Hoy presentan el proyecto de regeneración del Barrio Antiguo, pero sin inversión las autoridades estatales y municipales están provocando la especulación en la zona.
Y es que con la inseguridad, muerte y violencia que hubo en este sitio de Monterrey desde 2010, los negocios, en su mayoría antros, quedaron en la ruina y en el abandono.
Así que ante los constantes anuncios del Gobierno del Estado y del Municipio de Monterrey para restablecer el barrio, ahora los vecinos se quejan de que inversionistas y grandes firmas aprovechan para hacer ofertas de compra de las casas y locales a precios exageradamente bajos.
Todo con el argumento de que el Barrio Antiguo continúa siendo un sector de conflicto y violencia.
De hecho, la zona está convertida en un caldo de cultivo para “coyotaje” especulativo.
Carece de vida más del 50 por ciento del sector, hay calles enteras como José María Morelos y Pavón que lucen en renta, con grafiti o abandonadas.
Y según los vecinos el “coyotaje” apenas empieza.
Porque ante la depreciación y los proyectos que preceden a la especulación, los precios de un lugar considerado histórico están por los suelos.
El titular del Instituto Municipal de Planeación Urbana y Convivencia (Implanc), Gabriel Eugenio Todd, califica al “coyotaje” como parte natural del proceso de reactivación de la zona.
““Lo veo normal cuando salen declaraciones, cuando hay anuncios, pues en esa cuestión se da que vengan estas actividades”, dice Todd.
El plan rector del proyecto es elaborado por la Secretaría de Desarrollo Sustentable, donde el titular es Fernando Gutiérrez, en conjunto con el Implanc que dirige Gabriel Todd, y contempla restaurantes, museos, tiendas e incluso antros que sólo podrán estar ubicados en un área delimitada.
Las calles que se planean cerrar son Morelos, Abasolo, Guillermo Prieto y Mina. En ellas las autoridades pretenden instalar plumas para que los residentes puedan seguir transportándose a sus casas en automóvil.
Y el sentido peatonal empezará a aplicarse sólo los fines de semana para medir la reacción de los ciudadanos.
El proyecto de regeneración del Barrio Antiguo sería el segundo intento de rescate para la zona.
La diferencia es que el primero, el cual se llevó a cabo en 1994, estuvo enfocado en la restauración arquitectónica y remodelación, en ampliar e introducir servicios subterráneos para salvaguardar el legado histórico.
Mientras que el reto para el actual plan es reorganizar el área con proyectos sociales y no solamente físicos, que den confianza y autoestima al ciudadano.
El arquitecto Oscar Martínez, autor del libro Encuentros con el Barrio Antiguo de Monterrey, atribuye la decadencia y la caída del sector a la violencia, pero también a la falta de respeto al uso de suelo.
“El control legal se perdió, se fue haciendo mucho más permeable el otorgamiento de permisos para los antros, fueron muy evidentes.
“Los vecinos también se fueron saliendo porque también el ruido , la insistencia de ciertos giros nocturnos, fueron haciendo muy difícil que la gente pudiera vivir ahí con tranquilidad”, explica el arquitecto Martínez.
Vecinos del Barrio comparten dudas
Mientras que las autoridades anuncian el proyecto de regeneración del antiguo núcleo urbano de la ciudad, los vecinos se quejan de la falta de diálogo y acercamiento con ellos.
Los ajustes para el rescate aún no han sido consensuados con los miembros de la Junta de Protección y Conservación, ni con los residentes.
No les han presentado planos, ni información sobre las especulaciones que rondan en torno al tema de la reinvención del Barrio Antiguo.
Y es que a pesar de que el gobernador Rodrigo Medina declaró que todo el proyecto será consensuado con los locatarios y residentes, el diálogo formal no se ha hecho.
Mariano Núñez González, miembro de la Junta de Protección y Conservación del Barrio Antiguo, menciona que no ha habido ni una sola reunión por parte de las autoridades con los vecinos para el planteamiento del proyecto.
Lo que más preocupa a los residentes y locatarios es el tema peatonal, ya que es un factor que podría cambiar su estilo de vida.
Para Anadelia Leal Flores la preocupación fundamental es la entrada y salida, si es que cierran las calles.
Por otro lado, los encargados del Bazar La Paloma se resisten al proyecto peatonal del Barrio Antiguo.
Argumentan que la gente no los vendría a visitar si se trata de caminar bajo el sol.
Y para el vecino Jaime Zapata, quien vive con su familia y dos señoras de la tercera edad, le preocupa el traslado hasta su casa.
En lo general, para los vecinos el plan de cómo va a proceder el proyecto de regeneración es de dudas e incertidumbre.
Involución en el sector
La identidad cultural de la ciudad regiomontana quedó sepultada con el abandono del Barrio Antiguo tras la ola de violencia y muerte que desde 2010 creció en la ciudad.
La vida nocturna y turística de Monterrey se reubicó al municipio de San Pedro, donde se sigue presumiendo el blindaje y los índices de violencia más bajos en el estado.
De forma que Barrio Antiguo, caracterizado por los antros y bares, se transformó en zona de conflicto, homicidios y abandono.
De los 400 lotes que se extienden desde el Museo Marco hasta la calle Padre Mier, el 50 por ciento está con grafiti, abandonado o en renta.
El resto de los vecinos que aún residen en el área narran las experiencias de los encuentros con Los Zetas para el cobro de piso.
En un recorrido de noche, puede apreciarse que hay varias calles que carecen de alumbrado.