Bares, la nueva pugna
Los recientes operativos en bares y restaurantes en el Centro Histórico han terminado en la clausura de una veintena de éstos y abierto un frente entre empresarios y autoridades. Los primeros acusan abuso de autoridad y los segundos irregularidades
Erick MirandaLa nueva disputa en la Ciudad de México tiene como escenario las calles del Centro Histórico.
Restauranteros y autoridades capitalinas están enfrentadas luego de que en el último mes al menos 20 comercios mercantiles fueran clausurados en vialidades de esta zona de la capital derivados del Bares, operativo “La noche es de todos”, el cual busca que establecimientos funcionen bajo las nomas establecidas en la Ley.
En al menos dos operativos, los días 15 y 28 de febrero, diferentes comercios de las calles de Regina, San Jerónimo y el Callejón de Mesones fueron cerrados por elementos de Seguridad Ciudadana, Policía de Investigación y personal del Invea, por lo que los locatarios se sintieron amedrentados, ya que uniformados portaban armas largas en la intervención.
Las acciones, que terminaron en la clausura de 20 locales comerciales, se debieron a irregularidades y quejas vecinales, ya que en la zona suele presentarse un ambiente de inseguridad y molestia entre residentes y vecinos, explica en entrevista Dunia Ludlow, coordinadora general de la Autoridad del Centro Histórico (ACH).
“Por protección de todos se iniciaron los procedimientos institucionales para que a partir de ese camino se puedan revisar los puntos que se tienen que subsanar con diferentes dependencias, además de que se pueda brindar un acompañamiento para que no haya abusos, omisiones o la prolongación de un conflicto por ninguna de las partes”, agrega.
Aunque este tipo de acciones ha causado molestias en ambas partes, añade Ludlow, hay un reconocimiento de que en la zona se vive un entorno problemático con los vecinos y dicha situación es la que se busca revertir. Hasta el momento, la ACH tiene conocimiento de que solo tres interesados se han acercado para someterse a una nueva regularización, tanto en materia de protección civil como de convivencia vecinal.
En el Corredor Cultural de Regina se pueden ver cortinas de comercios cerrados y sellos de “Suspensión de Actividades”. También hay un ambiente de inquietud entre locatarios, ya que no descartan nuevas inspecciones a cargo del Invea que podría perjudicarlos con nuevos cierres.
Ángelo Farfán, vocero de La Fuerza de Restauranteros de dicha calle, asegura que durante los operativos del mes pasado hubo mucho abuso de parte de la autoridad, ya que los agentes llegaron de modo violento a intimidar de manera directa con armas de fuego a todos los comensales que se encontraban presentes, lo cual provocó que el caos se apoderara de la zona.
Aunque sí se han presentado quejas por parte de vecinos por conflictos con visitantes, los comercios también ayudan a que cualquier persona pueda ir y venir por la noche, ya que la presencia de usuarios como del personal de seguridad da una mayor confianza e incluso estos últimos han apoyado a personas y vecinos en incidentes, dice.
Tras manifestarse por casi 3 horas y media el pasado jueves, autoridades capitalinas accedieron a establecer una mesa de diálogo para que esta semana se revise de manera particular la situación de todos los comercios afectados con los documentos respectivos en la mano, indica el vocero.
“Legalmente todos vamos a poder abrir porque tenemos la oportunidad de ganarle al Invea, ya que sus diligencias siempre las han hecho mal y en este caso no fue la excepción y de ello tenemos pruebas. No obstante, si no se respetan nuestros derechos bajo la ley no descartamos la vía de la movilización cuantas veces sean necesarias, además de demandas y amparos”, advierte.
Temen más revisiones
Los operativos en los centros nocturnos no solo dañan a los dueños y a los trabajadores, sino también afecta a los clientes, explica Ismael Rivera, presidente de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos (Anidice).
“Si bien los operativos sirven para regularizar nuestra actividad, sirven para inyectar miedo e incertidumbre a la industria, ya que recaen en actos de presión que llegan a estigmatizar a los sitios involucrados, por lo que es preocupante que puedan darse en condiciones turbias y se extiendan a más lugares”, dice.
En 2011 la Ley de Establecimientos Mercantiles cobró vigencia en la capital, pero nunca ha sido respetada en cuestiones de reglamento, horario o afectaciones, lo que es un gran pendiente que el Gobierno de Claudia Sheinbaum deberá afrontar, dice.
“Para incentivar una mejor convivencia entre todas la partes debe de crearse un reglamento único que se aplique sin excepciones, y en caso de incumplimiento que se establezcan sanciones que no puedan mediarse con corrupción”, dice.