Buscan energía entre la basura
Con la basura, el gobierno de Miguel Ángel Mancera pretende aterrizar un millonario proyecto que ponga en marcha dos plantas, una de biodigestión y la otra de termovalorización, que permitan generar la energía suficiente para mover al Metro.
Icela Lagunas
Con la basura, el gobierno de Miguel Ángel Mancera pretende aterrizar un millonario proyecto que ponga en marcha dos plantas, una de biodigestión y la otra de termovalorización, que permitan generar la energía suficiente para mover al Metro.
A pesar del difícil momento económico por el que atraviesan las finanzas de la Ciudad de México, si se concreta el recorte presupuestal planteado por la Secretaría de Hacienda, el gobierno capitalino trabaja para poner en marcha el próximo año las dos plantas de tratamiento de basura.
Además, de concretarse el plan, la Ciudad de México dejaría de padecer los amagos del Gobierno del Estado de México respecto a cerrar en cualquier momento los tiraderos en los que la capital deposita casi 9 mil de las 13 mil toneladas diarias que genera.
Jaime Slomianski Aguilar, titular de la Agencia de Gestión Urbana, es el responsable de echar a andar el proyecto que pretende aprovechar las miles de toneladas de basura que se pierden sin explotarse en los rellenos sanitarios del Estado de México.
Según este ambicioso plan, la energía que se obtendría a partir del procesamiento de basura serviría para mover al Sistema de Transporte Colectivo Metro, por lo que ya no se necesitaría la que actualmente le pagan a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
“Enterrar la basura ya no es una opción en la ciudad ni el Estado de México”, apunta Slomianski Aguilar en entrevista.
Acelerada descomposición
La Agencia de Gestión Urbana busca opciones para el financiamiento de las dos plantas, que emplean tecnología distinta.
El biodigestor, explica Jaime Slomianski Aguilar, está diseñado para trabajar con la basura orgánica que en promedio tarda siete años para descomponerse de manera natural.
“Con esta tecnología la descomposición se acerca a 21 días; la deshidratamos, obtenemos el gas metano y lo usamos para generar energía a partir de un proceso en seco continuo y en cámaras cerradas.
“Mientras que la segunda planta, la de termovalorización, va enfocada a tratar la basura inorgánica, sin embargo permite también la mezcla con orgánica”, detalla el funcionario.
Slomianski Aguilar se prepara para defender las bondades del uso de una planta de esta naturaleza y las posibles críticas de algunos grupos ambientalistas.
Que alegan los efectos nocivos de los gases cuando se lleva a cabo el proceso de combustión de la basura.
“Es una cabina cerrada, se genera un proceso de biodigestión, se quema y las paredes de la cámara tienen agua que se vaporiza y con vapor de alta presión generas energía”, detalla.
Refiere que existen más de mil 300 plantas de termovalorización que funcionan en el mundo, incluso en algunos de los países más estrictos en el tema de regularización ambiental, como Suiza y Alemania.
“Estas plantas operan porque ya hay tecnología para manejar esos gases”, asegura.
Buscan terrenos
Para echar a andar el proyecto, la Agencia de Gestión Urbana (AGU) tiene en la mira un predio de aproximadamente 6 hectáreas que pertenece al Gobierno de la Ciudad de México, pero que ocupa la delegación Iztapalapa para guardar enseres de servicios urbanos.
Al respecto, Jaime Slomianski Aguilar explica que dicho terreno no se descarta aún para que sea la sede de una de las plantas de tratamiento.
Sin embargo están en búsqueda de otras dos opciones.
El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, detalló el pasado fin de semana que antes de un mes estará lista la convocatoria para participar en la inversión.
Fuente de conflicto y contaminación
El qué hacer con la basura ha sido un problema que se viene arrastrando de administraciones pasadas en la Ciudad de México.
Recientemente el tema alcanzó otro nivel cuando una crisis política entre el Gobierno de la ciudad y el del Estado de México se convirtió en otra de tipo ambiental, pues Eruviel Ávila cerró los depósitos de aquella entidad a los desechos provenientes de la capital.
“El jefe de Gobierno me encargó entender el tema de la basura por tres motivos, la primera fue para poner en marcha una política responsable pues aunque se lleven a rellenos sanitarios de particulares, cubierta y cumpliendo con toda la Norma, no dejamos de contaminar”, desglosa Slomianski Aguilar.
El traslado de las casi 9 mil toneladas de basura diarias al Estado de México implica además mover muchos tráileres que contaminan en el trayecto y con un gasto importante para las finanzas capitalinas.
“Dos, aunque estemos tratando la basura con metodología aprobada con rellenos sanitarios, el manejo de los lixiviados y las distintas capas para que no se escape el gas metano dependen del operador del relleno sanitario”.
Y el tercero, abunda el funcionario, es porque la Ciudad de México merece tener autonomía en el manejo de la basura que generan sus ciudadanos y quienes vienen a trabajar a la capital.
“No podemos depender de nadie, de ningún otro actor”, señala en relación al ya conocido conflicto que ocurrió entre el Edomex y la capital en torno a la basura.
“¿Qué pasaría si nos cierran, qué vamos a hacer con 8 mil 500 a casi 9 mil toneladas diarias que se llevan a los rellenos del Estado de México?
“¿Qué pasaría en dos semanas?, habría un problema tremendo pues se acumularía en las calles y
los propios recolectores de basura serían insuficientes”, augura el titular de la Agencia de Gestión Urbana.
El plan de los residuos
Las plantas que proyecta el gobierno de la CDMX para reciclar la basura en energía:
> En promedio, la basura orgánica tarda siete años para descomponerse de manera natural.
> La planta biodigestora trabaja con basura orgánica y acorta en 21 días el tiempo de su descomposición.
> La tecnología usada deshidrata la basura y obtiene gas metano.
> El gas metano se emplea para generar energía a partir de un proceso en seco continuo y en cámaras cerradas.
> La planta de termovalorización trabaja en especial con basura inorgánica, y también mezcla desechos orgánicos.
> El proceso se realiza en una cabina cerrada donde se genera un proceso de biodigestión al quemarse la basura.
> Las paredes de la cámara tienen agua que se vaporiza y con vapor de alta presión genera energía.