El día que iba a trascender por ser en el que se realizó la primera consulta popular de carácter constitucional, fue similar a cualquier otro domingo, gente desayunando en restaurantes, otros haciendo ejercicio, muchos paseando y casillas vacías.
Con una discreta pero fluida participación, el Hotel Minero Napoleón, propiedad del sindicato que lidera el senador Gómez Urrutia, vio transcurrir la consulta popular 2021 en la zona norte de la colonia Narvarte. En la que es conocida como la demarcación “más panista” de México y bastión de Jorge Romero, nuevo coordinador de Acción Nacional en San Lázaro.
Pasadas las tres de la tarde, Rodrigo llegó a la mesa de recepción. Menos de tres minutos demoró en cumplir el protocolo electoral adaptado a la emergencia sanitaria: recibir gel antibacterial, identificarse como parte del padrón, recibir su boleta, marcarla y depositarla en una de las cinco urnas, medio llenas o medio vacías, como se quiera ver, con las que cuenta la casilla.
El joven espera que la consulta sirva para meterle un “buen susto a todas esas personas que nos han pisoteado”, aunque ve lejana la posibilidad de encarcelar a los expresidentes, algo que atribuye a la protección del Poder Judicial.
Tras él llega la familia Ortiz, dos adultos mayores, él con andadera y ella con bastón, junto a su hija. Motivados por tener en sus manos el derecho de enjuiciar a los expresidentes, comentan que ven la consulta como un acto de justicia social ante las deudas de los exmandatarios con el pueblo.
Por momentos una o dos, a lo mucho tres personas se encuentran en la casilla, en ningún momento queda vacía, pero tampoco rebasada como ocurrió el pasado 6 de junio.
La falta de votantes se podría explicar porque originalmente la casilla estaba programada para ser instalada en las canchas de la Alberca Olímpica Francisco Márquez y recibiría a los votantes de tres secciones electorales, pero fue cambiada de último minuto.
Por causas ajenas al INE la mesa fue trasladada a un domicilio particular a dos cuadras de ahí.
Un túnel junto a un restaurante de quesadillas lleva hasta una pequeña habitación donde apenas caben las dos mesas de los funcionarios. Las casillas se encuentran en un patio contiguo, dos de las cuatro quedan bloqueadas por paredes.
Mientras algunos vecinos se sorprenden por la falta de mesa en la Alberca Olímpica y se apresuran por encontrar su nueva ubicación, otros siguen en proceso de autoconvencimiento para emprender la marcha.
Es el caso de Iván, quien atiende los abarrotes de su familia al otro lado de División del Norte. No se sorprende del repentino cambio de la mesa ni de la intermitente participación.
“Esta es la alcaldía más fifí de la ciudad, somos panuchos. Ahora sí que me voy a morir y van a seguir siendo panuchos cuando estén mis hijos”. Sigue viendo si va antes del cierre a las seis de la tarde.
Aunque se le señala como una fecha histórica para la democracia mexicana, el calendario sigue priorizando que es domingo.
“Muy tranquilo el día, como que hoy se guardaron casi todos. Por el calor, yo creo”, dice David, un taxista que pasó la jornada electoral recorriendo Benito Juárez, Coyoacán y Álvaro Obregón. No sabía que la consulta era hoy.
Mesas de consulta popular vacías
En el Centro Histórico desde las 07:30 de la mañana, ya se podía ver lo que sería el día: mesas de consulta vacías y gente confundida.
En la mesa de Tres Guerras número 17 pasaron horas y no había ni una sola persona formada esperando a ejercer su derecho de participar, nada más un hombre de la tercera edad preguntó si era la sección en la que le tocaba votar más tarde, pero no lo era.
Afuera de la de República de Cuba 95 solo los policías que estaban asignados al resguardo del lugar veían transcurrir los minutos esperando la conclusión de la jornada, que hubiera algún incidente o que llegara alguien.
Dos kilómetros hacia el sur, en la casilla de 5 de febrero 90, apenas llegaba una pareja de personas de la tercera edad a emitir su opinión cerca de las 09:00 horas.
Gerardo Ramos fue la tercera de las apenas cuatro personas que habían acudido a ejercer su derecho. “Ojalá hubiera más gente”, dijo.
La poca participación se mezcló con el retraso de representantes de casilla en la mesa de Ponciano Arriaga, 20, colonia Tabacalera, alcaldía Cuauhtémoc, hasta las 10 de la mañana no había abierto porque faltaba el escrutador.
Pese a esto, un jubilado, de nombre Luis Contreras esperaba con ansias emitir su opinión para poder ayudar al presidente a hacer justicia.
El ánimo de los pocos participantes era similar al de Luis, pero eso no ayudó, a las 11:30 del día, en la calle Tres Cruces de La Merced, una mesa receptora de consulta pasaba casi desapercibida entre los negocios y puestos de papelería
Miriam Martínez, habitante de la localidad, reprochó que el INE haya dispuesto a una escuela de esa calle como punto de voto para cinco secciones electorales, lo que dificultaba a los habitantes de calles más lejanas emitir su sufragio.
“Muchos vecinos no saben a dónde ir a votar, hay quienes viven hasta Eje Central y se les dificulta venir”, refirió.
La situación mencionada parecía no importar mucho; en Reforma el paseo Muévete en Bici transcurría de manera normal: personas en bicicletas, corriendo o caminando iban por la icónica avenida como cualquier otro domingo, no uno histórico para la vida democrática.
En Polanco, en el Parque Lincoln, a las 13:30 horas, la situación era aún más drástica que en los casos anteriores: en el pleno corazón de la colonia había música, los restaurantes llenos como si no fuera pandemia pero la carpa del INE para la consulta estaba vacía: la presidencia de la casilla informó que hasta esa hora, solo 14 personas registradas en la sección habían ido a emitir su opinión.
Para la tarde y el cierre de la jornada, las cosas no mejoraron y aunque los grupos impulsores decían que iba a ser histórico fue un día gris.