Cambio de mentalidad sobre el envejecimiento

A pesar de las numerosas contribuciones que realizan las personas mayores a la sociedad y de su gran diversidad, las actitudes negativas hacia ellas son comunes en todas las sociedades y rara vez se castigan
Ernesto Santillán Ernesto Santillán Publicado el
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, para fomentar un envejecimiento saludable y mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y comunidades, será necesario introducir cambios fundamentales no solamente en las acciones que emprendamos, sino también en nuestra forma de pensar acerca de la edad y el envejecimiento.

Para lograr esto, la OMS estableció cuatro líneas de acción a implementar en la próxima década: cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar con respecto a la edad y el envejecimiento; asegurar que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores; ofrecer una atención integrada y centrada en las personas, así como servicios de salud primarios que respondan a las necesidades de las personas mayores y les proporcionen acceso a la atención a largo plazo.

“Para fomentar el envejecimiento saludable será necesario contar con la participación de muchos sectores, entre ellos los de la salud, las finanzas, la atención a largo plazo, la protección social, la educación, el trabajo, la vivienda, el transporte, la información y la comunicación. Eso requerirá a su vez la implicación de los gobiernos nacionales, subnacionales y locales, así como de los proveedores de servicios, la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones de personas mayores, el mundo académico y las personas mayores, sus familias y amigos”, dice el documento “Década del Envejecimiento Saludable 2020-2030”.

Por último, la investigación de la OMS, dice que el contexto de cada país determinará cuáles son las actividades más apropiadas o urgentes a realizar

No obstante, todas las actividades deben llevarse a cabo de un modo que contribuya a superar la inequidad, en lugar de reforzarla.

“Circunstancias personales como el género, la etnia, el nivel de educación, el estado civil, el lugar de residencia o la situación sanitaria pueden dar lugar a un acceso desigual a los beneficios derivados de estos ámbitos de actuación, con el consiguiente perjuicio para la capacidad de optimizar el envejecimiento saludable.

“El afán de superar los problemas a los que se enfrentan actualmente las personas mayores y de anticiparse al futuro envejecimiento de la población orientará los compromisos y las actividades que se adopten a lo largo de la década con el fin de crear un futuro mejor para todas las personas mayores”.

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