Campesinos contra la adversidad y el abandono del Gobierno estatal de Coahuila

La agricultura extractivista, la sobreexplotación del agua, la migración por escasez y el consumo de drogas duras son algunas de los problemas que presenta el sector campesino en Coahuila
Christian Luna Christian Luna Publicado el
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Durante el anuncio de la llegada de una nueva empresa multinacional más, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, no desaprovechó la oportunidad para destacar la cantidad de producción de autos de combustión interna que mantienen al territorio como uno de los que encabezan esta industria.

El titular del Ejecutivo estatal que termina su sexenio este 2023 previó, que a la par, se empezarán a armar autos eléctricos, lo que duplicará la producción de las armadoras en las localidades de la entidad.

De acuerdo con el INEGI 2022, Coahuila es el séptimo lugar a nivel nacional con mayor disminución de Actividades Primarias (agricultura, cría y explotación de animales, aprovechamiento forestal, pesca y caza) con -1.3 por ciento por debajo del nivel nacional que presenta una aumento general de 2.5 por ciento.

También es el quinto estado a nivel nacional con mayor crecimiento de Actividades Secundarias como la manufactura.

Este tipo de industrialización, de acuerdo con los campesinos y activistas, desplazó al sector ejidal y se convirtió en el lado B de estas dinámicas económicas, trayendo consigo tiempos difíciles para quienes se dedican a las mismas.

Una de estas circunstancias es la presencia de cada vez más empresas que promueven la agricultura extractivista, método que explota la tierra con finalidades de satisfacer las demandas del mercado y no la de los pobladores del semidesierto.

De acuerdo con José Luis García Valero, integrante de la organización de campesinos “Sí a la Vida”,  el despoblamiento de los ejidos se ha intensificado en los últimos años por la industrialización y cada vez se le entregan con más frecuencia las tierras a los empresarios.

“El despoblamiento de las comunidades ejidales rurales es muy viejo. En los años 50 y 60 del siglo pasado empezó a darse esta esta migración campo ciudad y se está intensificando.

“Hoy se considera que el campo es arcaico y que hay que modernizarlo y entregárselo a los empresarios para que tengan esas formas de neolatifundismo, que ya no tiene que ver con grandes extensiones de tierra, tiene que ver más bien con la concentración de tecnología, agua y de insumos agroquímicos y demás en fracciones relativamente pequeñas de tierra, es lo que se llama agricultura extractivista”, explica.

Para el activista, en el mediano y largo plazo, lo único que dejará estas dinámicas es incrementar el deterioro del medio ambiente y de la vida de la región.

“Estas empresas que generan alimentos para la exportación dependen de la gran industria química, del petróleo, de los tractores y no tiene futuro, no hay energía suficiente para sostener ese tipo de agricultura extractivista, acaban con la tierra y la dejan convertida en un desierto”, sentencia.

Durante todo el sexenio de Miguel Riquelme se presupuestaron 94 millones 654 mil 403.9 para la Promotora del Desarrollo Rural de Coahuila, encargada de apoyar a los campesinos en diferentes ámbitos.

Esta cantidad representa sólo el 0.021 por ciento del recurso destinado a solventar los intereses de la Deuda Pública de la entidad nada más en el 2023, cifra que alcanzó los 4 mil 411 millones 602 mil 426 pesos.

“Los famosos programas de ayuda como Procampo son paliativos que tratan de reducir el impacto.

“Es como querer curar un cáncer con aspirinas. La enfermedad es otra. Se trata de recuperar el campo para los campesinos que no están pensando en hacer negocio, sino en producir alimentos que ellos mismos comen. Se tiene que volver al maíz, al frijol, a la calabaza, al chile, al garbanzo, a la milpa, a la hortaliza que son alimentos para la gente. De eso se trata, no de modernizar al campo”, dice García Valero.

La escasez de agua

El Centro de Investigación en Política Pública, junto con el Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. emitió el mes de febrero del 2023  la investigación “Aguas en México ¿Escasez o mala gestión?,  en donde posiciona a Coahuila como un estado vulnerable a las sequías debido al incremento de las temperaturas.

Según el informe, durante 2020, el norte del país experimentó dos situaciones traslapadas que agravaron la disponibilidad de agua en la región.

En 2019 y 2020 se tuvieron los años con el mayor número de sequías después de 2011, lo que propició que los niveles de las presas durante 2020 estuvieran por debajo del 40 por ciento de su capacidad máxima.

La recarga de acuíferos depende de las condiciones de la cuenca hidráulica, del suelo y de las precipitaciones y se ve afectada por el incremento de las sequías.

Dicho aumento es uno de los efectos del cambio climático y, aunque en el país se tiene la presencia de inundaciones, las cada vez más frecuentes sequías dificultan el almacenamiento de agua en acuíferos por la rápida evaporación del líquido.

México tenía hasta el mes de octubre para hacer entrega del agua correspondiente a Estados Unidos para dar cumplimiento a un acuerdo transfronterizo, lo cual dejó un problema de escasez de agua en la región norte y afectó a 90 por ciento del territorio de Sonora, Baja California, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas.

La batalla por el agua

Felipe Rodríguez, presidente del Comité de Defensa del Agua en Parras de la Fuente, Coahuila, lleva años liderando la lucha para evitar el despojo de los acuíferos que abastecen a la comunidad y que, con la industrialización, han sido sobreexplotados a tal grado de violar las vedas que advierten el peligro de escasez.

Se trata de los acuíferos de Paila, sobreexplotado por más 700 millones de m3 anuales; el acuífero de General Cepeda, “La sauceda”, con una sobreexplotación de 90 millones de m3 al año; y el acuífero Saltillo Sur, que tiene ya una sobreexplotación de 70 millones de m3 por año, dice el experto.

“Son acuíferos totalmente sobreexplotados en los que se siguen haciendo perforaciones ilegales y que día con día va aumentando la sobreexplotación y va bajando el volumen de agua”, acusa.

Felipe ha solicitado desde el 2010 un decreto de veda para evitar la sobreexplotación de los pozos y hasta que no lo consiga, el problema y el desinterés de las autoridades continuará.

A causa del uso indiscriminado del agua, los pobladores que dependen de pozos de 40 metros para subsistir, han tenido que abandonar sus tierras. Foto: Especial
A causa del uso indiscriminado del agua, los pobladores que dependen de pozos de 40 metros para subsistir, han tenido que abandonar sus tierras. Foto: Especial

El acuífero Saltillo Sur, a pesar de tener dos decretos de veda publicada, uno desde el año 1950 y otro desde 1972, para evitar la sobreexplotación, actualmente está en la mira de las autoridades estatales y empresarios para utilizar el líquido y así mantener la nueva “Ciudad Industrial Derramadero” que alberga cuatro parques industriales.

Las autoridades han señalado a los medios de comunicación locales que el proyecto contará con 34 mil 758 viviendas para 38 mil trabajadores en el sector industrial y de 17 mil 129 empleos en comercio, educación, salud, servicios profesionales y turismo para sumar 55 mil 129 trabajos, con 130 mil 142 habitantes, en un desarrollo de 900 hectáreas exclusivo para vivienda y de mil 500 hectáreas para uso industrial.

“Aparte de la sobreexplotación del acuífero saltillo Sur, se pretende llevar el agua para la creación de Ciudad Derramadero. Están solicitando 30 millones de m3 anuales. Ellos dicen que el acuífero si tiene agua y nosotros sabemos que ya no tiene.  Sabemos que si sigue así muy pronto nos quedaremos sin agua”, asegura.

El experto comenta que debido al uso indiscriminado del agua, los pobladores que dependen de pozos de 40 metros para subsistir han tenido que abandonar sus tierras, pues el nivel del agua es cada vez más bajo.

“No los hemos podido detener, esa es la verdad. Ellos siguen haciendo conexiones de tuberías para sacar el agua”, concluye.

Drogas, el foco rojo

Coahuila enfrenta un cambio en sus dinámicas laborales en las zonas rurales debido al consumo de metanfetamina, el cual se agravó en las últimas décadas.

Estudios y especialistas coinciden en que el abandono del campo, la falta de políticas públicas y las jornadas largas influyeron en que los trabajadores agrícolas optaran cada vez más por los estimulantes ilegales.

Aunque el fenómeno está detectado, aún faltan investigaciones en las que se refleje qué ocurre con los trabajadores de los procesos agropecuarios respecto a los estupefacientes.

El estudio “Contexto de la demanda de sustancias ilícitas en 2022-2023 y acciones de Gobierno de México en materia de salud mental y adicciones”, publicado por Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones, señala que la entidad se encuentra entre las 11 entidades de México que más demandan tratamientos por consumir Estimulantes de Tipo Anfetamínico (ETA), que incluyen a las anfetaminas, metanfetaminas y el éxtasis.

El abandono del campo, la falta de políticas públicas y las jornadas largas influyeron para que los trabajadores agrícolas opten cada vez más por usar estimulantes ilegales. Foto: Especial
El abandono del campo, la falta de políticas públicas y las jornadas largas influyeron para que los trabajadores agrícolas opten cada vez más por usar estimulantes ilegales. Foto: Especial

Pero el psicólogo clínico Juan Manuel Galarza, con más de 14 años de atención a consumidores de sustancia en la ciudad  de Saltillo, destaca que lo que ocurre en el campo respecto a las drogas es aún desconocido debido a que estos grupos poblacionales buscan pocas veces atención médica.

Desde su observación, en dicha zona, años atrás había una preocupación por el uso de inhalables y a partir de que se instaló el consumo de la metanfetamina en Coahuila,  del año 2014 a la fecha, ahora el problema es la adicción al cristal.

Compartió que la mayoría de los pobladores que él atiende y que provienen de las zonas rurales y llegan con él a buscar atención es porque fueron arrestados y no porque buscaran por ellos mismos un tratamiento de salud.

“La mayoría que llegan aquí provenientes de los ejidos son traídos por medidas cautelares y no por una instancia de salud publica”, dice.

Una de las consecuencias del consumo en estas regiones son las afectaciones al tejido social, pues las adicciones llevan al individuo a aislarse y a romper con las dinámicas en comunidad.

“Si para acceder a atenciones en la ciudad es difícil, imagínate para los habitantes del campo. El acceso a una opción para la salud mental o para un consumo de drogas es muy complicado”, comenta Juan Manuel Galarza.

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