Hace 27 años nació Dolly, el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta. El nacimiento de esta oveja en 1996 sacudió el debate público sobre la bioética, las nociones religiosas sobre la vida y cuáles son los límites de la ciencia.
Dolly abrió oportunidades en la edición genética para la medicina regenerativa que hoy permite desarrollar grupos celulares e incluso tejidos susceptibles de ser sustituidos para reparar órganos afectados.
Este animal fue sacrificado debido a una enfermedad progresiva pulmonar y, aunque no se pudo comprobar la conexión entre su muerte prematura y su condición de clon, tampoco pudo descartarse.
El dilema ético de la clonación se trasladó al cine en 1993 con Jurassic Park, cuyo debate central tiene lugar en una comida antes del fatídico recorrido en las camionetas.
El Dr. Ian Malcolm le echa en cara al dueño del parque, John Parker Hammond, su falta de humildad ante la naturaleza y su irresponsabilidad frente al poder genético. Este matemático especializado en la teoría del caos espeta que se preocuparon tanto en si podían clonar dinosaurios que no pensaron en sí debían hacerlo.
Este tipo de ejemplos son recurrentes en las conferencias, debates y foros organizados por el Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), un órgano consultivo y de apoyo para la conciencia científica en donde se analizan aspectos como la aplicación de la inteligencia artificial, la bioingeniería, el uso del conocimiento generado por pueblos originarios, el bienestar animal y la Tanatología, entre otros.
La Facultad de Medicina de la UAEMéx obtuvo el registro para la integración del Comité de Ética en Investigación que otorga la Comisión Nacional de Bioética, lo cual confirma que sus proyectos académicos se realizan bajo principios éticos de protección a los derechos y la dignidad humana.
Adicionalmente, la Facultad de Medicina de la UAEMéx cuenta con un Comité de Bioética cuyo objetivo va más allá de aspectos meramente científicos, pues busca la formación y consolidación de los principios de efectividad, afectividad, cortesía y respeto a la autonomía de los pacientes en la práctica médica.
Por este motivo, este comité fue reconocido por el Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría de Salud estatal y el Instituto de Salud mexiquense, que resaltó la trayectoria durante dos años en la implementación de una cultura bioética basada en los derechos humanos entre las y los trabajadores de la salud para regular, en primera instancia, la relación médico-paciente o personal de salud-paciente, y, posteriormente, los dilemas implícitos en la toma de decisiones, como el final de la vida, los cuidados paliativos y las últimas voluntades.