Uno de los grupos más vulnerables del país no pudo siquiera alzar la voz.
Unos 200 inmigrantes centroamericanos que planeaban participar en la protesta anual del “Viacrucis” fueron disuadidos por los retenes de vigilancia y las amenazas de detenerlo.
Desde hace años, los migrantes cargan cruces de madera en marchas de protesta durante la Semana Santa para realzar su sufrimiento a manos de delincuentes y policías corruptos.
Sin embargo, el sacerdote Alejandro Solalinde, uno de los activistas en pro de los migrantes más conocidos del país, dijo el sábado que las autoridades amenazaron con arrestar por tráfico de personas a los dueños de los autobuses rentados para el traslado de los manifestantes de la localidad de Ixtepec, en el estado de Oaxaca, a la capital.
Dijo que los inmigrantes tenían previsto marcharse el jueves de la Ciudad de México.
“Nunca había visto una ciudad sitiada”, declaró el sacerdote.
Piden vía libre
Los manifestantes exigen el fin de las redadas de los migrantes porque les han impedido principalmente viajar en un tren carguero cuyo trayecto los acerca hasta la frontera con Estados Unidos.
(Fuente: AP)