Los ajolotes y la ninfa, planta nativa del lago de Xochimilco, podrían dejar de formar parte del ecosistema del sur de la Ciudad de México. Si la tilapia y carpas, así como el lirio acuático, se apoderan de las aguas de los canales, terminarán con estas especies endémicas del centro del país.
Cada día son más frecuentes los reportes de invasiones de especies en ecosistemas a los que no pertenecen, por lo que se les considera invasoras.
La combinación de estos factores, junto con el cambio climático, son una de las mayores amenazas a la naturaleza y a la preservación del medio ambiente, un problema que además tiene un costo económico para individuos y países que padecen este problema.
A pesar de que en el país existe una Estrategia Nacional sobre Biodiversidad y un Plan de Acción 2016-2030, en el que se actualizó la lista de Especies Invasoras en México, la cual no se ponía al día desde el 2010, las instituciones federales como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), poco han podido hacer para frenar y mitigar los efectos de este fenómeno.
La gerente de investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Anaid Velasco, comenta en entrevista con Reporte Índigo, que aunque la movilidad de especies a hábitats que no son los suyos se debe mayormente a razones antropogénicas, es decir, que es el hombre quien las desplaza, las especies también migran debido a la proliferación de fenómenos ambientales causados por el cambio climático.
La relación entre especies invasoras y el deterioro del medio ambiente es recíproca debido a que una es la consecuencia de la otra y viceversa.
“La otra es que hay especies que llegan a través de las corrientes de aire, de ciclones, huracanes o por el agua y dependiendo de la adaptabilidad que tengan a donde llegan, se convierten en invasoras”, explica Velasco.
De acuerdo con la Estrategia Nacional sobre Biodiversidad, entre los impactos que puede causar la introducción de especies invasoras a ecosistemas que no son los suyos están: cambios en la estructura y composición de las comunidades al desplazar poblaciones de especies silvestres, reducción de la diversidad genética, transmisión de enfermedades que afecten la salud humana, de la flora y fauna, la extinción de especies y la aparición de cambios en el funcionamiento de los ecosistemas con la consecuente degradación de la integridad ecológica.
Especies invasoras, problema económico
Además de las implicaciones ecológicas, la dispersión de especies fuera de su hábitat constituye un problema económico.
Velasco menciona como ejemplo de pérdidas económicas derivadas de la invasión de especies, la proliferación de las plagas, el insecto broca del café (Hypothenemus hampei) y el hongo roya del cafeto (Hemileia vastatrix); detectadas por primera vez en México en la región del Soconusco, Chiapas entre 1978 y 1981.
Hace siete años, en 2015, una de estas plagas, la roya, acabó con grandes hectáreas de cultivo, lo que provocó pérdidas económicas a gran escala.
“Esta plaga del café proliferó y generó pérdidas económicas en Chiapas, Veracruz y Puebla. El clima influye en la prevalencia de la enfermedad, porque las altas temperaturas afectan el ciclo biológico de este patógeno, entonces lo que sucedió es que el periodo de incubación era más breve, entonces la plaga creció más rápido, se extendió y acabó con el café, aunado a las lluvias que transportaban estos hongos”, menciona Velasco.
Otro de los efectos de la proliferación de la roya, de acuerdo con la gerente de investigación del CEMDA, fueron sociales, pues muchos de los trabajadores de la industria del café se quedaron sin empleo.
Las especies invasoras deterioran los recursos naturales y los servicios ambientales que cada elemento del ecosistema provee, lo que afecta gravemente la producción de alimentos.
Por su parte, la maestra Mariajulia Martínez, directora adjunta de la Iniciativa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Tecnológico de Monterrey, coincide en que la invasión de especies exóticas genera gastos y pérdidas económicas.
“Hay dos casos que para mí son muy representativos de la invasión de especies en México: el lirio acuático y el ajolote. El primero lo trajeron de Sudamérica, porque se ve muy bonito, pero hoy en día es una plaga que está afectando a los ecosistemas acuáticos de la zona chinanpera”.
“El impacto económico tiene que ver, además, con los gastos derivados de combatir las plagas y mecanismos de control, como en el caso del lirio acuático, que sacan y dejan en las orillas”, dice.
Martínez menciona que otro de los efectos económicos de la invasión de especies es el gasto en salud, tanto en humanos como en especies animales y vegetales.
“Hay especies que llegan a dañar edificios, el cableado en las ciudades, además de afectar a otras construcciones e infraestructuras, lo que se tiene que reparar, provocando un impacto económico”, detalla.
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