Cambia el juego

Gabriel Quadri descuadró la carrera presidencial. Y su sorpresiva estrategia en el debate presidencial de ayer domingo le ganó una oleada de nuevos simpatizantes.

De facto la encuesta telefónica de Reporte Indigo Cinco Días muestra dos grandes ganadores: Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri. Y dos perdedores: el priista Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota.

Félix Arredondo Félix Arredondo Publicado el
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El primer debate de la carrera presidencial 2012 modificó las preferencias. El segundo debate será el próximo 10 de junio en Guadalajara

Gabriel Quadri descuadró la carrera presidencial. Y su sorpresiva estrategia en el debate presidencial de ayer domingo le ganó una oleada de nuevos simpatizantes.

De facto la encuesta telefónica de Reporte Indigo Cinco Días muestra dos grandes ganadores: Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri. Y dos perdedores: el priista Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota.

El muestreo telefónico entre mil 581 ciudadanos levantado al concluir el debate revela que el 67 por ciento de los encuestados vio el debate. El debate derrotó al futbol.

De los mil 13 que dicen que sí lo vieron, 28 por ciento dice que ganó el progresista López Obrador y 26 por ciento el panalista Quadri, lo que con el margen de error se interpretaría como un empate técnico.

Sólo el 21 por ciento piensa que el priista Peña Nieto se llevó la noche y el 15 por ciento que lo ganó la panista Vázquez Mota.

Habrá que ver las encuestas de población abierta, para evaluar el efecto definitivo del debate en la intención de voto del electorado.

¿Por qué ganaron López Obrador y  Gabriel Quadri? Por una sencilla razón: “Conectaron” más con la gente que les vio.

Y es que probablemente si se hiciera una encuesta entre los que los vieron qué fue lo que más les llamó la atención de sus propuestas, es probable que la mayoría no pueda recordar con precisión lo que finalmente propusieron ambos candidatos.

El candidato del Panal desde el principio adoptó una posición que fue bien recibida, sobre todo entre los indecisos o los que aborrecen a los políticos, que no son pocos.

Su estrategia fue clara :“Yo no soy político, los políticos son los otros tres. Y ya ven, se la pasan peleando, echándose lodo, sin preocuparse de ti, ciudadano”.

Y aunque López Obrador volvió al golpeteo menos amoroso,  al recordar, como en 2006, que una camarilla está apoderada de México para perjuicio de los que menos tienen, vivió momentos en que conectó en directo.

Como aquel en el que López Obrador y Peña Nieto empezaron a sacarse los trapos sucios respecto de la corrupción de sus colaboradores cercanos.

El progresista sacudió al priista: “Cómo son las cosas. Cómo es este mundo. Ponce, secretario de finanzas en el tiempo que fui jefe de Gobierno está en la cárcel, lleva ocho años. Bejarano también estuvo en la cárcel. Y usted, que fue secretario de administración en el gobierno de Arturo Montiel, está aquí, de manera inexplicable…”.

Lo que no deja de llamar la atención es que la caída de Peña Nieto sea tan pronunciada.
Ya se sabía que debatir no es su fuerte. El constante parpadeo de sus ojos delataba su nerviosismo. Y un frecuente tic en su ojo izquierdo hacía ver que estaba sumamente molesto con López Obrador cuando le recordó.

Peña Nieto entendió el mensaje. No debería seguir metiéndose con López Obrador. Concentró los ataques en  Josefina, quien parecía estar totalmente ausente en el debate.

A Vázquez Mota poco le funcionó lo de la pequeña Paulette. Tampoco prendió lo del escándalo de la deuda de Coahuila. Y mucho menos sus señalamientos de que el Estado de México era una de las entidades con el índice más alto de corrupción.

A la candidata panista esta primera confrontación simplemente no le funcionó entre la población abierta. Quizá por eso, resbaló hasta el sótano de la tabla de posiciones en el debate.

En cambio la revelación fue Quadri, quien ganó tan sólo por el hecho de negarse a entrar al golpeteo. Ganó por no confrontar. Se dedicó a proponer y a recordar una y otra vez que los políticos se dedicaban a echarse lodo.

Pero justo es reconocer que algunos comentaron que las propuestas del candidato del Panal eran buenísimas.

Un ejemplo es la de aumentar el número de cárceles y privatizarlas, o la de multiplicar por 10 los elementos de la policía federal, o de plano quitar los subsidio al campo para impedir la desforestación.

Sea como fuera sí se dieron las coincidencias. Acabar con los monopolios, tanto de telecomunicaciones como de las televisoras, revisar la estrategia energética y redefinir los programas sociales, educativos y de salud.

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