Caso Colosio, 30 años y un posible cierre

El asesinato de Luis Donaldo Colosio y toda la polémica que se desató en el caso durante tres décadas, podría llegar a su fin con la probable liberación de Mario Aburto
Linaloe R. Flores y Daniel Flores Linaloe R. Flores y Daniel Flores Publicado el
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Tres décadas después del asesinato de Luis Donaldo Colosio persisten más dudas que respuestas. Un único culpable, testigos clave asesinados en los últimos años y un sinfín de hipótesis han envuelto este crimen que se ha incrustado en la memoria colectiva de los mexicanos.

A pesar de este escenario, es probable que pronto se escriba el punto final a este capítulo de la historia reciente mexicana.

La defensa legal de Mario Aburto, el asesino confeso del excandidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, la encabeza Jesús González Schmal, un abogado experimentado en casos de tortura, que ha sido cercano a varios políticos y que busca dar un giro de 180 grados a este caso.

En entrevista con Reporte Índigo, González Schmal sostiene que el camino en este proceso ha sido empedrado y lleno de irregularidades que se han presentado en estos últimos 30 años, por ello, anticipa que habrá una reparación del daño por parte del Estado mexicano después de años de injusticia, suplicio y tortura.

Alega que, a pesar del tiempo transcurrido aún no se sabe con exactitud lo que sucedió aquel día en el que murió el aspirante a suceder a Carlos Salinas de Gortari, hecho que conmocionó a todo un país y que ha dado pie a todo tipo de versiones.

“Se tiene una deuda histórica con los mexicanos por el asesinato del entonces candidato presidencial en 1994”, insiste Jesús González.

Fue Mario Aburto quien terminó por cargar con todos esos señalamientos que fragmentaron aún más la vida política de un país que atravesaba por otra crisis: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Desde entonces siguen sin resolverse varias dudas tras la muerte de Colosio en Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, mientras que las hipótesis de que Aburto fue un chivo expiatorio crecieron.

Proceso lleno de vicios e irregularidades

Para el abogado defensor la detención de Aburto estuvo plagada de irregularidades y vicios legales como por ejemplo, no integrar una carpeta de investigación de forma adecuada, expediente que fue visto por Mario 27 años después.

Se interpuso un amparo en contra de todo el proceso, el cual aborda 18 conceptos de violación y en el que se detectaron innumerables vicios: desde la falta de una defensa legal desde su aprehensión por un comandante de la policía federal de Tijuana, hasta la tortura y degradación a su persona”, recriminó el abogado.

Por eso, Jesús González Schmal espera que los 30 años que ha cumplido Mario Aburto en diferentes centros penitenciarios sean una condena justa y pueda salir en libertad en los próximos días.

Las secuelas de tres décadas

A Mario Aburto se le torturó y amenazó desde que fue aprehendido en Lomas Taurinas bajo el delito de homicidio doloso y portación de arma de fuego.

Desde entonces ha sido trasladado a cuatro reclusorios distintos con secuelas físicas de salud, desgaste emocional y sin la posibilidad de comunicarse con su familia.

Además, el asesino confeso se encuentra aislado, con un problema severo en la columna vertebral a causa de un fuerte golpe que recibió durante su detención y sumido en la incertidumbre de saber si volverá a pisar las calles.

Aburto ha insistido en varias ocasiones que se revise el expediente, pues está seguro que se registraron una serie de inconsistencias y vicios en el proceso. De ahí que Jesús González Schmal, confía en que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) puedan revisar el caso y den por concluida su estancia en la cárcel.

Para Schmal, los mexicanos tienen la necesidad de cerrar esta herida que se abrió en la memoría histórica.

“No ha habido justicia para una persona ni para el pueblo que desea conocer la verdad. La liberación de Aburto es la oportunidad de revelar su experiencia, ya que él me ha relatado que sabe quién disparó ese día”.

Sin rencores

A casi tres décadas de uno de los crímenes más polémicos en el país, Mario Aburto no guarda rencores, según su defensa legal. Por ello, detalla Schmal que ordenar su liberación del presunto homicida es una oportunidad única para que se puedan reconstruir los hechos de ese día en sus propias palabras.

“No guarda rencor ni busca venganza. Solo desea que se le atribuya lo que no hizo y poder seguir adelante con su vida. Quiere irse con su familia a Estados Unidos, donde el FBI les ha ofrecido protección y asilo”, adelanta Jesús González.

Se tiene previsto que sea el 3 de abril cuando los 11 ministros de la Corte puedan debatir y, en su caso, ordenar la liberación de Mario Aburto que se encuentra en prisión desde hace 30 años por el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Las claves del caso

Se sentenció a Mario Aburto a 45 años de prisión, después de confesar haber asesinado al aspirante presidencial del PRI.

Son 9 tomos de miles de hojas que comprenden el expediente que se formó a Mario Aburto, el cual tuvo acceso 27 años después.

Hasta el momento se mantiene un amparo que promovió la defensa legal de Aburto para que se reduzca la condena de 45 a 30 años. Esto permitiría a Mario Aburto salir de prisión de manera inmediata.

La última palabra la tendrá la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que discutirá el amparo que invalida la sentencia que se promovió en 1994.

La trama y cuatro protagonistas

Han pasado 30 años y México no ha logrado darle vuelta a la página en la que se escribió el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República. Aunque la investigación oficial concluyó –después de tres fiscales, un subprocurador y una inversión de millones de pesos–, la claridad jamás ha guiado los hilos de esta historia.

No obstante, la verdad jurídica en las pasadas tres décadas ha sido irrefutable: no hubo conspiración y un solo hombre, Mario Aburto Martínez, cometió el crimen.

En marzo de 2024, los cuatro tomos del Informe elaborado por la Subprocuraduría Especial y el expediente del homicidio –que se mantuvo bajo resguardo en la bóveda del Archivo General de la Nación hasta 2018– aún arrojan rostros, palabras, movimientos políticos y figuras clave.

A continuación, algunos de los protagonistas y su hacer en este episodio de México cuyo trauma aún no encuentra sanación.

Carlos Salinas de Gortari

Es marzo de 1994 y la aceptación del presidente de la República se ha desplomado del nivel promedio de 65 por ciento hasta 30 por ciento.

La realidad discrepa de aquella promesa tan repetida: el 1 de enero de 1994, México ingresaría al “primer mundo” con la firma del Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

El Tratado entró en vigor, pero su telón de fondo no es la prosperidad; sino una guerrilla en Chiapas.

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mantiene la tensión con el Estado mexicano. Salinas de Gortari ya no es el hombre que pasaría a la historia como un gran estadista.

Ahora se le percibe como un jugador con estrategias que incluso, llegan a ser perversas. Nombró a Manuel Camacho Solís como comisionado para la paz en Chiapas. Y el eclipse que provoca quien fuera regente del Distrito Federal en Colosio Murrieta es notorio.

El expresidente Salinas de Gortari aseguró en su declaración que no orquestó una campaña contra Colosio Murrieta. Foto: Especial

El presidente lanza una de sus frases que se volverán memorables: “No se hagan bolas. El candidato es Luis Donaldo Colosio”.

A las 19:12 del 23, el primer mandatario recibe una noticia. En la colonia Lomas Taurinas de Tijuana, Baja California, han acribillado al candidato con una Taurus .38 con cachas de madera. Empieza una noche que se prolongará durante días, meses y años.

En 1996, Salinas de Gortari es llamado a declarar por la Subprocuraduría Especial para el caso y sostiene: “Nunca alenté, ni mucho menos promoví una ‘campaña contra la campaña’”.

Según otro extracto del expediente, reconoce: “El tiempo me ha permitido concluir que resultó equivocado darle a Manuel Camacho aquella responsabilidad”.

En marzo de 2024, Salinas de Gortari está a punto de cumplir 76 años (en abril) y es el expresidente más controvertido de México.

Manuel Camacho Solís

En 1994 presenta su renuncia como canciller, nombramiento que le dio el presidente, una vez que decidió que Colosio Murrieta fuera el candidato del PRI a la Presidencia, un traje político que él anhelaba.

Se convierte en comisionado para la paz en Chiapas. En San Cristóbal de las Casas, el obispo Samuel Ruiz (quien apoya de manera manifiesta al EZLN) lo recibe en misa. Los feligreses lo llaman “presidente”.

Faltan siete días para que ocurra el homicidio y entra a las instalaciones del Instituto Federal Electoral (IFE, hoy INE). Los reporteros, afuera, plantean un escenario: Colosio Murrieta declinará su aspiración para cedérsela. Pero no.

Camacho Solís pasó de ser un seguro contendiente por la candidatura presidencial a ser llamado “asesino”. Foto: Especial

Cuando sale, expresa que fue a entregar un informe de Chiapas. El 23 de marzo el destino cambia de manera abrupta. Chiapas deja de ser el principal problema del país porque han matado al candidato priista.

Camacho Solís queda, como el presidente Salinas, en el centro de las acusaciones. En el sepelio, en Félix Cuevas de la Ciudad de México, recibe un grito muy dispar al de “presidente”. Le dicen: “¡Asesino!”.

Un año después, declara: “Conforme consta en las palabras que pronuncié al día siguiente, dije: no estoy en contra de Colosio, sino del grupo de interés que está detrás de él”. Fallece el 5 de junio de 2015.

Ernesto Zedillo Ponce de León

En 1994, con 42 años, es el coordinador de la campaña de Colosio, pero el 23 de marzo no se encuentra a su lado. Ese día está con el presidente en la residencia oficial de Los Pinos.

El asesinato ocurre y el caos despunta. Los tiempos legales de la campaña continúan y el PRI, el partido hegemónico, carece de candidato.

Fernando Ortiz Arana empieza una campaña dentro del partido para lanzarse, pero Salinas lo detiene con el nombramiento de Zedillo Ponce de León.

El expresidente que asumió la candidatura tras el asesinato de Colosio presentó su declaración 5 años después. Foto: Especial

En agosto gana las elecciones con casi el 50 por ciento de la votación. Su declaración sobre el caso Colosio la hace por escrito cinco años después. “La diferencia significativa que se tuvo con el entonces presidente de la República por parte de todos los que participábamos en la campaña, incluyendo al candidato, fue en relación a la responsabilidad conferida en el asunto de Chiapas al licenciado Camacho y la manera en cómo la desempeñaba”.

30 años después, es director del Yale Center for the Study of Globalization.

Luis Echeverría Álvarez

En 1994 es un expresidente que aparece de manera esporádica en la escena pública. Pero es uno de los hombres que llega a Los Pinos apenas se conoce que Luis Donaldo Colosio ha fallecido.

En el edificio del PRI, de guardia ante el féretro, grita: “Lo dije antes como presidente de México. Y lo digo ahora: ¡Arriba y adelante!”.

Después, nada lo relaciona con el crimen hasta que en 1995, Salinas de Gortari publica un comunicado en la prensa mexicana en el que lo señala como coordinador de un grupo de políticos para que criticaran a Colosio Murrieta.

Salinas de Gortari publica un comunicado en la prensa mexicana en el que señala a Echyeverría de coordinar críticas hacia Colosio. Foto: Especial

En 1995 declara ante la PGR sobre ese presunto complot: “Desde hace 20 años nadie tendría el menor deseo o interés de escuchar una orientación política mía”. Fallece a los 100 años en 2022 en Cuernavaca, Morelos.

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