Aves sin vuelo

El pasado viernes 11 de agosto, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) aseguró cientos de ejemplares de perico atolero en el sur de Jalisco. Las especies mostraban claras señales de tortura y modificaciones para evitar su vuelo.

Jonathan Ávila Jonathan Ávila Publicado el
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50,000 - 60,000
Pericos mueren al año en cautiverio, de acuerdo a la Semarnat
La normatividad prohíbe que cualquier ave de esta familia sea sujeta de aprovechamiento extractivo o de comercialización

El pasado viernes 11 de agosto, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) aseguró cientos de ejemplares de perico atolero en el sur de Jalisco. Las especies mostraban claras señales de tortura y modificaciones para evitar su vuelo.

Las 129 aves, conocidas en el argot científico como Aratinga Canicularis, cuales fueron encontradas en cautiverio en el municipio de Zapotlán El Grande, al sur de la entidad. Estos pericos no sólo se encuentran entre los ejemplares más vulnerables del país, también forman parte de una larga lista de especies movilizadas a través de rutas de comercio ilegal.

Según el reporte de la dependencia, 15 de estos ejemplares se encontraban muertos debido a complicaciones de estrés y desnutrición a las que fueron sometidos, ya que la mayoría tenía corto el plumaje de las alas para que evitar su vuelo. Además, se encontró a uno de los ejemplares sin pico.

Esa especie se encuentra contemplada por la Norma Oficial Mexicana (NOM) 059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) como especie nativa de México en categoría de riesgo.

Tras la evidencia de maltrato físico y debido a que no pudo documentarse su procedencia legal, las aves fueron aseguradas de forma precautoria, integrando además una carpeta de investigación, ya que este operativo de inspección se hizo con apoyo de personal de la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Federal.

La normatividad prohíbe que cualquier ave de esta familia sea sujeto de aprovechamiento extractivo o de comercialización. Sin embargo, los loros o psitácidos, como se les conoce a esta familia de especies de ave, son los más afectados por el tráfico ilegal según reconoce la propia autoridad.

De acuerdo con la Semarnat, el 77 por ciento de estas aves no sobreviven al cautiverio y se ha contabilizado que entre 50 y 60 mil pericos mueren al año bajo estas condiciones ilegales.

Pero no sólo por las condiciones de hambre y sed son las causas de que estas aves no lleguen a sus destinos comerciales ilegales, estudios han revelado que algunas fallecen por la exposición a sobredosis de drogas, un nuevo método utilizado para que las aves no hagan ruido.

“Ello se asocia a las nocivas condiciones de captura, acopio, transporte y distribución a los que se ven sometidos. Un porcentaje tan alto de mortalidad también tiene implicaciones fuertes para las 22 especies de psitácidos mexicanos, de los cuales 11 ya se encuentran en peligro de extinción como resultado de la constante presión a la que están sujetas por su alta demanda”, se lee en un cuaderno de divulgación ambiental de la Semarnat.

Las rutas

En este comercio, Guadalajara juega un punto relevante para las tres rutas de distribución:

1. Golfo de México y Sur-sureste

Va de los estados del Sur y Sureste de México hacia el Centro del país, algunos van de Yucatán-Villahermosa y Veracruz, otros en la frontera de Chiapas y Oaxaca, aunque en ambos casos llegan al centro del país, ya sea en Puebla o la Ciudad de México. Para que finalmente, al llegar al centro, se dirijan embarques hacia las zonas metropolitanas de Guadalajara y Monterrey.

2. Vertiente del Golfo, Norte y Centro

Se hace una vía desde Tamaulipas, Coahuila, Zacatecas y San Luis Potosí hacia el centro del país, en donde las aves serán enviadas a las ciudades de Guadalajara y Guanajuato. De esta ruta se conoce que las principales aves de tráfico ilegal son aves canoras, de ornato y rapaces.

3. Vertiente del Pacífico Norte

La distribución ilegal de las aves se hace a través de los estados de Sinaloa, Durango, Nayarit y Michoacán, para después ser trasladas a Guadalajara, en Jalisco, León en Guanajuato y la Ciudad de México. Destacando en esta ruta la presencia de loros y guacamayas, de la misma familia que el perico atolero.

País de origen y distribución

México está catalogado por instancias internacionales como la Interpol y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente como un país de origen y distribución de este tipo de especies silvestres. Sus datos estiman que entre el 4 y el 14 por ciento de las aves ilegales tienen como destino Estados Unidos o Europa.

En este comercio, Guadalajara juega un punto relevante para las tres rutas de distribución que se tienen contempladas: la ruta Golfo de México y Sur-sureste; la ruta vertiente del Golfo, Norte y Centro; y la ruta vertiente del Pacífico Norte, esto, según información del académico Israel Alvarado Martínez en su trabajo ‘Delincuencia organizada ambiental en México, una nueva manifestación criminal del tráfico de especies’.

“La rutas del contrabando pueden cruzar varias fronteras internacionales, y los medios sofisticados de tráfico y ocultación entrañan la participación de un gran número de personas y un alto grado de organización”, destaca Alvarado-Martínez en su estudio.

Aunque, de acuerdo con autoridades de la Interpol, México ya dejó de ser sólo un país de tránsito para convertirse en origen y destino de estas aves que trafican ilegalmente, por lo que las acciones que se deben emprender deben abarcar también el combate a la demanda, compartiendo información relativa a los métodos de tráfico, empresas, personas, transporte y documentación apócrifa con las autoridades mexicanas.

Así lo dijeron en enero pasado, cuando la Interpol ofreció apoyo a la Profepa a través de su Unidad de Seguridad Ambiental, ya que según las cifras, el tráfico ilegal de especies de vida silvestre hace que se generen ganancias anuales que se estiman como superiores a los 23 mil millones de dólares.

De acuerdo con un reporte elaborado por las organizaciones Teyeliz y Defenders of Wildlife, difundido por la Profepa, ha habido una disminución del 24 por ciento del tráfico ilegal de aves, luego de que la Semarnat declarara en 2008 una veda impuesta para el aprovechamiento extractivo de pericos, loros y guacamayas.

La autoridad mexicana expresó que esta disminución es el reflejo de un incremento del 25 por ciento en el número de inspecciones y operativos que se han llevado a cabo para asegurar esta familia de aves. Logrando que con estos monitoreos se puedan llevar a cabo proyectos de conservación de nidos en la costa de Jalisco.

Aunque hoy estas especies vuelven a estar en peligro, con la discusión en el Senado de una iniciativa de Ley General de Biodiversidad que, a decir de organizaciones ambientalistas, se trata de un retroceso para el país, según expresaron entidades como Greenpeace, el Centro para la Diversidad Biológica, el Grupo Ecologista del Mayab, Animal Heroes y el Frente Ciudadano Pro Derecho Ambiental en una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto.

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