El empoderamiento de la mujer en la sociedad mexicana, no solo es para bien. Cada vez son más las mujeres que han venido escalando a mandos de control dentro de las estructuras criminales de los cárteles de las drogas que operan en el país.
Lo anterior queda en evidencia, no sólo por el anuncio de las últimas detenciones dadas a conocer por parte del Sistema Nacional de Seguridad Pública y la Procuraduría General de la República (PGR), sino por las órdenes de localización y presentación que en instancias procuradoras de justicia mexicana siguen vivas en contra de mujeres presuntamente criminales .
Apenas en noviembre del año pasado, elementos de la policía estatal de Tamaulipas, lograron la detención de Ana Isabel Treviño Morales, hermana de Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, quien se habría quedado al frente del cártel de los Zetas en la zona de Nuevo Laredo, tras la detención de su hermano ocurrida en julio de 2013.
Igual que Ana Isabel Treviño Morales, también Claudia Elena Laborín Archuleta, esposa de Héctor Beltrán Leyva “El H”, decidió asumir el control del cártel tras la detención de su marido, pero fue aprehendida en septiembre de 2016, luego de fricciones que mantuvo con su sobrino Alfredo Beltrán Guzmán, “El Mochomito”, por disputas de control de la estructura criminal.
A la lista de mujeres que han demostrado su empoderamiento criminal, se suma Leticia Rodríguez Lara, “Doña Lety”, quien inició su vida delictiva como narcomenudista para el cartel de los Zetas en Cancún, pero que, tras su relación sentimental con Iván Velázquez Caballero “El Talibán”, y la detención de éste, decidió quedarse al frente del grupo delictivo, que primero se alió con el Cártel de Sinaloa y, posteriormente, con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
“Doña Lety”, también conocida como “La 40”, fue detenida en Puebla en agosto de 2017, luego de haber detonado la violencia en Cancún, donde se confrontó con otra jefa de plaza, Maria Teresa Rodríguez “La Tía”, quien fue ascendida a ese rango por Juan Gerardo Treviño Chávez, “El Huevo”, cuando se hizo cargo del cártel y quien estuvo algún tiempo bajo las órdenes de “La Tía” en la zona de Reynosa, Tamaulipas.
Otra mujer que ascendió dentro de la estructura delictiva es Alejandra Ramírez Arballo, “La Candela”, quien fue detenida en agosto de 2017 en el municipio de Toluca, y quien al momento de su captura era señalada como responsable en el Estado de México del Cartel de Los Rojos, organización liderada por su cuñado Santiago Mazari Hernández, “El Carrete”.
“La Candela” ascendió dentro de la estructura criminal tras la detención de su pareja sentimental, Rubén Mazari Hernández, hermano de “El Carrete”, cuya aprehensión ocurrió en enero de 2016, fecha en la que se hizo cargo de las actividades delictivas que realizaba su pareja. Pero no ascendió sola: también fue elevada al rango de jefa de plaza, en el sur del estado de Morelos, su cuñada y hermana de “El Carrete”, Gabriela Mazarí Hernández, “La Gorda”, quien fue detenida el pasado 22 de marzo de este año.
De acuerdo a fuentes extraoficiales de la PGR, a la fecha, existen al menos 15 órdenes de localización y presentación en contra de presuntas jefas de plaza de diversas organizaciones criminales, vigentes desde 2011, cuando la Oficina Antidrogas de Estados Unidos (DEA) publicó una lista de las más buscadas en territorio mexicano.
En la lista se menciona a Rosario Pérez, “La Pelos”, quien tendría una organización dedicada al secuestro, ubicada en la Ciudad de México.
Otra de las más buscadas jefas del hampa es Enedina Arellano Félix, quien supuestamente estaría al frente de una fracción de ese cartel de las drogas, que se mantiene con mayor presencia tras la detención de su hijo Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”.
