De acuerdo con lo observado por el Consejo mediante el programa Di Sí a la Vida, la depresión profunda se coloca como antesala de la ideación, planeación y tentativa suicida. Foto: Especial

Atención al suicidio, prioridad inaplazable

La búsqueda de apoyo ante pensamientos suicidas ha aumentado en los últimos años, sin embargo, la comisión de estos actos también ha ido al alza, por lo que organizaciones civiles señalan la urgencia de atender y prevenir este problema de salud pública

En México, entre 2020 y 2023, 22 mil 729 personas que habían planeado o intentado suicidarse desistieron de hacerlo tras solicitar ayuda y recibir atención psicológica especializada.

Estas cifras, compartidas por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México (CDMX), y que se derivan del programa Di Sí a la Vida, dan luz sobre el impacto que las políticas públicas en favor de atender la salud psicoemocional tienen sobre la población.

Sin embargo, el trecho para disminuir el índice de suicidios, descrito en la “Guía de Prevención del Suicidio 2022” del Gobierno federal como un problema social y de salud mental que puede afectar a cualquier persona sin importar su edad, género o condición socioeconómica, aún es largo.

En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio 2023, que se conmemora cada 10 de septiembre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) precisó en un comunicado que, a nivel nacional, la tasa de suicidios aumentó, de 5.3 por cada 100 mil habitantes (6 mil 494) en 2017, a 6.3 (8 mil 123) en 2022, lo que equivale a un alza de mil 629 suicidios en ese lapso.

Añade que la tasa promedio de suicidio según sexo, en el periodo de 2017 a 2022, fue de 9.9 hombres por cada 100 mil, y de 2.1 mujeres por cada 100 mil.

“Esta diferencia entre sexos ha sido constante. Para 2022, la tasa de suicidio en hombres fue de 10.5 por cada 100 mil, en tanto que en mujeres, fue de 2.3 por cada 100 mil. Los datos anteriores se traducen en que ocho de cada 10 fallecimientos por suicidios (81.3 por ciento) ocurren en hombres y dos de cada 10, en mujeres (18.7 por ciento)”, menciona el documento.

Resultados en la labor preventiva

“La salud psicoemocional tiene vinculación con elementos biológicos, de contexto y de carácter social; es la parte central de una agenda que había sido ignorada, sobre todo antes de la pandemia; y es fundamental en la identidad social, política, colectiva y comunitaria de las personas.

“Es imposible no advertir que la ausencia de salud psicoemocional, entiéndase depresión profunda y suicidio, no puede estar fuera de las prioridades de las políticas públicas y de la atención de empresas, escuelas públicas y privadas, de las familias y los partidos políticos”, explica a Reporte Índigo, Salvador Guerrerro Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX.

De acuerdo con lo observado por el Consejo mediante el programa Di Sí a la Vida, la depresión profunda se coloca como antesala de la ideación, planeación y tentativa suicida, por lo que, desde 2020, se han enfocado en atender a las personas que han expresado con palabras, acciones o a través de otras personas que se encuentran en alguna de esas etapas.

De las 22 mil 729 personas que recibieron atención a través de la Línea de Seguridad y el Chat de Confianza, 71 por ciento se identificaron como mujeres y 29 por ciento como hombres; y el 48 por ciento expresó tener entre 18 y 31 años.

“Los principales motivos que nos indican es 20 por ciento desesperanza (36 por ciento hombres, 64 por ciento mujeres); 11 por ciento problemas de pareja (40 por ciento hombres; 60 por ciento mujeres); 11 por ciento problemas familiares (23 por ciento hombres, 77 por ciento mujeres); ocho por ciento depresión (33 por ciento hombres, 67 mujeres)”, comenta el funcionario.

Añade que el Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Veracruz y la Ciudad de México son las entidades en donde se han registrado más solicitudes de apoyo.

Romper el silencio, el primer paso

Salvador Guerrero Chiprés afirma que actualmente las y los jóvenes tienen una mayor conciencia de la importancia de cuidar su salud psicoemocional, lo cual permite el abordaje y visibilización de los problemas relacionados a esta.

“Sí llegó a haber, durante décadas o siglos, una especie de satanización de aquellos que éramos mujeres u hombres más débiles, entonces no podíamos hablar de lo que sentíamos, teníamos que fingir que estábamos muy contentos.

“Ahora eso no existe, entonces, al desmontarse el muro del silencio, de la vergüenza, respecto de nuestra salud psicoemocional, se abre la oportunidad de que haya intervención institucional, solidaridad familiar, una preocupación de nuestros padres, de nuestras familias, en el trabajo”, comenta.

De este modo, dirigiéndose a aquellas personas que transitan por un periodo de depresión, manifiesta “no estás solo ni sola, te podemos acompañar, a ayudar a identificar el problema. Estamos dispuestos a platicar, a preguntar y escuchar, también fortalecer la red de apoyo”.

Comenta que, ante la aparente evidencia de que hay poca capacidad institucional para atender la salud psicoemocional de las personas, hay que buscar alternativas como dialogar con otras personas, ser solidarios e identificar señales de alerta en quienes nos rodean.

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