Bosques, al borde de la crisis

Las regiones boscosas mexicanas están bajo amenaza. La Profepa identificó 108 regiones críticas que han sido saqueadas de manera ilícita por actividades como la tala clandestina o los proyectos de desarrollo
J. Jesús Lemus J. Jesús Lemus Publicado el
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México se encuentra al borde de una crisis ambiental. De todas las entidades del país que cuentan con zonas forestales de importancia, solamente cinco de ellas no registran áreas devastadas por la tala inmoderada o la explotación irracional. En los otros 26 estados existen al menos 108 zonas forestales consideradas como críticas por el gobierno federal.

A la deforestación se suma la sustracción ilegal de la fauna silvestre que ha ido en aumento. Según la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en los últimos diez años ha logrado 2 mil 461 decomisos de especies animales que pretendían ser removidas de su hábitat natural para ser comercializadas.

En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente otro problema que resalta la crisis ambiental que se vive en el país es el desmesurado consumo que se hace de los bosques, a través del cambio de uso de suelo para otras actividades; por esa causa, solo durante el 2017 y en lo que va del 2018 se han registrado mil 226 casos en 22 estados del país.

En respuestas públicas emitidas por la Profepa se revela que el problema de la deforestación, sustracción de fauna silvestre y cambio del uso de suelo forestal para otras actividades, son las principales amenazas que enfrentan actualmente los bosques mexicanos, los que se extienden sobre el 32 por ciento del suelo nacional, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

El problema de la deforestación que vive el país no solo tiene repercusiones por la importancia económica que los bosques representan, sino porque estos son “el sustento de decenas de miles de familias campesinas; albergan una altísima diversidad biológica y prestan servicios ambientales fundamentales”, según la Agenda Ambiental 2018, elaborada por científicos y académicos de la UNAM para ser presentada a los candidatos presidenciales.

A la deforestación se suma la sustracción ilegal de la fauna que ha ido en aumento. Según la Profepa, en la última década ha realizado más de dos mil decomisos de especies

En los bosques se sustenta el potencial ecológico de México, que “sin duda ya se encuentra en una crisis, y enfila hacia una situación catastrófica en diversos puntos del país, donde los bosques no han sido cuidados con el esmero que se está observando en otros países del mundo”, consideró el ecologista Fernando Tejeda.

Esa aseveración coincide con una respuesta emitida por Profepa el pasado 30 de mayo a una solicitud de información, en donde se señala que de todo el territorio nacional, los únicos cinco estados que en los que no hay registro de zonas boscosas devastadas en su territorio son: Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Nayarit y Tabasco.

Sin embargo, en otra respuesta emitida por la misma dependencia el 23 de mayo, se detalla que en todo el territorio nacional sí se han registrado otras de las tres causas consideradas como factor de afectación directa a los bosques, como es la sustracción ilegal de especies animales, acción de la que no se escapa ninguna de las entidades del país.

Con relación al cambio de uso de suelo para actividades distintas a la forestal, este fenómeno, de acuerdo con Profepa, se ha presentado en todo el territorio nacional, a excepción de los estados de Baja California, Colima, Nuevo León, Ciudad de México, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, Sinaloa y Tamaulipas.

La principal razón del deterioro de los bosques mexicanos, señala la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, es la tala inmoderada. Sin embargo, para organizaciones como la del Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ), la deforestación también tiene un trasfondo en la implementación de proyectos de desarrollo, con fines inmobiliarios o de explotación de más recursos.

Regiones más amenazadas

De las 108 zonas identificadas por la Profepa como críticas forestales vigentes, en solo seis estados se encuentran repartidas 40.

En Veracruz se cuentan nueve zonas críticas, lo que la coloca como la entidad con mayor número y se ubican en el área de Chicontepec, Papantla, Los Tuxtlas, Cofre de Perote, Pico de Orizaba, Misantla, entre otras.

Jalisco es la segunda entidad con más regiones boscosas devastadas, en su territorio suman siete en total, entre las que se encuentran la Sierra Occidental, Sierra de Amula, Costa Norte y Sur, y el Sureste.

Otras cuatro entidades cuentan con seis zonas críticas cada una: Chiapas, Estado de México, Puebla y Querétaro.

Datos de la Profepa indican que en el 2015 la industria forestal establecida en México contaba con alrededor de 10 mil centros de transformación de madera que se extraía de sus bosques.

“En la mayoría de las entidades del país, la capacidad de transformación de materias primas forestales rebasa la capacidad productiva de los terrenos forestales, por lo tanto los volúmenes autorizados parecerían insuficientes para atender la demanda de la industria forestal instalada”, señala el Informe de Actividades de 2017 de la Profepa.

Dicho documento también estipula que al haber más centros de transformación y pocos árboles, motiva a que se cometan actividades ilícitas que afectan a los ecosistemas forestales del país, entre ellas el cambio de uso de sueño de terrenos boscosos sin autorización, el sobreaprovechamiento de los recursos arbolarios, la extracción de madera sana sin plagas ni enfermedades y la tala clandestina.

Con base en las acciones del Programa de Combate a la Tala Clandestina, la Profepa informó que durante el 2017, a nivel nacional, efectuó 226 operativos forestales y mil 171 recorridos de vigilancia.

Como resultados del Programa de Combate, 55 personas fueron presentadas ante el Ministerio Público Federal por tala clandestina; 74 aserraderos fueron clausurados; 562 unidades de equipo y herramienta fueron incautados; 255 vehículos de transporte de madera se aseguraron; se recuperaron 18 mil 338 metro cúbicos de madera; y 294 toneladas de carbón fueron retenidas.

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