Acapulco, la “descolorida ciudad de resorts” es ahora un símbolo de cómo se disparó la violencia en México y ante ello, el diario estadounidense The Washington Post la catalogó como “la capital del asesinato” en el país.
Antes la ciudad preferida turística para famosos, ricos y figuras internacionales, ahora se convirtió en un centro de extorsión y lucha entre bandas delincuenciales, de acuerdo con el reportaje presentado.
Según registran, los taxistas deben otorgar pagos semanales a delincuentes en distintos puntos acordados con al menos 20 grupos remanentes del cartel de Acapulco que aún operan y que fueron identificados como “el 221” o “Los Locos”.
Durante los cinco últimos años, Acapulco ha sido la ciudad más mortífera en el país, principalmente en aquellos barrios que los turistas no alcanzan a visitar. Asimismo, señaló que la violencia escaló de nuevo desde 2014 que hasta ahora casi 2 mil establecimientos han cerrado en los últimos cinco años por extorsión, incluso franquicias internacionales como Hooters y Hard Rock Cafe.
Uno de los problemas que señala el trabajo periodístico, es que ahora son bandas delincuenciales las que operan y se diferencian de los cárteles por actuar de manera más independiente a tal grado, que algunos habitantes se quejan de pagar “derecho de piso” a dos o tres grupos diferentes. No conformes, algunos asesinatos son propiciados por confusiones entre miembros de bandas .
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Ante esto, el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, dijo que el reportaje de The Washington Post es parte de una “estrategia de desprestigio” para evitar la llegada del turismo.
En general
El 2017 sigue siendo en el que más asesinatos han ocurrido desde el 1997; entre enero y julio, las personas víctimas de este delito hubieran podido llenar una vez y media el Auditorio Nacional.
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Comparadas las cifras con el mismo periodo del 2016, se observa un incremento de 27% de ejecuciones; de las cuales, 6 de cada 10 se cometen con un arma de fuego.
El estado de Guerrero mantiene la segunda tasa de homicidios más alta del país con 37.48. aunque esta cifra es un 6% menor a la que registró en 1997, el 2012 tuvo su pico más alto de asesinatos, cuando 66 guerrerenses fueron asesinados por cada 100 mil habitantes.