La CDMX repleta de Utopías que pretende Clara Brugada

El proyecto que marcó el paso de Clara Brugada ―jefa de Gobierno de la Ciudad de México (CDMX) desde el pasado 5 de octubre― en su periodo como alcaldesa de Iztapalapa fueron las Unidades de Transformación y Organización Para la Inclusión y la Armonía Social (Utopías), que se extenderán por toda la capital en los próximos seis años.

Las Utopías son espacios con equipamiento cultural, recreativo y deportivo que buscan tener impactos sociales en sectores marginados. Al término de la administración que inició Brugada Molina en Iztapalapa se contabilizan 15 Utopías en esta demarcación; sin embargo, cuando acabe su mandato en la CDMX se estima tener 100 de estos espacios por toda la capital.

“Vamos a construir 100 hermosas Utopías en la Ciudad de México. Vamos a hacer que este modelo integral reconocido internacionalmente, que pone a la cultura, al deporte y al Sistema Público de Cuidados como prioridades en su construcción se extienda”, adelantó la hoy mandataria capitalina en el marco de la inauguración de la Utopía Ixtapalcalli, ubicada en el Barrio de San Pablo, en Iztapalapa.

Dicho proyecto arrancó en 2019, primer año del segundo periodo como alcaldesa de Brugada en la demarcación del oriente de la CDMX, desde donde se comenzó una ambiciosa iniciativa de recuperación de espacios para generar lugares de encuentro en favor de la comunidad.

A partir del 1 de octubre, ya con miras al sexenio que encabeza Clara Brugada en la CDMX,  la Utopías pasaron a ser administradas por la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social (Sibiso),  dependencia que se encargará de gestionar los espacios  para las nuevas unidades ante el comité del patrimonio inmobiliario, ahora que el modelo iztapalapense se convertirá en política pública del Gobierno capitalino.

¿Cómo funcionan las Utopías en Iztapalapa?

Lía Membrillo, coordinadora de las 15 Utopías que existen en la alcaldía Iztapalapa, explicó a Reporte Índigo que estos espacios han tenido un gran impacto en la población de la demarcación más poblada de la capital, e incluso,  enfatizó que son un polo de atracción para habitantes de otros puntos de la CDMX, así como de investigadores de la política social en toda Latinoamérica.

“Primero fue una recuperación de espacios públicos para dignificarlos y dotarlos de equipamiento de primera calidad, no se pensó en chiquito, sino en un planteamiento desde una visión arquitectónica que viene de un modelo que se está probando internacionalmente en las mejores urbes, y que tiene que ver con este enfoque de urbanismo social”, detalló Membrillo.

La coordinadora hace referencia al proyecto “La ciudad de 15 minutos”, que actualmente se implementa en ciudades como Barcelona, Viena, París, Shanghái y Bogotá, mismo que tiene por objetivo crear infraestructura en movilidad y servicios de proximidad para sus habitantes.

En este sentido, las 15 Utopías que ya existen ofrecen talleres y servicios gratuitos para sus visitantes. “Es un modelo educativo, hablamos sobre temas sociales, culturales, ambientales, económicos incluso, y le damos la vuelta desde una parte en la que vamos a desaprender y vamos a aprender una nueva manera de ver las cosas como ciudadanos”, detalló.

Asimismo, estos espacios tienen instalaciones como albercas, auditorios, salones de danza, gimnasio y canchas para practicar distintos deportes. “Tenemos trotapista, en Iztapalapa no había trotapista de tartán, pistas de atletismo profesional no existían”, agregó la también promotora cultural, quien destacó el aporte estético que también brindan las Utopías.

“Se pensaba que Iztapalapa era fea, pobre, marginal, y se  empieza a ver  un cambio con este tipo de espacios tan bonitos, recuperados con equipamiento de alta calidad”, puntualizó Membrillo, que abundó en que se trabajan modelos de atención para niños, jóvenes y mujeres, además de que se promueve la vida libre de violencia y se trabaja la sensibilización en temas de diversidad sexual.

De acuerdo con la coordinadora, unidades como la Utopía Meyehualco, donde se encuentra la popular “Iztapasauria”, reciben entre 3 mil 500 y 5 mil personas al día,  cifras que anualmente superan el millón de visitantes.

 Mientras que en todo el conjunto de Utopías se reciben alrededor de 5 millones de personas anualmente, de las cuales cerca del 80 por ciento son visitantes de Iztapalapa, y el resto provienen de otros puntos de la CDMX y del país.

“Nos gusta pensar que son escuelas de ciudadanía, aunque la educación es un tema complicado y lento, es como un tejido fino, pero creemos que las comunidades tienen que despertar su conciencia colectiva, empoderarse y reconocer que ellos también pueden armar proyectos que les generen bienestar”, sostuvo Membrillo.

¿Qué piensa la gente de Iztapalapa de las Utopías?

Según habitantes de Iztapalapa que son usuarios de las Utopías, estos centros de encuentro comunitario rendirán sus frutos cuando la generación de niños y jóvenes que están siendo beneficiados crezcan.

 Reporte Índigo realizó un recorrido por distintas Utopías en la alcaldía Iztapalapa para recoger el sentir de la población con respecto al impacto de este proyecto en su vidas.

“Soy mamá de cuatro adultos y cuando ellos eran niños no había nada, hubiéramos querido, pero lo único que había era del Faro de Oriente y nos quedaba lejos, pero ahorita

en esta generación que está en las Utopías, es donde se va a ver el cambio después”, indicó la señora Patricia Ávila quien habita en la colonia Tenorios y acompaña a su nieta a sus clases de danza en la Utopía Atzintli.

Patricia explicó que en su colonia pocos vecinos se han salvado de una vida marcada por la delincuencia y la drogadicción. “La verdad somos contaditos los  que nuestros hijos nuestros, aún ya grandes, se han salvado de tanta drogadicción y de tantas cosas feas. A lo mejor ahorita no se va a ver el impacto de las Utopías porque esto es nuevo, pero se va a ver a la larga”,  añadió.

Por su parte Nancy, quien también reside en la colonia Tenorios, y es madre de cuatro hijos, refirió que las Utopías le facilitaron acceder a talleres que, de otra forma hubieran sido imposibles de pagar. “Mis hijos no tenían esa posibilidad, la posibilidad más que nada económica o no teníamos, porque yo también me cuento”, aclaró.