La Auditoría Superior de la Federación (ASF), cuyas investigaciones revelaron en años recientes los desvíos de la administración de Javier Duarte en Veracruz o la red de corrupción conocida como “La Estafa Maestra”, se encuentra cuestionada.
El auditor superior de la Federación, David Colmenares, -quien hoy comparece ante la Cámara de Diputados- se encuentra expuesto políticamente después de haber presentado los informes de la Cuenta Pública 2019, correspondientes al primer año de Andrés Manuel López Obrador.
Un informe de la Auditoría en específico, relacionada con los costos de cancelación del NAIM, cuyas cifras fueron mal calculadas, según reconocería la propia Auditoría un día después de su publicación, generó no solamente los cuestionamientos del jefe del Ejecutivo, quien señaló al órgano de actuar por intereses políticos, sino que podría derivar en una investigación de la Cámara de Diputados.
La credibilidad del órgano fiscalizador está en entredicho. Algunos legisladores como el priista Héctor Yunes Landa, ya se han pronunciado por la renuncia del auditor, aunque el propio David Colmenares ha descartado dejar su puesto tras la controversia.
El doctor Edgar Ortiz Arellano, académico de la UNAM y socio presidente de la consultoría Bismarek, considera que la ASF -que depende directamente de la Cámara de Diputados- es un órgano importante para el sistema de contrapesos de los Poderes de la Unión y México está diseñado para tener tres Poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) que se hacen contrapesos entre ellos, así se evita la concentración del poder, que puede llevar a tendencias autocráticas y autoritarias.
“Ha sido un error del auditor Superior de la Federación dar un paso atrás y decir que en todo caso hay errores de carácter técnico. Si había errores de carácter técnico, no debió haber hecho públicas esas auditorías hasta que se revisaran.
“Me parece que ahí el auditor ha claudicado en su función fundamental de la transparencia y rendición de cuentas en aras de conservar su empleo, en este sentido no hay un compromiso, no solamente con su trabajo sino con el país mismo”, explica el experto.
Además, comenta que el primer mandatario del país está en su derecho de cuestionar los datos.
“No es malo estar en desacuerdo, tampoco tiene que aceptar a pie juntillas el presidente de la República lo que diga el auditor Superior de la Federación, y también él está en su derecho de defender su trabajo.
“En particular el auditor, debió de ser una persona muy firme en su trabajo y en su responsabilidad y demostrar fehacientemente que la información que está entregando es verídica y tiene alta capacidad técnica”, explica.
Considera que es poco común, por el nivel de profesionalización y experiencia que tiene el personal de la Auditoría, que exista un error, principalmente en una parte que estaría tan revisada, como lo es el aeropuerto.
ASF Contrapeso necesario
El presidente de México, tiene que respetar estos contrapesos a pesar del error cometido, porque ya no existe la figura del Ejecutivo todopoderoso, como ocurría en los años 70, comenta Ortiz Arellano.
“El presidente está diciendo que la ASF actuó de mala fe, apoyando a sus adversarios políticos. Creo que el presidente debe bajarle a este discurso de la conspiración y también aceptar que tiene deficiencias.”
El experto señala que en el embate contra la Auditoría por parte del mandatario, está presente el conflicto ideológico, pero México no se puede estar reinventando cada seis años o derribar instituciones que funcionan.
“Me parece que hay implicaciones de carácter ideológico. El presidente no quería seguir con un proyecto que no había propuesto él desde su óptica, desde su posición ideológica, era símbolo de las administraciones pasadas de las cuales, él dice, hay un rompimiento total y México se reinventa a partir de su 4T, cosa que es completamente equivocada”, explica.
El respeto de las instituciones y la continuidad de las políticas por parte de los distintos gobiernos garantizan a mediano y a largo plazo que un país sea próspero.