El municipio de Monterrey avanza en el proyecto de reforestación de la Alameda Mariano Escobedo con la plantación de más de 300 árboles y la introducción del sistema de riego, así como el retiro de árboles ya secos.
A través de la Secretaría de Infraestructura Sostenible, con apoyo de cuadrillas y maquinaria de la Secretaría de Servicios Públicos, se lleva a cabo la plantación de 384 especies nativas de la región como: colorín, anacua, alamillo, ébano, anacahuita, olmo, varios tipos de encinos, tronadora, álamo y brasil.
Actualmente ya se llevan 149 árboles plantados y se retiraron 124 árboles muertos o algunos que tenían plagas, los cuales fueron previamente analizados por expertos y se determinó su retiro.
Entre las especies que fueron retiradas están fresno, sombrilla japonesa, álamo sicomoro y encino.
En la zona las cuadrillas trabajan por cuadrantes, por lo que primero se instala el sistema de riego, donde se elabora el encharcado en cada árbol; posteriormente, se realizan las podas de saneamiento y altura, y finalmente se lleva a cabo reforestación y podas formativas.
El proyecto de reforestación de la Alameda de Monterrey se determinó luego del deterioro que presentó la icónica plaza por la sequía que azotó a Nuevo León en años previos.
Como parte del programa “Revive el Centro”, la intervención incluye la reforestación con árboles de la región, la mejora del suelo y la preservación de la fauna, principalmente aves, para recobrar la zona como punto de paseo y reunión familiar.
Entre las primeras maniobras que se realizaron fue en el cuadrante más afectado por la sequía donde se retiraron 46 árboles muertos o enfermos.
El municipio informó que los árboles que serán plantados provienen de las llamadas “compensaciones ambientales” que realizan personas físicas o morales cuando solicitan permisos de construcción a la Seduso.
Brenda Sánchez Castro, secretaria de Desarrollo Urbano Sostenible (Seduso), informó que la reforestación de la Alameda se basa en estudios realizados por especialistas, con asesoría de la asociación civil ‘Civitas’ y el Fondo Ambiental Metropolitano (FAM) que a su vez recibió un análisis técnico por parte de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL.