Al enterarse de que la adquisición de aviones rusos era una opción viable para México, el gobierno de Estados Unidos, todavía bajo las ordenes del presidente George W. Bush, le “torció el brazo” al gobierno mexicano.
Esto se encuentra evidenciado en el cable diplomático 07MEXICO380_a publicado por Wikileaks, en donde se revela que ante el intento de la Secretaría de Marina por modernizar su flota aérea, desde 2005 la dependencia contempló diversos tipos de aviones cazabombarderos, especialmente los de fabricación rusa Sukhoi 27 SKM, cuyo precio unitario es de 30 millones de dólares aproximadamente.
Distintos especialistas en materia de defensa aérea concordaron en que se trataba de una buena compra. Sin embargo, en el cable diplomático enviado por el embajador Antonio Garza, aseguró que le había expresado al embajador Arturo Sarukhan, al secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, a la canciller Patricia Espinosa, al secretario de Economía Eduardo Sojo y al secretario de Hacienda, Agustín Carstens, la preocupación de los Estados Unidos por la compra de dichas aeronaves.
Los funcionarios norteamericanos aseguraron que esa adquisición “no solo era muy costosa, sino que también complicaría la cooperación en seguridad de América del Norte, sin elevar las capacidades de defensa mexicanas”, dicta el cable.
Un claro mensaje de la oposición del gobierno estadounidense por la compra de la flota aérea rusa. De acuerdo a versiones extraoficiales, Estados Unidos tiene la intención de transferir una flota de aviones cazabombarderos F-16 usados a la Fuerza Aérea y la Marina mexicanas.
Pero la compra para la modernización de las capacidades aéreas de la Marina fue cancelada, asegura el cable.
La inminente renovación de la flota aérea de aviones cazabombarderos en la Fuerza Aérea Mexicana ha abierto el debate sobre cuál sería el tipo de aeronave ideal.
Esa discusión lleva años dentro de la Sedena y al parecer es un cuento de nunca acabar.
Los intereses son muchos. Por ello que el cabildeo a favor de diferentes empresas ha retrasado el proceso de renovación.
También la falta de seriedad de la Comisión de Defensa en Cámara de Diputados, aunada a la falta de planeación de lo mandos militares y la marginación de la Fuerza Aérea Mexicana entorpecen lo que es sin duda un activo estratégico de la seguridad nacional.
La Secretaria de Marina Armada de México (Semar) ha determinado que es fundamental que la dependencia cuente con capacidad aérea de intercepción. Es decir, con aviones cazabombarderos modernos que cumplan con las necesidades estratégicas del país.
Es por eso que la retórica sobre la importancia de proteger el espacio aéreo lleva más de seis años y nada aún ha pasado. En los primeros años de la administración de Felipe Calderón la Semar inició un análisis táctico sobre las opciones de aviones caza que podrían obtener.
Los especialistas en Fuerza Aérea llevaron a la mesa, entre otros, al famoso avión estadounidense Lockheed Martin F-16 y una opción que parecía complacer a los mando de la Marina en precio y calidad; la aeronave rusa Sukhoi 27.
Cielos indefensos
Pese a que existe información técnica clasificada, que no es dada a conocer por razones de seguridad nacional, se puede observar rezago en algunas de la capacidades de defensa que son públicas. Especialmente lo que concierne a la Fuerza Aérea de México.
Los aviones cazabombarderos, son aeronaves de caza también capaces de atacar objetivos en la superficie terrestre, buques incluidos, por lo que está preparado para utilizar, además de armamento aire-aire, armamento aire-tierra y aire-mar.
Se diferencia de un avión de ataque a tierra, como lo son los famosos bombarderos B-2, en que el cazabombardero mantiene todas las capacidades de un caza.
El F-5 (Tiger II) es uno de los rezagos de mayor importancia para el sistema estratégico de defensa mexicano.
En 1982, al inicio de la administración de Miguel de la Madrid, una flota de 12 aviones Northrop F-5E/F arribaron a México.
Denominados Escuadron 401, los aviones datan de los años 60 y actualmente se presumen que de los 10 que sobraban solo 5 están operativos y pese a los intentos de modernización no cuentan con capacidad de intercepción de una aeronave enemiga.
La aviónica del avión es parcialmente electrónica y cuenta con un rada de corto alcance. Aunque dicho radar solo estaría operativo en 3 aeronaves, de acuerdo a versiones extraoficiales, y el sistema de armas del caza no está operativo.
El intento de renovación de la flota aérea de la Fuerza Aérea Mexicana y el intento de dotar a la Marina Armada de México con aviones cazabombarderos modernos se ha visto frustrado.
Se sabe que las fuerzas armadas contemplan como posibilidades de compra aviones como el F-16 estadounidense, aunque para muchos se trate de una máquina que ya va de salida, los Su-27 o 35 rusos, el sueco Gripen-39 o inclusive el francés Dassault Rafale.
Por lo pronto el tiempo sigue pasando y la renovación del equipo necesario para proteger el espacio aéreo mexicano sigue congelado. Y con ello manteniendo abierta una brecha de la seguridad nacional.