A diferencia de la Universidad de Guadalajara (UdeG), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no ha incurrido en la destrucción de cadáveres no identificados mediante su incineración, una práctica que obstaculiza las labores de búsqueda de personas desaparecidas en el país.
Registros obtenidos de la UNAM vía transparencia muestran que su Facultad de Medicina recibió entre el 2007 y el 2019 un total de 3 mil 684 cuerpos para sus actividades de docencia e investigación, de los que solo 2 mil 353 estaban identificados.
De los mil 331 cuerpos restantes no identificados, la institución precisó el destino final que les dio a mil 231 de ellos, asegurando que fueron inhumados, y que ninguno fue sometido a un proceso de incineración, según el recurso de revisión RRA 15577/19.
El tratamiento que la máxima casa de estudios del país ha dado a los cadáveres sin identificar ha sido muy distinto al de la UdeG en Jalisco, la cual ha reconocido que del 2006 al 2019 recibió del Forense local 167 cadáveres no identificados, de los que 118 (el 71 por ciento) fueron destruidos mediante su cremación.
Los archivos proporcionados por la UNAM muestran que su Facultad de Medicina no incineró cuerpos sin identificar ni antes ni después de la entrada en vigor de la Ley General de Víctimas en el 2013, legislación esta que, como lo ha señalado el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), prohibió la cremación de cadáveres cuya identidad no estuviera determinada.
En contraste, la UdeG continuó con la incineración de cuerpos no identificados aun cuando la Ley General de Víctimas ya lo prohibía en el país. En el lapso 2013-2016 desintegró con este método a 55 de los cuerpos de personas desconocidas que resguardaba, según la solicitud de información 06192519.
En el estado, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) ha aceptado que desconoce el destino final que tuvieron los 397 cadáveres no identificados que entregó a universidades privadas locales y a la UdeG en el lapso 2009-2018.
Quien fue la titular del Servicio Médico Forense (Semefo) de Jalisco hasta julio pasado, Martha Stephania Robles Cervantes, llegó a advertir en el Oficio IJCF/ FM/2277/2019/12CE/FM/03, del 12 de noviembre de 2019, esta situación.
“Se informa que no se localizó documento en que se notificara el destino que las instituciones (educativas) dieron a los cadáveres que recibieron”, se lee.
Cadáveres en la UNAM
La Facultad de Medicina de la UNAM señala que los 3 mil 684 cuerpos que recibió durante el periodo 2007-2019 los obtuvo a través de tres canales distintos.
El primero es el Programa de Donación de Cuerpos de esa Facultad, “que tiene como misión coordinar, implementar y asegurar la disponibilidad de cuerpos que tendrán fines docentes y de investigación para desarrollar nuevos tratamientos médicos, técnica quirúrgica, dispositivos biomédicos, así como perfeccionar las prácticas médicas y forenses en beneficio de la población mexicana”.
El segundo es a través de los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS), resultado de un convenio de colaboración entre la UNAM y el Gobierno del Distrito Federal (hoy CDMX), a través de la Secretaría de Desarrollo Social.
“A fin de que el Instituto de Asistencia e Integración Social ponga a disposición de la Facultad de Medicina de la UNAM los cadáveres de personas desconocidas, fallecidas en los Centros de Asistencia e Integración Social (CAIS) dependientes del Instituto de Asistencia e Integración Social, de acuerdo con lo establecido en el Convenio y con lo dispuesto en la Ley General de Salud”.
La tercera vía es el Instituto de Ciencias Forenses (incifo) de la Ciudad de México, derivado de un convenio de colaboración celebrado el 7 de marzo de 2011, entre la UNAM, el Tribunal Superior de Justicia del DF, la Procuraduría General de Justicia capitalina y el Instituto Politécnico Nacional.
“Su objeto es establecer los mecanismos de colaboración entre las partes que lo suscriben, para llevar a cabo el control de registro, manejo, distribución eficiente y proporcional de los cadáveres de personas desconocidas sean íntegros, autopsiados o partes de lo mismos; órganos, tejidos y sus derivados, o productos, embriones y fetos, que sean pues puestos a disposición del Ministerio Público y que puedan ser utilizados por las instituciones de enseñanza pública de nivel superior, para fines de investigación y docencia“.
La vía que le proveyó el mayor número de cuerpos a la UNAM fue justamente el Incifo, con 2 mil 129 cadáveres; seguido de los CAIS del Gobierno de la CDMX, que le entregó otros mil 467; y finalmente, el Programa de Donación, con 88.
De los 2 mil 353 que recibió en esta categoría, informó el destino final de 2 mil 200 de ellos: 740 fueron inhumados; mil 374 fueron incinerados; y 86 están conservados para docencia e investigación.
Cremaciones jaliscienses
Recientemente este medio publicó que, a nivel nacional, solamente los gobiernos de Jalisco y Guerrero reportan haber destruido cuerpos no identificados con su cremación, según los registros forenses de 29 entidades federativas en el lapso 2007-2019, obtenidos vía transparencia (las tres restantes no respondieron).
El Gobierno de Jalisco incineró al menos mil 055 cadáveres no identificados en esos años —sin considerar los de la UdeG—; y el de Guerrero hizo lo mismo con otros 33.