Benito Juárez y su paso por tierras de Nuevo León
Luis Alberto García, especialista de la UDEM, mostró el legado que dejó el Benemérito de las Américas, en el marco de la conmemoración de su natalicio
Mónica Patricia Zúñiga MartínezEn el marco del natalicio del Benemérito de las Américas, el especialista y catedrático de la UDEM, Luis Alberto García recuerda el legado y paso por Nuevo León de Benito Juárez, uno de los impulsores de las Leyes de Reforma, figura clave del turbulento siglo XIX mexicano y presidente de la República restaurada tras el Segundo Imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo.
El profesor e investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UDEM dijo que en el marco de su natalicio este próximo 21 de marzo, es importante recordar su paso por el Estado y aprender de su legado, ya que Benito Juárez hizo de Monterrey la capital de su gobierno itinerante durante algunos meses.
Archivos del especialista señalan que el mandatario de origen zapoteco pisó tierras neoleonesas en 1864, en tiempos de la Intervención Francesa y Juárez iba en plena huida hacia el norte, necesitaba recursos y reconocía que el lugar donde podía encontrarlos era en el Estado que en aquel entonces abarcaba Nuevo León y Coahuila porque estaban unidos.
La riqueza de esta tierra estaba fuertemente relacionada con la Guerra Civil en Estados Unidos. La Confederación Americana, compuesta por los estados sureños, enfrentaba un problema: el feroz bloqueo naval de sus adversarios imposibilitaba que los barcos cargados de algodón -vital para su economía- zarparan a Europa.
“¿La solución? Enviar la valiosísima fibra textil a México, donde encontró salida al Viejo Mundo por los puertos del Golfo. Así, Nuevo León llenó sus arcas con el dinero de las aduanas. En este contexto, Juárez llegó a Santa Catarina el 11 de febrero de 1864 y pasó la noche ahí antes de entrar a Monterrey, porque en ese entonces eran poblaciones aisladas y no parte de una zona metropolitana como ahora”, apunta el especialista de la UDEM.
Luis Alberto García añadió que Benito Juárez vino con el objetivo de entrevistarse con Santiago Vidaurri, en aquel entonces poderoso gobernador de Nuevo León.
“No sabemos exactamente qué pasó en este encuentro del 14 de febrero, pero es indudable que terminó mal. Unos dicen que Vidaurri no quiso entregar los recursos de las aduanas, otros que Juárez simplemente no supo ceder en sus intenciones. Unos más afirman que la cólera de Juárez era tanta que cayó enfermo por días”.
Regresando a Saltillo, el 5 de marzo declaró a Vidaurri traidor, obligándolo a encontrar refugio en Texas, y el 3 de abril retornó triunfante a un Monterrey ocupado por fuerzas leales a él. Pero la alegría de asentarse en esta capital duró apenas cuatro meses: presionado por la tensa situación diplomática con Estados Unidos y la incursión de las tropas francesas en la región, abandonó la ciudad el 15 de agosto de 1864.
El catedrático indicó que a las y los mexicanos les contaron el final de la historia en las aulas: el Benemérito de las Américas eventualmente emergerá como uno de los triunfadores del complicado capítulo de la historia nacional.
“Era un hábil político. Sí, batalló con Vidaurri, pero supo mover mejor las piezas en el tablero de ajedrez político y ganó. Tuvo la visión para reconocer que la presencia francesa sería fugaz y la esencia del juego era resistir, resistir y resistir”.
Finalmente, el investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales invitó a que en su natalicio la sociedad conozca más del periodo en general, ya que por un lado Benito Juárez fue una figura que consolidó al país, y desde la perspectiva neoleonesa, su enemigo Vidaurri fue una figura que marcó el comienzo de una época de bonanza, de gran auge económico del estado.
El choque de los dos hombres y la presencia de Juárez en Monterrey trajo, por primera vez, un protagonismo de la región noreste en la historia nacional, concluyó.