Celulares, nocivos para cambio climático

Las emisiones de Gases de Efecto Invernadero que están generando anualmente la fabricación y utilización de teléfonos celulares en México, están muy cerca de igualar a las que derivan de los procesos de la producción petroquímica en el país, según lo advierte el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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La fabricación y utilización de teléfonos celulares en México está generando anualmente una cantidad de Gases de Efecto Invernadero (GEI), causantes del fenómeno del cambio climático, similar a la que emiten los procesos de la producción petroquímica en el país, según un reporte elaborado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.

Con base en la cantidad de teléfonos celulares existentes en México, y considerando la huella de carbono que pueden producir este tipo de aparatos, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático elaboró la siguiente estimación sobre sus aportaciones de Gases de Efecto Invernadero:

“Se estima que para el año 2019 existían 86 millones 460 mil 792 celulares en uso (INEGI, 2021), si se considera una vida útil del producto de 3 años, lo que implicaría una generación de 5.87 millones de toneladas de CO2 en tres años, un promedio de 1.96 MtCO2e anual, comparable a las emisiones por procesos de la producción petroquímica y negro de humo de 2.04 MtCO2e para ese mismo año (INECC, 2021). Ello muestra la importancia de las emisiones de GEI derivadas de la producción y uso de celulares”.

Así lo señala el organismo en su informe titulado “La extensión de tiempo de vida útil en teléfonos celulares en el marco de la economía circular y el cumplimiento de los compromisos climáticos de la Contribución Nacionalmente Determinada (CND)”.

Esa subcategoría de Producción petroquímica y negro de humo referida por el Instituto, aparece definida de esta manera, en el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero 1990-2015, en su Capítulo: Procesos industriales:

“La industria petroquímica utiliza combustibles fósiles o productos de refinería de petróleo como alimentación de procesos. Se estiman las emisiones provenientes de la producción de metanol, etileno y propileno, dicloruro de etileno, óxido de etileno y acrilonitrilo. Por su parte, el negro de humo no es considerado un producto petroquímico; sin embargo utiliza sustancias petroquímicas como alimentación para su proceso”.

Lo que concluye el Instituto en su informe, es que si México lograra extender el tiempo de vida útil de los teléfonos celulares, mediante la implementación de diversas políticas públicas, incluyendo modificaciones legislativas, entonces estaría dando un paso importante para la contención del cambio climático

“La estimación del potencial de mitigación de GEI, tomó como referencia un escenario que considera que el tiempo de vida útil de un teléfono celular se extiende de 3 a 6 años, donde se concluyó un potencial de mitigación de 8.7 kg de CO2e por teléfono celular usado al año. Actualmente, se encuentran en uso 83 millones de celulares, si el 10 por ciento de estos dispositivos fueran considerados dentro de un programa piloto de extensión del tiempo de vida útil de dispositivo, se alcanzaría una mitigación de 72 mil tCO2e equivalente a 0.072MtCO2e en un año”.

Y complementa: “Estos resultados, como una primera aproximación de la reducción de emisiones de GEI al extender el tiempo de vida útil de los dispositivos, pueden contribuir en la implementación de estrategias circulares que fomenten cambios en el comportamiento de los consumidores de dispositivos celulares a nivel mundial fortaleciendo la transición hacia una economía circular”.

Consumismo y cambio climático

Las dinámicas actuales del mercado de los teléfonos celulares en México y a nivel global, incentivan a que sus usuarios estén continuamente renovando sus aparatos, lo que no solo aumenta la emisión de los Gases de Efecto Invernadero que causan el cambio climático, sino que resulta perjudicial en general para el medio ambiente.

“La práctica actual de adquirir frecuentemente teléfonos celulares nuevos puede verse como un incentivo de mercado en diferentes sectores económicos; sin embargo, además de los gastos que implica para los consumidores, también genera serios problemas e impactos al medio ambiente como la extracción de materia prima, consumo de combustibles y generación de contaminantes, así como su manejo final ya que contienen varios componentes con características de peligrosidad y toxicidad que son difíciles de reciclar o reutilizar”.

El Instituto enfatiza que la fabricación de un teléfono celular requiere de una cantidad de materiales que supera por mucho el peso final que tendrá el aparato, y que precisamente mientras mayor sea el volumen de materiales que demandan los procesos productivos a nivel global, mayor será también la emisión de Gases de Efecto Invernadero:

“De acuerdo con las estadísticas disponibles, cada uno de estos celulares tiene un peso promedio de 0.08 kg pero se emplean 44.4 kg de materiales para su producción y utilización (28.6 kg de materias primas, 6 kg durante el proceso de producción y 9.8 durante su utilización).

“Las emisiones de GEI están relacionadas con la gestión y el uso de materiales a lo largo de la vida útil de los productos, desde la extracción de la materia prima, el transporte, la manufactura, el uso, su manejo y disposición final como residuo. Bajo las condiciones actuales de crecimiento y patrones lineales de consumo y producción, se prevé que el uso mundial de materiales se duplique pasando de 79 giga toneladas (Gt) en 2011 a 167 Gt en 2060, en este sentido se prevé que el aumento del uso de materiales será un factor crucial para el cumplimiento de los objetivos climáticos globales del acuerdo de París”.

Las dinámicas actuales del mercado de los teléfonos celulares en México y a nivel global, incentivan a que sus usuarios estén continuamente renovando sus aparatos

Las alternativas para el uso de celulares

Para extender el tiempo de vida útil de los teléfonos celulares, el Instituto le recomienda al Gobierno de México dos estrategias: la primera para ralentizar los ciclos de uso mediante procesos como la reparación; y la segunda para cerrar ciclos productivos a través del reciclaje.

Para ello, pueden implementarse instrumentos de política que ya se han aplicado en otros países como: garantías legales, criterios de diseño, regulaciones contra obsolescencia programada, obligación para ofrecer partes de repuesto y software de actualización, derecho a la reparación, responsabilidad extendida del productor y reciclaje.

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