El proyecto multiplataforma “Cartografías de la reclusión” es una obra viva de la productora Tramas Encendidas mediante la cual sus integrantes Yareni Velázquez Mendoza, Berenisse Vásquez Sansores y María Inés Roqué visibilizan las historias de mujeres privadas de su libertad con expresiones artísticas que resignifican su estadía en los centros penitenciarios a la vez que derriban el estigma que las circunda; el cortometraje animado “La mancha negra” es una muestra de ello.
La pieza audiovisual ganó el reconocimiento como “Mejor Cortometraje de Animación Mexicano” en la 22 edición del Festival Internacional de Cine de Morelia por “su dominio de las herramientas de la animación que tejen una narrativa profunda y sincera, invitándonos a reflexionar sobre las huellas del pasado y el eco de nuestras acciones en el corazón de quienes amamos”, según deliberó el jurado. Para el equipo que conforma el proyecto el galardón fue un resultado inesperado, pero alentador.
La mancha negra, de Yareni Velázquez Mendoza recibió el 👁️ Ojo a Mejor Cortometraje de Animación Mexicano.
Película con producción de María Inés @RoqueMI #EgresadaCCC pic.twitter.com/gvTWQho44f
— Centro de Capacitación Cinematográfica (@CCCMexico) October 27, 2024
Las cineastas explican con voz emocionada a Reporte Índigo los pormenores de su iniciativa al abundar sobre la primera cartografía que retrata el universo del Centro Femenil de Reinserción Social Santa Martha Acatitla y del que se desprende el cortometraje premiado. La meta en 2025 es replicar la labor en el Centro Federal de Reinserción Social 16, en Morelos.
“Lo que nosotros hacemos es contar historias y muchas de ellas o la mayoría, en este caso en Cartografías, parten de la realidad, entonces trabajamos un poco con el documental aunque no nos ceñimos a que todo sea solo enfrascado en la realidad sino en esta mezcla con lo que también te aporta el arte, el contar tu perspectiva de las cosas, tus recuerdos o las memorias.
“Implica el cómo tú percibes al mundo y que no es necesariamente de una sola manera. La multiplataforma tiene que ver cuando son narrativas o historias que se expanden en diferentes formas o medios o salidas porque tienes diversas formas de contar una historia. Tenemos la animación, los retratos sonoros, que mezclan la imagen fotográfica con el bordado, la acuarela, el dibujo y lo sonoro, y los videos 360”, detalla Velázquez Mendoza, directora del primer mapeo.
Generar empatía para cuestionar el punitivismo
A decir de las creadoras, la diversidad de expresiones de esta y las cartografías sucesivas permiten exponer desde la empatía las vivencias de las personas que han sido denigradas, estigmatizadas y constreñidas al delito por el que se les acusó, de tal modo que la sociedad asome su mirada a los centros de reclusión por sobre una cifra o un expediente y se cuestione ¿qué ganamos como sociedad teniendo a mil 800 mujeres encerradas, rompiéndoles todo el espíritu?
“¿Dónde está la parte de reinserción? ¿Cómo estamos haciendo que estas personas se den cuenta, que se reestructuren, que se resignifiquen y salgan otra vez a la sociedad? ¿En dónde está esa parte? Porque yo no la encuentro, porque creo que es algo que sería importante pensar, preguntarse, ¿qué ganamos?
“Si el Estado paga con nuestros impuestos por cada uno de los reclusos un monto a una empresa privada es un negocio que estamos pagando nosotros, nosotras, ¿y qué posibilidad tiene una persona en esas condiciones de reinsertarse de una manera sana en la sociedad?”, expresa enfática María Inés Roqué, encargada de la producción de la primera entrega del proyecto
La guionista Berenisse Vásquez se suma a la interrogante al proponer que el encierro debería ser el último recurso si se piensa en un sistema de justicia menos punitivo y más restaurativo, que repare el daño e incida realmente en la disminución de la incidencia delictiva.
“A mí de qué me sirve que estés en la cárcel, yo quiero que me repares el daño, pero pon tú que sí, requieres del encierro, que en sí ya es un castigo, ¿por qué tiene que ser en esas condiciones? Eso habla de una sociedad enferma, para mí, el haber construido ese tipo de cárceles. Además fue en el año 2006 al 2012, fue ese periodo en el que se absorbieron las formas de construir de una empresa que acreditaba que Estados Unidos tenía de modelo y que ya las estaban cerrando.
“(Barack) Obama ya había dicho ‘no podemos seguir construyendo cárceles en este esquema’ en México se adopta ese modelo de tortura y todo concesionado a la iniciativa privada salvo el tema de seguridad y el de salud. Es un negocio. En el predio más lejano, que no sirve para nada, ahí construyo”, enfatiza.
Por lo anterior subraya el deseo de alcanzar con “Cartografías de la reclusión” un pequeño cambio y abrir la posibilidad de que quienes participen en el tejido de memorias reconecten desde una perspectiva distinta con su propia historia y el espacio que habitan.
Prevenir en vez de endurecer penas
Yareni Velázquez indica que la inversión pública para la reinserción social y el sistema penitenciario debería enfocarse en la prevención y el entendimiento de los contextos de las personas reclusas, víctimas en su mayoría de clasismo, racismo y otras desigualdades.
“Cuando empiezas a entender cómo funciona la estructura, te das cuenta de dónde vienen los problemas. La mayoría de ellos tienen una historia de violencia desde que son niños, eso te habla de muchas condiciones sociales de lo que sucede.
¿Qué pasa si reinvirtiéramos mucho más en prevenir y entender los contextos de la sociedad más que castigar, más que poner penas más duras, más que tener ahora más delitos que te implican seguir tu proceso adentro de la cárcel. ¿Por qué en lugar de empezar a cuestionarte el por qué sucede esto, la idea es cómo castigo más severamente las cosas? Al final no estás solucionando el problema. ¿Justicia para quién, justicia cómo?”, concluye.