“Valió la pena estar formada por más de cuatro horas”, grita Sofía Chávez mientras levanta las manos y un grupo de personas aplaude para sumarse al festejo de la joven de 28 años tras emitir su voto en la casilla especial de la Biblioteca Vasconcelos, en la delegación Cuauhtémoc.
Hasta hace un par de horas esta escena hubiera sido imposible de imaginar, incluso el mismo padre Alejandro Solalinde se dio cita alrededor de las 9 de la mañana en esta casilla, pero al percatarse del desorden que reinaba en el lugar publicó en su cuenta personal de Twitter su inconformidad por el hecho.
La casilla especial de la Biblioteca Vasconcelos, es un desastre: abrió tarde, están desorganizados y la fila es interminable. Las boletas son totalmente insuficientes. Porqué los mexicanos tenemos que ser tan irresponsables y desorganizados? Y las instituciones?
— Alejandro Solalinde (@padresolalinde) 1 de julio de 2018
Sin embargo, fue gracias a la iniciativa de dos mujeres que los ciudadanos en la casilla especial se organizaron para poder votar.
Las responsables de esta calma tienen nombre y apellido: Ligia Garduño y Ema Suárez.
Garduño, originaria de Morelia, Michoacán, comparte que llegó al lugar entre las 7 y 7:30 horas, todo marchaba con normalidad hasta que se percató que el número de personas delante de ella aumentaba.
“Cuando volvimos a contar a las personas en la fila vimos que había una discrepancia de 100 números y esto fue porque se estaban metiendo”, comenta.
Entonces, Garduño le comentó a Ema Suárez, a quien no conocía hasta este día, que sería bueno que les escribieran un número en la mano derecha a las personas formadas con el propósito de mantener un orden y así evitar que se apartaran lugares a quienes llegaron horas después.
La numeración va del 1 al 1,500, que son las boletas disponibles en esta casilla especial
Cuando les comenzaron a explicar el método para organizarse, los votantes reaccionaron de manera positiva y fue así como una kilométrica fila se llenó de números escritos con un plumón morado.
“Somos los mismos ciudadanos los que nos estamos organizando ya que el INE no ha hecho nada para hacerlo. Muchos han agradecido el gesto y su respuesta ha sido muy favorable, sin su cooperación esto no se hubiera logrado”, expone Juárez, originaria de Veracruz.
A los ciudadanos que llegan tarde y que no tienen un número asignado, los mismos votantes que llevan horas formados los presionan para que respeten el orden.
París Jaimes, de Morelia, Michoacán, esperó durante más de cinco horas para poder votar, pero, asegura, la felicidad de hacerlo compensa la larga espera, además de que la voluntad de las personas para mantener el orden demuestra que los mexicanos trabajando juntos pueden hacer un cambio.
“Queremos un cambio y no sólo de mentalidad, queremos que ocurra en todo el país. Si nos podemos organizar en cosas más pesadas como un terremoto, también podemos hacerlo en algo tan sencillo como esto que es un ejercicio cívico con el que todos ganamos”.