Búnkers de riesgo, consumo de alimentos procesados

Debido a la pandemia y al miedo que provocó el salir a las calles, muchas personas compraron productos procesados cuya ingesta en exceso puede ser dañina para la salud, sobre todo en un tiempo en el que debemos fortalecer nuestro sistema inmunológico
Julio Ramírez Julio Ramírez Publicado el
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Ante la pandemia por COVID-19, las despensas de los mexicanos están surtidas con alimentos perecederos y ultraprocesados que podrían no ser la mejor opción en esta contingencia sanitaria.

El confinamiento es uno de los principales factores por el que se altera la manera en la que la población compra y consume alimentos

Una encuesta del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (CINyS-INSP) junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), identifica que 12 por ciento de la población consultada acepta que empeoraron sus hábitos alimenticios con la llegada de la pandemia. Respecto a la percepción sobre su peso, el 36 por ciento percibió un incremento.

Expertos del Laboratorio de Datos Contra la Obesidad consultados por Reporte Índigo aseguran que lo mejor es tratar de mantener una alimentación basada en productos enteros y naturales, como las frutas y verduras.

Asimismo, advierten a la población sobre el riesgo de iniciar una dieta alimenticia con miras a bajar de peso, ya que en estos momentos lo más importante es la preservación de la salud.

La crisis sanitaria pone a todos en riesgo, por ello, es fundamental tener un sistema inmunológico fuerte.

El doctor Guillermo Arteaga Mac Kinney, experto en alimentos y profesor de la Universidad de Sonora, considera que es momento de dar el siguiente paso y hacer algo para mejorar de manera contundente nuestra forma de alimentarnos.

“Podemos estar muy preocupados por algo, pero poco ocupados. Nos puede preocupar la situación de controlar nuestro peso o tener mejores hábitos y quizás estamos sensibles, pero ya cuando toca llegar a la acción no damos ese paso. Ese es un tema que se ha visto mucho por la salud, que le preguntamos a la gente qué tan importante es su salud y dicen que sí es muy importante, pero, ¿qué haces por tu salud?”, explica el especialista.

Considera que la gente en México reconoce que es peligrosa la obesidad y acepta que los buenos hábitos protegen. Pero muchas veces ese conocimiento se queda simplemente como teórico por distintas razones: el tiempo o la economía y no lo llevamos a la práctica.

Por su parte, la nutrióloga Alejandra Ponce Garza, considera que ahorita lo más importante es la supervivencia.

En época de pandemia lo importante es que estemos todos sobreviviendo y que logremos pasar este mal rato a nivel mundial, no la pérdida de peso
Alejandra Ponce GarzaNutrióloga

La experta opina que el presupuesto de una familia se debe dirigir en comprar procesados y también productos frescos. La desventaja de adquirir muchos procesados es que disminuye el recurso económico para la adquisición de productos frescos.

“Si a lo mejor tengo mil pesos para gastar a la semana en el súper y de esos mil pesos 500 o 700 son para productos ultraprocesados, te estoy hablando de que casi no voy a tener productos frescos en mi casa, que son los que realmente me aportan más nutrientes.

“Si es lo único que hay para comer, te está quitando el hambre, pero si todo el tiempo como estos alimentos vamos a ver un efecto sobre nuestra salud”, añade.

La repercusión a largo plazo se puede ver reflejada en los altos niveles de glucosa, colesterol o presión sanguínea.

“En época de pandemia y con todo el miedo que hubo en un principio, creo que fue completamente normal que la gente se inclinara a comprar alimentos procesados ya que este tipo de productos duran más en el almacén”, sentencia.

En tanto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) recomienda mantener una dieta rica en cereales integrales, frutos secos y grasas saludables como las de oliva, sésamo, cacahuate u otros aceites ricos en ácidos grasos insaturados, con la finalidad de fortalecer el sistema inmunológico y disminuir los procesos inflamatorios.

Asimismo, advierte que el encierro puede generar estrés y con ello desatar o agravar los trastornos alimenticios.

La alimentación también se vio afectada por la disminución de los salarios que derivó en dificultades económicas para las familias.

El Estudio sobre el efecto de la contingencia COVID-19 en el consumo y compra de alimentos de adultos mexicanos elaborado por el INSP y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), estima que la mitad de una muestra de 3 mil 174 respuestas indicó que vio disminuidos sus ingresos en esta contingencia. Un 3 por ciento incluso mencionó que dejó de recibir ingresos.

En tanto, las compras a domicilio se incrementaron y disminuyó la afluencia de asistentes a mercados y tianguis para la búsqueda de alimentos.

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