Han pasado 4 meses desde que Aura fue arrastrada por una corriente en una colonia marginada de la delegación Álvaro Obregón. Su hermano menor, Gabriel, aún pregunta por ella.
¿Dónde está Aura?
Aura Garrido tenía 12 años. El viernes 18 de agosto, en pleno aguacero, salió a la calle para llevar una sombrilla a su hermana mayor. Resbaló y cayó al suelo hasta una barranca que desemboca en un río. Ahí se la tragó la corriente y nadie más volvió a saber de ella hasta el domingo, cuando el Instituto Médico Forense entregó el cuerpo a sus padres.
Su madre, Laura, ya interpuso una denuncia en el Ministerio Público contra quien resulte responsable, pues asegura que hubo negligencia.
Sin embargo, asegura que por falta de tiempo y dinero para pagar un abogado no ha podido darle seguimiento.
Laura está llena de preguntas. Quizá intenta con ellas superar el dolor mientras ofrece la mejor de sus caras a los pequeños hijos que le quedan vivos.
Tras morir Aura las autoridades de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) capitalina intervinieron en medio del duelo para apoyar a Laura, motor de esa familia que vive en una zona de alta marginación.
Sin embargo, aunque se lo prometieron, fue ella la que tuvo que pagar los gastos del funeral.
A Gabriel, el menor, el gobierno le ayudó para repararle dos aparatos auditivos que no servían, pero no ha podido tomar terapia, pues lo mandan hasta Iztapalapa y ella no tiene cómo trasladarse.
Él y su hermana Karla fueron reportados en condiciones de vulnerabilidad, por lo que se propuso que ambos accedieran al programa de útiles y uniformes escolares gratuitos.
A Laura le ofrecieron colchones, filtro de agua, estufa, lavadora y hasta un refrigerador.
Pero también le prometieron que se le brindaría apoyo jurídico para demandar al padre de Aura, para que cumpliera con la pensión alimenticia que le corresponde y que hace mucho no entrega.
Eso no ha pasado. Él se niega a cumplir.
Y Laura no tiene tiempo para iniciar con los trámites de demanda. Trabaja como elemento de seguridad privada y tiene un horario de 12 por 24.
No debieron dejar de buscar
Aunque es parca en palabras, Laura rechaza tajante todas las versiones que las autoridades dieron para suspender la búsqueda de Aura.
Dijeron que ese día no tenían lanchas, que se fue la luz natural y que no se podía arriesgar más al personal de Protección Civil debido a la fuerza y peligrosidad de la corriente que amenazaba con llevárselos también.
Nada hay que la convenza.
Para Laura estos días no son de fiesta. Ella y su familia se preparan para vivir la Navidad y despedir el año 2017 con el gran vacío que les dejó la muerte de su pequeña.