Publicidad (AMPE), son mañosamente juez y parte en el jugoso negocio de la publicidad.
Los empresarios denunciaron a ambos: al primero como consejero de la Seduvi y al segundo, como uno de los principales beneficiados en el reparto de espacios.
Con un falso discurso de mejorar el entorno urbano, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, (Seduvi) permitió que el padrón original de 3 mil 123 anuncios, registrado en 2004 con la participación de 43 empresas, se abriera para la instalación de mil 243 anuncios más.
¿Quién ganó?, Ricardo Escoto Núñez, quien pasó de tener 482 espectaculares registrados a 452 estructuras más autorizadas.
El llamado “Zar de los espectaculares” encabeza el caos que impera en la capital en materia de publicidad exterior. Reporte Indigo lo ha consignado en sus páginas, no respeta la Ley de Publicidad Exterior mucho menos los acuerdos que se toman al interior del Consejo del cual es integrante.
El entorno urbano del DF está lejos de limpiarse y ordenarse: toneladas de láminas, colocadas, en obras, casas-habitación y estacionamientos copan la imagen citadina.
Es el nuevo negocio del que todos buscan sacar ventaja: las vallas publicitarias, antes prohibidas por la ley, hoy son una realidad permitida por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
El prominente negocio no escapa a la vista del imparable Grupo Rentable, cuyo operador, Ricardo Escoto, se ha dado a la tarea de inundar el espacio público colocando miles de vallas publicitarias que violan a todas luces la Ley de Publicidad Exterior y que además, consumen luz que el empresario no paga.
La autoridad lejos está de controlar cuántas han sido colocadas. La cifra negra habla de más de 50 mil vallas publicitarias instaladas a diestra y siniestra con la permisividad de Felipe Leal, titular de la Seduvi.
Los empresarios de este nicho “naciente” de la industria, señalan por enésima vez a Escoto Núñez como el principal acaparador de la instalación de estas estructuras a través de su empresa Vallas Rent (que se desprende de Grupo Rentable).
Hasta ahora, la Seduvi mantiene el hermetismo que impide conocer cuántas licencias ha emitido para la instalación de vallas.
Otra vez, el trato privilegiado para “El zar de los espectaculares” vuelve a ser el foco de atención entre los publicistas involucrados en este negocio.
Pero no es sólo el dicho de los empresarios indignados.
En un recorrido efectuado en las delegaciones Azcapotzalco, Benito Juárez, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y Miguel Hidalgo, se pudo corroborar la expansión voraz de las vallas
propiedad de este polémico empresario.
Las estructuras están sobredimensionadas, no respetan el tamaño, la altura y los lugares que permite la Ley para su instalación. Están colocadas en obras y estacionamiento, que lo permite la norma, pero también en inmuebles que funcionan como casas privadas.
La Ley de Publicidad Exterior, publicada en la Gaceta Oficial del DF desde el 20 de agosto de 2010, es puntual al describir en su artículo 17 que la instalación de anuncios en tapiales y vallas se permitirá exclusivamente bajo las siguientes condiciones: obras en construcción o de remodelación en caso de tapiales y estacionamientos o lotes baldíos en el caso de las vallas.
La norma establece claramente que las vallas tendrán una altura y longitud máxima de tres metros y una longitud máxima de cinco metros.
“En todo caso los anuncios deberán instalarse con un intervalo de por lo menos un metro de separación entre cada uno”, puntualiza el documento.
Con precisión establece que las vallas podrán instalarse previa expedición de licencia correspondiente y anuencia del propietario del estacionamiento público o lote baldío y no antes.
Con una altura máxima de tres metros y una longitud máxima de cinco metros; por lo menos con un metro de separación, en donde el titular de la licencia deberá sembrar elementos vegetales y darle mantenimiento.
Las vallas de Escoto se mofan de esta ley. Basta con echar un vistazo a las que están instaladas en Tintoreto y Wateau; Río Mixcoac e Insurgentes; Augusto Rodin y Tintoreto, todas en las delegación Benito Juárez. No respetan el espacio de un metro entre una y otra, menos hay vegetación.
También están las de Reforma y Génova; Londres y Niza; Río Grijalba y Río Danubio; Río Grijalba con Río Tigris, Reforma y Río Marne, en la delegación Cuauhtémoc, que miden más de los cinco metros y tampoco respetan las distancias.
Pero nada de eso importa. El caos tiene una explicación: en todas aparecen sonrientes los candidatos del PRD. Cómo clausurar estas vallas, cómo frenar su expansión irregular en la ciudad de México si los principales beneficiados con estos espacios son Alejandra Barrales, Víctor Hugo Romo y Miguel Ángel Mancera.
Los dos primeros, de hecho, fueron padres de esta ley en su calidad de diputados locales de la ALDF.